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-¿Quién es ese?
-Dicen que es un objetor.
-¿objetor? ¿Ahora dejan entrar en el cuerpo a los objetores?
-Tienes que ser tolerante John. Sus padres simplemente decidieron no superevolucionarlo.
John miro con desprecio al nuevo inspector. En menos de dos segundos su cerebro proceso más de cincuenta y tres faltas de armonía en la morfología de su cuerpo.
-Joshua – volvió a dirigirse a su compañero de al lado- Puedo ser muy tolerante, pero no me parece bien que la unidad incorpore a nuevos agentes con “taras”. Ya me entiendes. Fíjate en su cuerpo, no le aguantaría una carrera de fondo a uno de esos yonquis hinchados de esteroides del Bajo Harlem.
-Seguramente. Aun así debes respetarle. Ya conoces la nueva ley.
El inspector Lincoln entro en su nueva oficina. Echo una mirada valorativa y comprobó con estupor como todo estaba escrupulosamente ordenado y limpio.
-¡perfeccionistas! –rezongó para sí mismo.
En el aire había un olor a asepsia. Sin duda, se seguía un protocolo estricto de limpieza y su nuevo despacho había sido convenientemente esterilizado. Dejo la caja de rosquillas de chocolate sobre el escritorio. Cogió una y empezó a comer distraído echando un vistazo alrededor. Sobre la pulida superficie de cristal se dibujaban imágenes del edificio de la Policia y aparecían informes y documentos de bienvenida o bien de distintos protocolos de buen comportamiento. Con curiosidad Lincoln toco en varios informes que aparecían en la pantalla y lleno de manchas de chocolate el cristal.
-hum..
En ese momento entro una mujer. Lincoln , que siempre había visto mujeres de proporciones toscas y rostros insulsos en la colonia de la que provenía, no pudo por menos que silbar. En el marco de la puerta estaba la mujer perfecta: rubia, pelo largo y con un flequillo perfectamente cortado. Un uniforme ceñido y piernas sin fin..
-ho..hola – tartamudeó el inspector.
-Hola. Le doy la bienvenida al departamento 23 de la unidad de homicidios – dijo con voz átona la mujer.
A pesar de que sonreía mostrando unos dientes perfectamente alineados, Lincoln podía notar en aquellos ojos azules cierto halo de superioridad y condescendencia.
-Gracias. Teniente Morris, ¿verdad? Usted dirige la unidad si no me equivoco.
-Efectivamente. Es para nosotros una gran satisfacción contar con usted a partir de ahora. – la mirada de la teniente se paró un instante en los morros pringosos de chocolate del inspector. Un destello de desagrado apareció en su mirada.
-¿Quiere? – alargo una rosquilla Lincoln a la mujer.
-¡No gracias! No querría parecerle una aguafiestas su primer día, pero los protocolos de alimentación de los agentes son muy estrictos. A si como la limpieza y correcta higiene de su lugar de trabajo. Según el procedimiento E-2466..
-¿Lo dice por las manchas? No se preocupe – le cortó el otro- busco ahora un trapo y lo limpio.
-No es necesario. Enviare una unidad robótica de limpieza
-¿Van a volver a limpiar la jodida habitación por unas manchas?
-Verá, de donde usted viene las enfermedades… - empezó a decir la otra
-¿A sí que es eso verdad? – interrumpió el inspector alzando la voz
La teniente notó en sus sensores como la temperatura interior de Lincoln subía medio grado y los niveles de adrenalina se disparaban. A una velocidad pasmosa, su cerebro analizo todas las posibles contestaciones que , desde un punto de vista psicológico, podrían calmar al inspector. Selecciono la numero treinta y dos:
-No quería insinuar nada Inspector. Acepte mis más sinceras disculpas.
-¿Se cree que no sé lo que ocurre aquí? He notado como me miraban todos. Permítame que le diga algo, en la colonia de la que provengo efectivamente aun pasamos el sarampión y la gripe., y los niños son engendrados a la vieja usanza y que quiere que le diga, se disfruta mucho más así. Sé que piensa que soy una molestia más que otra cosa, pero le aseguro que ustedes han perdido algo por el camino de la supraevolución y eso les hace peores a nosotros.
Perpleja por la respuesta, la teniente pregunto con más curiosidad que otra cosa:
-¿Qué hemos perdido?
-Han perdido dos cosas: la intuición y la capacidad de improvisación. Por mucho que se empeñen, el mundo de ahí fuera es imperfecto e impredecible. No sea inocente, la ley promulgada por gobierno no responde a la caridad de ustedes hacia nosotros. En el fondo nos necesitan. Y En el fondo aunque no saben cómo explicarlo, sienten que su mundo se desmorona.
Morris analizo instantáneamente en los archivos de su memoria los índices de criminalidad de la ciudad: aquellas afirmaciones eran ridículas. Los asesinatos y homicidios, por ejemplo, se encontraban por debajo del 0,8 por ciento anual. Esbozo una sonrisa y Lincoln la miró extrañado al principio
El inspector pareció entender de repente y sus ojos se convirtieron en una rendija de comprensión:
-No se crea que no sé cómo funciona un cuerpo supraevolucionado. No somos idiotas, les hemos estudiado a fondo. Esas estadísticas en las que sustentan todas sus decisiones..¿se ha preguntado Teniente alguna vez si el gobierno no las está manipulando? ¿Si no viven en un mundo construido sobre datos falseados para hacerles la vida mas fácil?
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