Desde hace unos días estoy frente al temor de enfrentarme al ordenador, tratando de escribir algo que salga de mi interior, pero, lamentablemente, no me ha salido nada... hasta este momento en que son las tres y media de la mañana y he despertado con una imagen de un hombre de mas de cien años mirando en la oscuridad de una cueva, en donde permanece oculta de no sé qué cosas, ni razones, pero allí está este anciano, oculto tras una roca, abrigado de pieles de animales y con una piedra filosa en las manos...
Aquella escena me puso tenso por saber a quién esperaba este ruinoso personaje, y lo hubiese dejado allí sino fuera porque en aquel instante se escuchaba un eco muy extraño, como si fuera una risilla de un niño que se repetía muchas veces... El viejo prendió su antorcha y empezó a salir del lugar en que se hallaba, parecía a esos perros que recién despiertan pues comenzó a estirarse, para luego pararse como una roca... De pronto una luz roja comenzó a aparecer al fondo de aquella cueva, y pude ver la forma de un niño que despedía rayos negros e insonoros a través de su silueta, alumbrando todo aquel lugar...
"Ven", dijo el niño. El anciano apagó su antorcha y como si aquella silueta fuera un abismo se aventó con total alegría hacia aquel rojo resplandor... Luego, todo se hizo oscuro y silencioso, como si todo estuviera dormido, muerto, pero cuando sentí una caricia en mi frente, desperté… Estaba frente a mi ordenador. Todo estaba oscuro, muerto, como si estuviera en una cueva y sin saber que decir ni qué contar…
Enero del 2005.
MI DIEZ Se me había olvidado votar y al volver al cuento vi un uno. No es mío. Mi apreciación conforme lo que pude apreciar de tu cuento es un diez (10) bien merecido. Otros recibirán de tu cuento otros mensajes, pero para mí la primera impresión fue ese silencioso momento que deja la musa. pd: jamás doy un uno ni por respuesta a un uno recibido.