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Categoría: Historias Pasadas

Sra. Ada: historia tipica (penultimo ep.)

habian pasado tres semanas que ya habia reunido a cien trabajadores para las tierras de labor. todo iba si no viento en popa, de menos avanzaba el ritmo de produccion, lentamente. incluso Ada ya habia casi olvidado esa inesperada visita de sus acreedores que le habian mortificado con la noticia. si, todo volvia al sitio correcto. en ese tiempo, aun no reparaba en ese peon que al principio le daba mala espina, pero solo se habia convencido tras tratarlo ya unos momentos, que era solo un campesino servil pero muy trabajador y atento, cosa que en otros apenas se distinguia. asi. paso el tiempo. ya se acercaban los tres meses pero Ada no lo recordaba; Martin o Martino, como dijo luego que se llamaba realmente pues solia abreviarse su nombre no le habia dado queja alguna; orden que imponia ella, orden que cumplia. si, todo normal. pero sucedio ese roce que la haria salir de su eterno celibato un viernes por la tarde cuando los campesinos tras recoger las ultimas siembras de aguacate siendo mayo, mes de abundancia de aguacates y legumbres en la ciudad; todos salian temprano por orden del ayuntamiento pues ellos regulaban las activiadades de haciendas cercanas al centro, donde se encontraba dicho edificio. habian unos bastidores donde los campesino se cambiaban de prndas o bien para tomar un bocado al terminar el labrado, ese dia Martino habia salido mas tarde por cosechar y no haber encontrado mucho fruto; el sudor le perlaba la frente y dorso, con lo cual, entro a quitarse la prenda de arriba para ventilarse un poco del sol; en eso, e ignorando la presencia del hombre, Ada pasaba por ese lugar pues buscaba al capataz para ir a arrear unos bueyes y vacas que se sacrificarian en la capital y necesitaban primero un poco de calentamiento para el otro dia ser pasados por el cuchillo cuando paso casi rozando el bastidor; si. distinguio una figura no muy esbelta, varonil pero con un dorso y biceps casi torneados que si no era un hombre en forma demostraba su pose de hombre joven y muy varonil, mas aun con ese sudor que perlaba su moreno y apiñonado dorso con su piel. quedo extasida sin quererlo y apena advetirlo por unos minutos, pero la realidad y el temor a que se percatara la hizo moverse al oir una exclamacion accidental de su criado, inocente:
-¿quien anda ahi?- fue loq ue exclamo tras advertir qu eestaba entreabierto el bastidor y ella ya habia echado a trotar hacia el molino, disimulando que apenas pasaba. con ello, no se percato y no paso de ahi dicho incidente. pero desde esa vez, para Ada ya su criado habia pasado de ser mas que un sirviente pobre y muy comun, como les veia ella; la seduccion y pasion le habian tentado; era amor? si.. no, tal vez.. no lo sabia. pero algo palpitaba en su interior ya acostumbrado a la soledad y a ser solo una mujer ordinaria, objeto de la rutina. se habia enamorado u obsesionado con el. pero, ¿que podia hacer, si ya era una anciana a su altura y mas, que diria el si lo descubria? esta interogante la tuvo al acecho. si. esperaria un momento para conversar con el, aprovechando cualquier pretexto tonto, trival y le palntearia sus inquietudes. si el, aceptaba correr una aventura con ella se ganaria la loteria pero si no, lo aceptaria y todo seguiria en su punto. ya lo habia decidido. pero decidio esperar. esperar un tiempo. mientras, Martino ya veia de cerca los creditos que ganaria y asi pasar de un hombre pobre a un terrateniente y asi hacer feliz a su mujer mientras el gozo le durara. hacia 4 dias que le habia escrito y sabia que ella estaria satisfecha de que se habia quedado en el puesto. a pesar, claro de que la patrona a veces le causaba un poco de lastima por su celibato y exageraciones femeninas y remilgadas que baste decirlo, no era asunto suyo pero ya le habia tomado una actitud de compañerismo y constanica como se hace con un jefe fiel. si. lo mas importante era ahora conseguir ese beneficio y salir de ese lugar. pero ya habria un momento. si, solot re mese. suspiro y al saluir del bastidor salio a buscar a compañeros del campo para beberse unos tragos para alivianar esa larga jornada en el sol de mayo. no sabia lo que su fisico varonil y las apetencias de una mujer vieja y ya dada a la diestra de Dios habian propiciado. no lo sabia. pero faltaba poco. (continuara).
Datos del Cuento
  • Autor: D miranda
  • Código: 20389
  • Fecha: 09-11-2008
  • Valoración:
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