Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Sueños

Señor de los Sueños

Llegué cansado a mi cuarto, y aburrido de seguir pensando y deseando, me tumbé en mi lecho, esperando encontrar en la oscuridad de mi interior la tranquilidad, y el olvido de la pesadez de mi existencia. Casi había olvidado todo, cuando algo dentro de mí aún se mantuvo atento e inquieto, y quise observar el instante en que cruzaba al mundo de los sueños.
De pronto el peso del cansancio me estaba aplastando, pero no quise rendirme. Me aferré a una idea y a una esperanza que me decían: Espera un poco más y el telón se abrirá. De pronto me sentí como un libro que sutilmente se abría en mí, dividiéndome en dos o más páginas. Mi atención se quedó en la última, pues sentí que en ella, yo empezaba a flotar.
- No voltees y sigue adelante – Escuché una voz glacial y brillante detrás de mí – , y cruza el hueco negro.
Obediente y asustado avancé, buscando un agujero que se abriera ante mí, en medio de la escarlata oscuridad en que me hallaba. El repiqueteo de voces que como agujas llegaban hacia mí, me inducían a pensar que estaba en una caverna; aún así seguí avanzando hasta llegué al hueco negro, y vi que en su centro se hacía luminoso.
- Espera - Escuché de nuevo -. De lo que veas, sólo guarda en tu memoria lo que entiendas; lo que no, abrázalo en tu corazón. Sólo cuando lo resientas, abrirás tus puertas y, caminaras; sabiendo qué hacer y qué no.
Diciéndome esto percibí como un soplido que pasaba a través de mí, haciendo en aquel hueco, círculos más grandes, ampliando su panorama ; y de pronto la luminosidad que se hallaba en su centro comenzó a aclararse mas y más, hasta que pude ver colores, formas, y un lugar de verdes praderas...
- Avanza y crúzalo. Recuerda guardar lo que sientas - Me dijo la voz, al mismo tiempo que sentí un leve empujón.
Crucé aquel agujero y vi un verde valle, donde pastaban libremente diferentes tipos de animales. Toda la tierra era del color del ladrillo y, habían gentes que en carretas paseaban tranquilamente por las alamedas bordeados por grandes álamos. El Lugar estaba iluminado por un Sol que los esmaltaba de un dorado brillo; y el clima tenía como un perfume en el aire como el aroma del jazmín. De pronto encontré un sendero rodeado de helechos y alfombrado de piedrecillas de mármol; caminé en aquella dirección y sentí que entraba al paraíso, las avecillas trinaban como si fuese su hermano y las mariposas de múltiples colores se posaban en mi manos dejándose acariciar por mí. Subiendo la loma más alta vi un castillo al final del sendero; llegué hacia él y toqué la puerta.
- Adelante, la puerta está abierta – Escuché la misma voz.
La empuje tímidamente y vi una mansión, con el piso blanco, con bellos muebles y, grandes lámparas en su techo. Escuché la música de Bach y me sentí más cómodo y tranquilo. De pronto el sonido de muchos aplausos me llamó la atención, volteé y vi a gran cantidad de personas que aplaudían mi llegada; todos sonreían y sus ojos me miraban como si toda la vida me hubieran esperado. Me sentí invitado a pasar a través de ellos y mientras pasaba, me di cuenta que a todos los conocía. Estaba mi familia, mis amigos y enemigos, la gente que sólo había visto alguna vez y, lo que más me sorprendió fue ver a personas con mascaras de colores variados, pensé que ellos eran personas que conocía de oído o había hablado alguna vez de ellos. Al final del camino vi una entrada en forma de arco, que mostraba al fondo un amplio cuarto. Me paré en el umbral, aún escuchaba los aplausos, y quise voltear un momento pero la voz me dijo:
- No voltees, y sigue adelante.
Apenas entré al cuarto, los aplausos se apagaron y una puerta suavemente se cerró tras de mí. Vi que todo estaba iluminado, era amplio y de gran altura, el piso era de madera brillante. Vi en una esquina un caballete con un gran lienzo, a su costado había una mesa con toda clase de pinturas y una caja llena de pinceles. Había una gran ventana en forma de medio circulo enmarcado por de vitrales de colores abombados, en donde sólo podía verse la luz del exterior. Me acerqué un poco y vi que las demás paredes estaban adornadas por cientos de cuadros. Se veían atractivos, por lo cual me acerqué a observarlos. En cada uno había paisajes surrealistas, y noté en mí que los sentía familiar; de pronto cada cuadro comenzó a tomar vida y todos los seres que moraban en ellos comenzaron a sonreírme y a saludarme, como si estuvieran dentro de otro mundo y el el marco de cada cuadro fuera su ventana. Me alejé un poco y de pronto uno de ellos me hablo:
- Artista, creador de tus miedos y alegrías, anhelos y frustraciones, cofre de tus secretos mas oscuros, en tu largo andar por el valle del presente. Artista aún tu obra no termina... Debes continuar tu andar...
- ¿Qué es este lugar? – Pregunté.
- Es tu alma. Lugar en donde moras y en donde se libran todas las batallas del espíritu y la dualidad... Artista continua tu obra... – Apuntaba al caballete y entendí que debía pintar.
Pinté un océano enfurecido, de olas gigantescas que hundían todos los valles a su alrededor; pinté a mi hermana y a mi. Los dos juntos huíamos del peligro. Subíamos cada vez mas alto y de pronto comencé a sentirme mareado, solté los pinceles y caí al suelo; y todo el cuarto comenzó a darme vueltas como si estuviera dentro de un trompo. Luego todo se hizo oscuro y sentí que caía adentro de un abismo; caía y caía como si yo fuera un aviador adentro de un avión que caía a gran velocidad hasta que de pronto escuché un terrible ¡CRUSHH!. Sentí que me había estrellado en medio de un montón de casas. Luego comencé a sentir un calorcito agradable, como si estuviera en un lugar cómodo y bien arropado; con lentitud abrí los ojos y vi que estaba en mi cama... Sonreí y me dije: Estoy vivo... Luego poco a poco como demonios me llegaron todos los dolores del cuerpo; primero la espalda, después la cabeza y así y así. Me levanté pesadamente y de pronto sonó el teléfono, lo levanté y... Era la voz gracial...


Joe 01/05/03
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 2362
  • Fecha: 06-05-2003
  • Categoría: Sueños
  • Media: 5.82
  • Votos: 91
  • Envios: 6
  • Lecturas: 3067
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.219.253.199

2 comentarios. Página 1 de 1
Peter
invitado-Peter 12-05-2003 00:00:00

Es un cuento que nos enseña que cuando sueñes que estas en el polo norte es porque tu hermanito te puso los pies en agua fría; Joe hace una buena descripción del lugar, la cual hace notar que los sueños también son escenarios dulces hechos de caramelo, por tal razón soñar es dulce; cuento para los que ven Matrix. Mi calificación de 1 a 5... 3.5, lástima que era un sueño.

Juan Andueza G
invitado-Juan Andueza G 06-05-2003 00:00:00

Muy bien JOE, muy bien escrito. Qué sueño ese más insinuante. Felicitaciones.

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033