Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Románticos

Susana - 7 Marea roja

Susana – 7
Capítulo 7 – “Marea Roja”

Susana - ¿Adonde vamos?
Yo – Bueno, yo voy a mi casa… no sé tú.
Susana – Pensé que me llevarías a mi casa.
Yo – No se hable más… a tu casa pues.
- Esteeee… tú no tienes ninguna “piquiña”… ¿verdad?
Susana - ¡No!... ¿Por qué?
Yo – Como comiste mariscos… la marea roja… ¡Tú sabes!
Susana - ¿Qué es la marea roja?
Yo – No te inquietes pero a veces los mariscos, en ciertas épocas del año cargan una toxina muy peligrosa.
Susana - ¡Ay!... me estas asustando.
Yo – Tranquila… comienza con una erupción que pica… luego los síntomas se van complicando… pero a ti no te pica nada.

Va callada un tramo del viaje.

Susana - ¡Ay!... siento que algo me pica…
Yo - ¡Cálmate!... donde te pica.
Susana – El dedo gordo del pié.
Yo – No te alarmes… pero puede ser “muy grave”.
Susana - ¡Dios mío!... ¿Qué hacemos?
Yo – Antes que nada debemos “confirmar” los síntomas.
Susana - ¿Cómo se confirman los síntomas?
Yo – Iremos a mi apartamento y allí revisaré tu “dedo gordo”.
Susana – Dijiste que aparecerían complicaciones… ¿Qué complicaciones?
Yo – Desorientación, escalofríos, dificultad para respirar, visión borrosa.
Susana – Tengo miedo… apúrate ¿quieres?

En el apartamento…

Ella sentada en el sillón largo.

Yo – ¡Quítate los zapatos!
Se los quita rapidito… está impaciente.

Tomo su pié y lo miro. Hago un gesto de contrariedad y niego con la cabeza - ¡Lo que me temía!

Susana – ¡Pero es el otro pié el que me pica!

¡Maldición! … Me jugué al cincuenta por ciento y erré.

Yo – Lo sé… lo sé… es que te comenzó la “reacción espejo”.

Susana - ¡No me asustes…! ¿Qué es eso?
Yo – Lo que te sucede en aquél pié empieza a reproducirse en el otro.

Comió mariscos y bebió… debe tener sed…

Yo – Tranquila… tranquila… ¿Tú no tienes sed o sí?
Susana - ¡Ay sí!... si tengo sed… tengo sed.

Frunzo el ceño.
Susana - ¿Qué pasa… qué pasa?
Yo - ¡Nada… nada!
- ¡Ven… sígueme!

Voy al dormitorio – Tienes que ponerte esta ropa (de encaje negro) para que te revise a ver si apareció la “erupción”.
Susana (asustada) – Tengo sed y me pica la espalda…
Yo – Bueno, cámbiate lo más rápido que puedas y vuelve.

Cuando vuelve… ¡Ay mamita querida!
¡Control Joaquín… la clave es control…!
Yo – Esteeee… Acuéstate aquí (mi cama), de espaldas por favor.
Susana - ¿Qué vas a hacerme?
Yo – Tengo que ver tu espalda… a ver (levanto la prenda).

La espalda, el final y todo lo que sigue… ¡Ay! Algo me empieza a “picar” a mí.

Yo - ¡Mhmmmm!... bien… Voltéate por favor.

Se voltea.
Yo- ¡Ave María purísima!
Susana - ¿Qué?.. ¡Ay!... no me asustes… ¿tengo la erupción?
Yo - ¡Calma… calma!... voy a verificar tu ritmo cardíaco.

Ella extiende la mano… yo apoyo la cabeza en sus senos.
Susana – Pero…
Yo - ¡Sssshhhhhh!... que no oigo nada.
- ¡Respira profundo!... bien… muy bien… sostén el aire.
Susana - ¿Mi ritmo cardíaco está bien?
Yo – El tuyo… ¡Si! (yo estoy por sufrir un ataque).
Susana – ¡Tengo una idea!... mientras esperamos a ver si tengo alguna reacción voy y elijo unos CD mientras tú te das una ducha… ¿Te parece?
Yo - ¡Cla… cla… claclá … claro... buena idea… buena idea!
Susana riendo – Pareces una máquina de escribir…

Pienso - Me voy a duchar con ropa y todo para salir lo más rápido posible.

