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Sólo cuando me cures papi...

El Dr González, era una eminencia como sexólogo, venían a verlo personas de distintos lugares del país, su trabajo consistía en descubrir los problemas sexuales, la relación de estos traumas con la persona, con su ego, la manera de cambiar ciertos patrones sexuales de conducta. Siempre decía a sus clientes, que lo mejor de una vida sexual, era ser sincero o sincera con la pareja. Decía a manera de chiste: Pida para que le den, pida... Su trabajo era exitoso, lunes, miércoles y jueves atendía a sus pacientes de 2 pm a 6 pm. Siempre ocurrían acontecimientos que se salían del libreto fijado por el doctor, por ejemplo el día que llegó una señora al consultorio. El Dr González observó -y era demasiado obvio- lo buena que estaba.
Señora Luisa , cuénteme su problema, comenzó diciendo. Ella le confesó casi al borde del llanto que su esposo no funcionaba, que la tenía abandonada. “Hasta me parece que es maricón”. Mientras tanto, en medio de la conversación empezó a desnudarse, yo necesito un hombre de verdad a mi lado, mientras se sacaba de encima toda la ropa, Por favor, señora, este no es el lugar apropiado, por favor vístase. Sólo cuando me cures papi .
El Dr González aplicó varias terapias y muy oportunas a la señora Luisa, sus gritos se escuchaban por todo el consultorio. Es una nueva terapia, dijo una inquieta secretaria a los pacientes. A los pocos meses la señora Luisa estaba casi curada y de que manera, aunque el Dr González no cobró en esta oportunidad.
La otra etapa final del proceso de curación, es distanciar las consultas, le dijo el Dr, González a una señora Luisa incómoda, nos vamos a ver ahora cada tres meses. Si no lo hago así, va a terminar con el consultorio y alejar los clientes, pensaba el Dr para sí. Pero las terapias continuaron -y de que manera- en las fechas previstas, con la frase de combate pronunciada por Luisa, comenzaba el merequeten. Cúrame papí, cúrame.
Es una nueva terapia, decía siempre una inquieta secretaria.
Datos del Cuento
  • Categoría: Cómicos
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