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Sigue al líder!

¡Sigue al líder! gritaban todos.La cancha estaba repleta de lideres recreativos y organizadores para la próxima temporada de baloncesto de verano.Se llevaban a cabo competencias para formar equipos. 

La familia Otero se había mudado hacia poco tiempo, solo tenían un hijo llamado Ramiro.A sus once años lucia flacucho, débil y de apariencia descuidada. Era muy curioso, siempre se iba para la cancha donde cada martes y jueves durante el mes de mayo hacían pruebas a niños de entre las edades de 8 a 12 años para la selección de equipos de baloncesto que se jugaban en el pueblo donde recientemente vivía.Su presencia no era notable. Miraba y observaba con distraída atención. El escuchaba todo a su alrededor pero no entendía y como era poco notable nadie le prestaba atención.

Llevaba siempre con el su mochila azul, con un lápiz y un cuaderno donde hacia dibujos que solo el podía entender. Parecían garabatos sin definir, hasta su nueva maestra insistía en que ni a artista llegaría. 

Cuando Ramiro había llegado a este país se sentía feliz pensando en los nuevos amigos. En el lugar donde el había nacido tenia muchos amigos con los que jugaba en un parque cerca de donde vivía. Pero ahora todo era distinto no entendía la mayor parte de las cosas que hablaban a su alrededor y eso lo había sumido en un mundo de soledad.

Su mamá muy atenta a todo lo que le ocurría siempre le insistía en que todo cambiaria dentro de un tiempo cuando el practicara el español poco a poco. A lo que el preguntaba con resignación -¿Are you sure Mom? Mientras tanto el trataba mediante sus dibujos definir que querían decir aquellos lideres en la cancha cada martes y jueves. Cada noche en la soledad de su cuarto definía en inglés lo que le parecía entender de las acciones de los niños a lo que le parecía que decían los lideres.

Pasadas unas cuantas semanas Ramiro había visto cada martes y jueves en la cancha a un niño que parecía que tenía su misma edad pero no participaba como el de nada. Se le acerco y con su mejor español le pregunto- Hey, who tu are, a lo que el niño de nombre Sebastian contesto - ¿que tu eres? Los niños se miraron y empezaron a reír porque descubrieron que su idioma estaba difícil de definir.

Entonces Ramiro saco de su mochila azul su cuaderno y le mostró los dibujos que tenia, Sebastian asombrado reacciono y dándose una vuelta salio en busca de su mochila amarilla. De allí extrajo un cuaderno donde dibujos tenía y se los mostró a Ramiro para ver si se entendían. Ramiro se reía porque en los dibujos de Sebastian se veía pues era tan flaco que cuando por señas le pregunta, Sebastian le confirmaba- is tú. Por fin Ramiro sentía que tenía un amigo, y Ramiro le decía –amigo tú. Ese día fue genial para estos niños pues compartieron sus dibujos y mediante señas se comunicaron y se divirtieron.

Pasadas unas cuantas semanas Ramiro y Sebastian continuaban viéndose en la cancha e intercambiaban dibujos. Ya se saludaban con un apretón de manos y se decían hola. Ramiro se animaba pues pensaba que su español mejoraba, Sebastian era gracioso pues cuando comenzaba a reír su risa era contagiosa. Era curioso ver como la mamá de Sebastian observaba pero no articulaba ni frases ni palabras, siempre Ramiro escuchaba que ella le decía a Sebastian algo así como “ven boy” e inmediatamente el se levantaba y la seguía.

Al cabo de un mes y ya los equipos formados comenzarían los juegos según su mamá le había explicado. A la cancha asistirían padres y fanáticos entusiasmados. Ramiro le hablaba en inglés a Sebastian y el repetía casi todo lo que el decía, ante esta constante, Ramiro pensaba que así, su español no progresaba. Con mucha timidez decidió acercársele a la mamá de Sebastian y en su mejor español le pregunto - mama, what happen with my amigo, he never haba español?

La mamá de Sebastian lo miro con mucha ternura y levantando su mano le acaricio el mentón, y le respondió - Ramiro, así te llamas, tú eres su mejor amigo. Mi hijo Sebastian es impedido. Ramiro no entendió ni jota de lo que dijo pero si sintió que la mamá de su amigo lo quería y lo comprendía.

Comenzaron los juegos, todavía Ramiro no entendía mucho de lo que se decía pero si se divertía porque recordaba muchas palabras que se decían durante el juego y así cada día las repetía a su mamá y ella las traducía. Puede ser que en un tiempo aprendiera el español para así comunicarse y sentirse mejor. 

A Sebastian lo veía casi todos los días y el seguía repitiendo lo que el decía por lo menos asi sentía que su amigo Sebastian cada día con mas claridad hablaba, ya que repetía todo lo que escuchaba y el le decía.

Mucho que se reían cuando Sebastian en momentos de euforia y alegría gritaba
- ¡sigue al líder! y lo señalaba. 
Todo el público los miraba y aplaudía y ya Ramiro sabia que todo el mundo los conocía.

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