Susana
Capítulo 2 “La visita de Susy”

Tengo una casa y este apartamento con vista al Lago de Maracaibo al cual vengo cuando quiero estar solo, escuchar música y reponerme de las discusiones diarias.

Desde el balcón terraza se aprecia muy bien el lago, el puente Rafael Urdaneta, que cruza completamente el espejo de agua de ocho y tantos kilómetros, veleros, lanchas y buques tanques que vienen vacíos y salen con petróleo.

Tiene tres dormitorios (solo ocupo uno) sala, comedor, ante cocina y cocina, dos baños y lavadero.

Tengo pocas cosas... un televisor con pantalla de 54´ stereo, equipo de sonido, una nevera con frezzer vertical y algunas otras cosillas además del moblaje.

Suena el celular... es Susana después de algún tiempo.
Quiere verme... la invito a cenar.

Suena el portero eléctrico, es ella... abro.
Voy a la puerta y espero a que baje del ascensor.
Aparece con un vestido negro ajustado al cuerpo que le llega una cuarta encima de las rodillas. Su cabello largo hasta la cintura, zapatos de tacos también en color negro, una pequeña cartera... es muy bonita.

Por encima del escote asoman sus voluminosos senos.
Susana – ¡Hola mi amor!
Se cuelga de mi cuello.
Beso en la mejilla... beso en la mejilla.

Su llegada se produce cuando está saliendo la Luna así que se va al balcón a disfrutarla.
Joaquín – ¿Te sirvo un refresco?
Susana - ¿No tienes whisky?
Joaquín – ¡No señora... no tengo! (ella no debe beber).
Susana - ¿Y jugo de naranja... tienes?

¡Pero qué karma Señor! Ya me hizo acordar de “aquella” que le gusta el “zumo” de naranja sin pulpa.

Joaquín - ¡Maldición Susana... sí tengo!
Susana - ¡Ay! Pero que carácter... dame lo que quieras.

Le llevo el bendito jugo con hielo y yo bebo otro.

Bebe un poco y deja el vaso sobre la baranda del balcón, me saca el vaso y hace lo mismo. Pone sus brazos alrededor de mi cuello y me dice – Necesito que me abraces.
La abrazo.
Susana - ¡Qué Luna tan bonita... ¿verdad?!

Joaquín - ¡¿Qué?! ¡Me muero.. me muero!... ¡Esto es más que un karma!... es una maldita confabulación de los astros y de las naranjas para que no me olvide de “ella”... solo falta la florcita que mejor ni la nombro.

Le saco los brazos de mi cuello y la dejo.
Susana - ¡Ay!... ¿Pero qué dije?

Comienzo a preparar la pizza que cenaremos y ella me ayuda.
Yo cocino bastante bien pero cuando me quiero lucir alguna cosa sucede... no tengo aceitunas.
Compartimos momentos agradables.
Cuando hago pizza también hago la masa... ella miraba y yo le pinté la nariz con harina.
Mientras pongo a levar la masa cerca del fuego busco unos CD y le digo que elija uno... pone uno romántico.

Bailamos y al rato la masa no es lo único que comienza a levar – Voy a tomar un refresco... ¿Quieres uno?
Ella se queda mirándome con las manos en jarras...
Le traigo el refresco, coge el vaso mirándome a los ojos como “reclamando” algo, pero no dice nada.
Se va al balcón.
Como no viene, voy donde ella.
Rápidamente se pasa las manos por los ojos... sigue viendo el lago que brilla con la Luna.
(Continuará)