~Sissoko, traje blanco, fondo oscuro, andar danzarín, va en busca de su gacela pactada. En las tierras ocres de calor antiguo, cien manos acicalan a Omo. Omo, la del placer cercenado, púber de ojos silentes y sonrisa sumisa, espera.
Cien cartas salieron de Soria, volando promesas, pintando Arcadias y otras cien retornaron con aromas tribales de trueque perfecto.
Cien amigas sonríen envidias color canela entre túnicas arco iris.
Ebrima, el de sienes nevadas, respira codicias mientras ofrece su más hermosa obra.
En la aldea de Kaur todos esperan al príncipe Sissoko. Muchos han leído sus cartas. Amigos inquietos sueñan su paraíso de dinero fácil y féminas deseosas. Su casa de veinte puertas, llegadas de los fríos pinares, espolea imaginaciones.
Sissoko, traje blanco, fondo oscuro, andar dazarín ha llegado en un alazán alado, a las tierra Fula, entre atávicas canciones bereberes.
En la casa grande de barro ancestral cien manos alzadas ofrecen encomios y piden óbolos.
Sissoko, hace años que salió una noche estrellada. Omo era una niña crisálida y hoy es mariposa fascinante que ha cautivado su corazón. Las largas noches heladas entre olores de viandas desechadas, han quedado en el olvido.
Hoy es fiesta, y nada importa. Mañana el paraíso de heladas mañanas y fríos terrazos espera.