De nuevo volví a ese lugar. Cualquiera pensaría que estoy loco, que me niego a olvidar, pero ése es el problema, no debo hacerlo, lo que ocurrió es una parte de mi pasado, una parte de mí.
Y no soy el único.
El sol brillaba tenuamente a través de una gruesa capa de nubes. Miré a mi alrededor mientras caminaba por aquella senda de grava blanca. Las silenciosas tumbas, coronadas por hermosas cruces y estrellas de David, parecían observarme. Todo era tranquilidad, una tranquilidad casi lunar.
Pero en mi interior se había desatado de nuevo el infierno. Imágenes de las víctimas, de mi propia familia masacrada en una cámara de gas, de niños tiroteados en el campo o en una calle del guetto, de las pilas de cuerpos que se formaban tras las ejecuciones, sacudían mi mente sin cesar mientras escuchaba sus gritos, mientras escuchaba su llanto.
Miré al cielo. ¿Si verdaderamente había un Dios, por qué había permitido aquéllo?. ¿Acaso era un ser vengativo, y la persecución milenaria que habían sufrido los judíos era por haber matado a Cristo?. ¿Es que según los Evangelios Dios no había dispuesto ya que su hijo sería condenado por Pilatos y crucificado?.
¿O es que se había cansado de nosotros, El Pueblo Elegido?...¿Dios no era todo amor y bondad?.
"Yo dejo que los hombres provoquen y resuelvan sus problemas solos, mientras gobierno desde los cielos". Había oído esta frase cientos de veces, pero, ¿qué significaba realmente?, ¿que no intervenía más que cuando se le antojaba, hasta el punto de dejar que su representante en la Tierra, el Papa Pío XII, mirara a otro lado mientras los demonios nazis y sus secuaces campaban a sus anchas por medio mundo?...
Dos pequeñas lágrimas emprendieron viaje a través de mi rostro cuando pensé en ese maldito nombre.
Estaba claro que Dios no existe, ni él ni la Virgen ni los Santos, ni nada, y con él todos los dioses y entes de las demás religiones, pero....., si existiera realmente, ¿sería moralmente correcto, y por otra parte respetuoso con las víctimas del Holocausto, darle gracias por haber creado este mundo con sus maravillas y sensaciones, sabiendo lo que había permitido por otro lado?. Por supuesto que no.
Por suerte no había que enfrentarse a ese dilema.....no existía la causa.


El que sigue a Dios sigue a todo aquél que ha atentado o atenta contra los derechos humanos. ¡Que no se vuelva a repetir!.