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Categoría: Infantiles

Sombra de luz

Érase una vez una niña llamada Argia, que vivía en un pequeño pueblecito con sus padres y su hermana mayor. Argia tenía 5 años, pero a diferencia de los demás niños de su edad, no era feliz, y la razón de que se sintiera así es que.....¡¡había perdido su sombra!!.
Todo comenzó esa misma mañana, durante la excursión que había hecho con su clase a un bosque cercano al pueblo. Ésta había sido muy divertida, habían visto ardillas, árboles que no conocían, habían recogido un montón de frutos silvestres,....., pero en el camino de vuelta, Argia comenzó a sentir que había perdido algo.
Miró en su mochila, pero dentro estaban su cantimplora nueva y el papel de plata con el que su madre le había envuelto el bocadillo. Entonces, si no se había dejado nada en el bosque, ¿por qué se sentía así?.
Al llegar al pueblo se dio cuenta. Había perdido.....¡¡SU SOMBRA!!.
A la mañana siguiente, Argia se levantó pronto y fue al bosque en busca de su sombra.
Mientras caminaba por éste, observó la cantidad de sombras que había por todas partes, de árboles, de rocas, incluso de animales, pero la suya no estaba.
Andando andando, llegó a la abrupta entrada de la cueva donde había estado el día anterior.
Antes de entrar, sacó una linterna del bolsillo.


El interior era oscuro y silencioso, y había muchas estalactitas y estalagmitas. Argia caminó con cuidado, en medio de aquella terrible oscuridad. Tenía miedo, mucho miedo, pero no estaba dispuesta a volver a casa con las manos vacías.
Mientras el foco de la linterna se movía de un lado a otro en busca de la traviesa sombra, escuchó un gemido procedente de uno de los lados de la cueva.
Argia se acercó hasta allí y enfocó la pared con la linterna. Para su sorpresa, acurrucada en el suelo y temblando de frío, ¡estaba su sombra!.
Una sensación de alivio llenó su corazón, pero la correspondiente bronca por la travesura no tardó en venir.

- ¡Quién te manda separarte de mí, sinvergüenza!
¡¿A dónde fuíste, eh?!¡Anda dímelo!.

- Es que ví una mariposa muy bonita y decidí
seguirla.....
Se me hizo de noche y como tenía miedo, me
cobijé en la cueva.

- Vamos a casa, persigue-mariposas, que te voy a
castigar bien castigada. ¡Para que aprendas!.

Volvieron al pueblo y Argia hizo lo que había dicho. Sin embargo, la traviesa sombra no se enfadó con ella, y volviendo a ser amigas, no volvieron, desde ese día, a separarse nunca más.

AMAIERA-FIN

Argia es /luz/ en Euskera. N.A.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.75
  • Votos: 77
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  • Lecturas: 3358
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
Rubén
invitado-Rubén 28-02-2004 00:00:00

La razón de por qué el cuento termina con un castigo tiene un contenido tiene un trasfondo didáctico: no hagas sufrir a los que te quieren o que te rodean, pues esa conducta es merecedora de un castigo.

marta
invitado-marta 14-01-2004 00:00:00

porqué un castigo para el final del cuento?..................

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