Mi nombre es Manu, soy un hombre casado y tengo un hermoso hijo varón de 4 años; soy Ingeniero de profesión y hace 3 años viajaba por la república construyendo o remodelando tiendas de un gran grupo comercial. En el 2012 me designaron la remodelación de un combo en el centro de Durango, como ya era costumbre en todos mis viajes, al llegar atendí la reunión que da inicio a la obra y por la tarde me di a la tarea de buscar casa para rentar, como me advirtieron de los problemas de la violencia en el estado decidí buscarla en el centro de la ciudad.

Encontré una casa muy grande y de estilo rustico, justo como a mi me gustan: paredes de adobe, techos altos y con bigas de madera, con un patio central y alrededor una estancia que era el acceso a la casa, una bodega, la cocina , dos recamaras muy grandes, un baño y una sala comedor, todas las puertas y ventanas de la casa eran de madera, no tenían vidrios por lo cual al cerrar las puertas y ventanas todo el interior quedaba oscuro al 100%, la casa era muy fresca (o fría mas bien) siendo raro en Durango y mas en verano, aún así me imagine habitándola con mi familia y como la renta era una ganga, cerramos trato.

Desde la primer noche me percate de la presencia de alacranes y de ruidos como de rasguños en la puerta y la ventana de mi habitación lo cual no me dejo dormir bien (en especial por los alacranes, dicen que los de Durango son muy peligrosos) al día siguiente pedí a la dueña de la casa que la fumigara ya que pensaba llevar a mi esposa y a mi hijo pero me daba pendiente tener esos animalitos cerca de mi bebe, así lo hizo y al siguiente día hice limpieza general sacando 5 alacranes muertos, lo malo es que seguía viendo mas de ellos vivos.

Al tercer día, cuando regrese de trabajar, me dí cuenta que mi cama se veía como si hubiera habido alguien recostado en ella, no le di mucha importancia pero con el paso de los días se volvió una constante. Otro evento raro del que me di cuenta fue a la semana de haber llegado pues todas las madrugadas cerca de las 3:10 am me despertaba el aire frío y descubría mis sabanas tiradas a los pies de mi cama, me levantaba y me volvía a tapar para seguir durmiendo.

Aún no había podido llevar a mi familia pues los alacrancillos se volvieron una plaga, los encontraba hasta en mis zapatos y me daba miedo traer a mi bebe.

A la tercer semana me vi obligado a trabajar hasta tarde por problemas en la obra, así que llegue a la 1:00am a la casa, cené algo y me dí un baño, me acosté y trabaje unos 20 min. en la computadora hasta que me venció el sueño, esta vez desperté casi enseguida pues los pendientes en mi cabeza eran muchos, eran casi las 3:00am cuando escucho que la puerta que une las dos recamaras con el baño se abría, me dio miedo que alguien se hubiera metido y quise levantarme a ver (les repito que al cerrar puertas y ventanas todo quedaba oscuro al 100% así que no veía nada).

No me podía mover y eso me dio mas miedo aún, en eso y a pesar de la oscuridad pude distinguir varias sombras que salían de la puerta del baño y se torcían como si bailaran de dolor, mi corazón comenzó a latir como nunca y me costaba trabajo respirar, las sombras se agrupaban en las 4 esquinas de la habitación y de pronto salio una cosa parecida a una mujer con bata clara, no le podía ver la cara pero si una especie de lengua muy larga que movía como serpiente, ella caminaba muy despacio hacia mi, yo no quería ver pero tampoco podía cerrar los ojos, llego a los pies de mi cama y grito muy feo, un viento tiro mis sabanas al piso y de pronto todo desapareció pude moverme, me sentía fuera de mi y con el corazón a mil.

Abrí la puerta y las ventanas de la habitación y rápidamente guarde mis cosas en la maleta, me salí al patio y espere que dieran las 6:00am para salir y abandonar esa casa, ese mismo día por la tarde le entregue las llaves de la casa a la dueña y le dije lo que paso, ella se molesto y me dijo siempre pasa lo mismo, por eso la renta tan barata.

La siguiente casa a la que fui no tenia ningún problema ni alacranes, aún así nunca lleve a mi familia y preferí cambiar de trabajo para ya no viajar, pues creo que si me vuelve a pasar ya no lo voy a poder contar.