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Categoría: Historias Pasadas

Soledad; esa temida compañera

Temía la llegada de los viernes porque los fines de semana tan esperados por sus compañeros de trabajo, para él eran huecos, vacíos, y no encontraba la manera de llenarlos con algo digno de comentar.

Envidiaba los proyectos de sus amigos en la oficina y llegó a odiar esas charlas a la hora del café en donde todos exponían sus aprontes y proyectos.

La vuelta a la casa de pensión en la Ciudad Vieja, triste tugurio con poca luz, menos higiene y ningún amigo era su única expectativa.

Ahhhh ja ja ja jahhhhh cuando llegue a mi casa ya le pego el grito a mi mujer para que vaya aprontando el picadillo mientras me pongo cómodo para disfrutar un buen aperitivo con ella y que se vaya preparando nomás para salir porque a algún lado nos vamos a ir de joda, eso está bueno, pero mirá, yo ya les dije a los botijas que me esperaran prontos porque cuando llegara del laburo nos piantábamos para el estadio a ver la final del campeonato de verano, que ya tenía las entradas sacadas, la noche está bárbara para ver un partido de fútbol, si parece que ya siento el olor de los chorizos y veo el humo de los carritos que te recibe con su pintoresca presencia a medida que te acercás al estadio. Bueno yo estoy sólo pero me la rebusco, porque hoy me parece que tengo golpe con la cholita, es que ya la esperé demasiado y creo que es el momento de definir la situación. Y no he tenido señales negativas para el proyecto de salir hoy así que, y vos Ambrosio qué tenés programado, no lo apures al hombre que es muy reservado y creo que no te quiere contar nada che, no, no es eso, es que ja bueno dejémoslo ahí, quedó más café, pasame la cafetera.

Hoy me voy unos minutos más temprano, ya hablé con el jefe y no hay problema, sabés lo que pasa, tengo que prepararme para salir, vos conocés cómo son estas cosas. Dale Ambrosio, después de tanto tiempo se te hizo, bueno que tengas suerte, llevá forro ja ja ja. No se puede creer, mirá vos hasta este nabo consiguió viaje para el viernes, está bien tiene derecho no.

Se fue para la pensión, hizo tiempo lo más que pudo, se duchó, se afeitó y empilchado con lo mejor que tenía se fue al cine para adultos a ver una película porno.

Como siempre había muy pocas personas en el cine, tan sólo cuatro o cinco compañeros de la oficina de Ambrosio.
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