Juan acababa de limpiar la pieza, cuando Juliana, su exigente esposa de hermosas facciones pero fuerte carácter, lo llamaba a gritos como todos los días, para que le sirviera el almuercito como ella lo llamaba y cumpliera con sus deberes de hombre, como siempre se lo había impuesto.
Él, después de tener a sus dos hijos tenía sus piernas y articulaciones afectadas y su cuerpo ya no tenía ni un encanto de los que enamoraban a todas las mujeres cuando era soltero y no estaba en condiciones para todos los oficios a los que estaba obligado a hacer; todo por evitar el sentimiento de quedarse sin su familia, ya que desde que era niño solo había aprendido como asear y cuidar los niños de las otras casas, por lo tanto el estudio estaba siempre en segundo plano, que según su padre para poco servía en la vida.

Luego de atender a su esposa, lo único que embargaba la mente de aquel hombre era la manera de comunicarle a su esposa que dentro de unos pocos meses tendría que aumentar el poco dinero que dejaba después de sus noches de tragos con sus amigas, ya que un niño vendría en camino y con él miles de obligaciones más.

La sospecha de Juliana estaba asegurada, su marido tenía un comportamiento demasiado cariñoso hacia ella, porque estaba claro que su matrimonio no se basaba en el amor ,lo que los sostenía juntos era el miedo y los dos hijos que tenían. Por esto trataría de averiguar lo que estaba ocurriendo, ya que no le gustaba ser sorprendida.

Fue una decisión difícil para Juan pero armándose de valor, le dijo que pronto tendrían tres niños en la casa, y en ese momento sintió todo lo que ese temor le producía e imaginó su cara marcada por la mano de la mujer que alguna vez había amado.
Pero los brazos de su esposa se alzaron con la intención de abrazarlo y en ese momento el amor que creía muerto, acabado por el licor y las continuas discusiones, renació de lo más recóndito de su cuerpo y se fundió en un beso.

Mientras todo esto había pasado y por primera vez se habían cambiado los papeles aunque fuera en sus sueños, Juliana esperaba la reacción de su esposo como la había imaginado y deseaba que el amor de un hijo lo hiciera cambiar y ver la belleza de traer un nuevo ser al mundo, pero el con un inesperado golpe como le advirtió mientras ella caminaba en sus sueños, hizo que la esperanza de cambio y su nueva razón de ser murieran.