Como el pájaro que libre
vuela por entre los tejados.
Como la ardilla que alegre
salta de árbol en árbol.
Así ha de ser la vida
ya sea tuya o mía.
Como el pez que fresco
nada por el arroyo.
Como el potro que, entusiasta,
corre a través del viento.
Así era tu vida
y te la han arrebatado.
Como un gato que atento
siempre está al acecho de todo.
Como un buitre buscando un festín
entre restos de sangre y muertos.
Así son ellos,
por eso no los queremos.
Por todo eso, algún día
lograremos encontrar la alegría.
Porque ni ese pájaro, ni ese pez
morirán.
Porque esa ardilla y ese potro
crecerán,
Y porque tú siempre vivirás.
(julio `97)