Pienso otra vez – Me lavo la cabeza y ¡Chao!

Sigo pensando - ¡No!... tengo que lavarme bien porque uno nunca sabe…

Me seco… me seco… y salgo medio mojado.

¡Mucho silencio!

Sobre la mesita de noche una nota que dice:

“Los pulpos no asimilan la toxina de la “marea roja”.
Los bivalvos (mejillones, ostiones, almejas, berberechos, etc.) filtran el agua de mar y asimilan la toxina que genera el plancton.
La intoxicación se manifiesta al comienzo por un hormigueo en los labios, lengua, boca y cara. Luego se extiende y se pierde la fuerza muscular. Pueden aparecer parálisis, dificultad respiratoria, náuseas, mareos y vómitos. Estos síntomas suelen aparecer dentro de los 30 a 60 minutos después de la ingesta… ¡Buen intento Joaquín!...”

Me siento como un imbécil…

Termino de secarme, me pongo la pijama y me acuesto.

Media hora después… ¡Ding Dong!

Miro la hora, es tardísimo…

Cuando estoy llegando a la puerta… Susana abre.

Me mira…

También la miro espero su descarga… merezco todo cuanto haya venido a decirme.

Susana – No hay taxis.
Yo – Está bien… me visto y te llevo.
Susana - ¡No!... es que empezó a llover. Es peligroso conducir con lluvia. Esperemos a que escampe.
Yo – Como quieras. Traeré una toalla para que te seques y haré un poco de té

Susana - ¡No!... mejor voy a secarme al vestidor porque mira mi cabello y mi vestido.

Termino de hacer el té y ella llega con mi bata de toalla puesta.
Se sienta en el sofá.
Mi bata azul-marino le sienta estupenda.

Yo – ¿Te pongo limón?
Dice que sí con un gesto de su cabeza.

Afuera se escuchan truenos y relámpagos… la lluvia arrecia.
Ella toma la tasa de té con ambas manos como buscando recuperar calor.
Con el control remoto cierro el ventanal de la terraza.
Ahora no sé que hacer. No me animo ni a hablarle… Siento tanta vergüenza…
Sentado en el sillón individual apoyo mi codo en el apoyabrazos y con la mano tapo parte de mi cara.

Con la vista periférica noto que me observa.

Susana - ¿Estas bien?
Yo - ¡No!... digo ¡Sí!... ningún problema.

Juraría que se está riendo…

Susana acercándose - ¿Podrías quitarte la mano de la cara?

Con su mano baja la mía - ¡Estas sonrojado!

Yo - Susana... fui un tonto y no sé como disculparme yo...

Ella apoya su dedo índice en mis labios - ¡Sssssshhhh!... ya pasó.
- No sé exactamente por qué pero las tormentas me ponen “romántica”.

Va al reproductor de CD lee los títulos de cada uno hasta que consigue el que quiere oír.

Empieza a sonar la música cuando llega hasta mí y tomando mi mano me levanta. Pone mis manos alrededor de su talle y sus brazos cruzados en mi cuello.
Comenzamos a bailar.

Cara con cara le digo – Susana… lo que menos quiero es bailar. Es que yo…

Susana - ¡Ya cállate… “pesadito”!

Se aprieta a mi ... besa mi cuello, la comisura de mis labios, acaricia mi nuca...

(Continuará)
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.33
  • Votos: 84
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3293
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.118.154.237

2 comentarios. Página 1 de 1
María Eugenia
invitado-María Eugenia 26-09-2004 00:00:00

Mi mamá tenía un refrán que decía "haciendóse y gustandóle" (acentuado como lo decía) ejem jm jm !se incendió el fogón!

Lourdes
invitado-Lourdes 17-09-2004 00:00:00

con las reacciones. Pero qué malvado, que "reacción espejo" ni que nada. Lo bueno es que Susana se desquitó. Cómo te quedó el ojo, salió más trucha (abusada) que tú. Ja, ja, ja. Tiene razón Susana, los días lluviosos resultan más románticos, se antojan. Besos... ya sabes. Lourdes

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033