Susana – 9 “Ovarios… una falla funcional”

Me despierto, miro el reloj, las 7:13 am … ¡Pero quién está conmigo!
Levanto las sábanas… ¡Susana!
¡Ay! Mi cabeza… me duele hasta la nuca.
Joaquín - ¡Susana… Susana!
Ella - ¡Queeé… qué pasa?
Miro para todos lados… ¿Y la “Patico”? (Me pregunto).
Joaquín - ¿Qué haces tú en mi cama?
Susana - ¿De qué estas hablando?
Joaquín – Hablo de ti y de mí… ¿qué hacemos acostados juntos?
Susana - ¿Es que no te acuerdas?... fuimos a cenar, la marea roja, regresamos, la lluvia, bailamos, tenias hambre porque dijiste que las codornices se te fueron a los talones, comiste quesos que acompañaste con borgoña… hicimos el amor.
Joaquín - ¿Cómo que hicimos el amor?... pero…
- ¡Ya va… Déjame ver!

Voy al estar y veo la botella por la mitad.
Vuelvo a la alcoba.

Susana - ¿Qué pasa?
Joaquín - ¡Nada!... Dime, ¿Tú también bebiste o todo lo bebí yo?
Susana – Tú bebiste mientras yo me fui a dar una ducha. En lo que volví me tumbaste en el sofá besos van besos vienen… después vinimos a la alcoba… y otra vez.

Joaquín – Me estas diciendo que tú y yo…

Dice que sí con la cabeza.
Joaquín – Yo no me acuerdo de nada en lo absoluto…
- ¿Quiere decir que me perdí de todo?
- Bueno, de aquí no te vas…

Me abalanzo sobre ella…

Susana - ¡Ayyyyyyyyy! No… no … por favor… me duelen los ovarios.

Joaquín (deteniendo el ataque) y pensando… ¡Pero qué karma… las mujeres con sus ovarios!
Esa es una falla estructural que Dios debió contemplar.
Una falla funcional deplorable considerando que la mujer es lo mejor que Dios ha creado.
Pero que cuerpo tan espectacular tiene… - ¡Malditos ovarios y malditos conejos!

Joaquín (desahogándose con un grito) - ¡¡¡ ES UNA MALDITA FALLA FUNCIONAAAAAALLLL !!!
Susana - ¿Qué?... ¿Qué te sucede… ¡Ay!... Me estas asustando.
Joaquín – Esteeee… pues nada. Pensaba en voz alta, es todo.
- ¡Maldita sea!… yo no estuve en “esa fiesta”.
Susana - ¿Qué fiesta?
Joaquín – No me hagas caso. Voy a buscarte hielo para tus ovarios y un antimflamatorio pero mejor desayunamos antes de que tomes el remedio.

Durante el desayuno…
Joaquín- Tú me dices que hicimos el amor en el sofá…
Susana – La primera vez.

Busco en mi cabello el chicle…
Susana - ¿Qué haces?
Joaquín – ¡Nada!, quería comprobar una cosa.
Susana – Si estas buscando el chicle… te corté el mechón.
– Parece que para hacerme el amor tienes que tener alguna copa de más.
Joaquín - He descubierto que a la hora de beber cualquier cosa que no sea refresco me quedo patas para arriba.
- También descubrí que soy un ingenuo (en Argentina se dice “pelotudo”) porque siempre caigo en la creencia de que ella me ama y resulta que…

Susana - ¿Quién es ella... la que siempre mencionas desde que nos conocimos?
Joaquín - ¿Y quien otra?
- Ella… ella… la que perturba mi sueño, el motivo de mi insomnio…
- Mi felicidad con ella duró lo que la vida de una mariposa.
- Mi alma volaba alto con ella… era el motivo de mis risas, de mi alegría, de mis esperanzas de un heredero de la espada.
Susana - ¿De cuál espada…?

Joaquín - ¡Olvídalo!

Susana - ¿Sabes?... a mí me cuesta entenderte porque me dices las cosas a medias.
- Yo te amo y no me importa que no me ames, quiero que seas feliz… haz lo que debas hacer. No quiero ser un estorbo.

Se levanta de la mesa con los ojos llenos de lágrimas… va a la terraza.

Sé que le hago daño y me siento mal… muy mal.
Me duele su llanto.
Dejo la servilleta en la mesa y voy donde ella.
Ella de espaldas a mi seca sus mejillas.
La tomo por los hombros. Me asomo, aparto su cabello y beso su cuello y su orejita… tiene la naricita colorada.

Aparta la cara y se cruza de brazos… mira al lago.

Joaquín susurrando al oído – No estés triste.
- Ella me desilusiona siempre y eso va deteriorando ese amor.
Susana – ¿De qué manera te desilusiona?
Joaquín – De muchas formas… te cuento.
- Qué pensarías si te digo que llevo más de dos semanas con el MSN abierto… y nada.
- Ella no lo abre para hablar porque tiene miedo que le introduzca algún programa para perjudicarla… piensa que soy un hacker.
- Se me ocurrió que podría proponerle que ella abra una cuenta nueva en algún correo, luego que me envíe su invitación a chatear y abra ese MSN desde un ciber, de ese modo su correo, sus contactos, ella y su computadora estarían a salvo.
- Para evitar que el “inteligente” se haga pasar por ella debería enviarme desde su correo una confirmación de su nueva identidad.

Susana – ¿No te parece mucho “rollo”?
- No deseo entrometerme pero si tiene tanta desconfianza en ti… ¿vale la pena una relación así?
Joaquín – Es que pensando en como comunicarnos no me percaté de eso.
- Puede que tengas razón… ya no sé que pensar.
- ¡Mira!, es mejor que ya no hablemos de ella…
- Volvamos a la mesa, tienes que comer para tomar el antimflamatorio.

Susana encarándome - ¿Todavía la amas?
Joaquín – Bueno, en realidad yoooooo… (cerrando los ojos) ¡No me preguntes!
Susana – Pero… ¿Cómo puedes quererla?
Joaquín – Yo no he dicho que la quiero...
Susana - Anoche me llamabas Julieta…
Joaquín, sonriendo, estrecha su mano - ¡Encantado… soy Romeo!
Susana con tono indignado – Eres… eres…
Joaquín – ¡Ya sé!... Soy un estúpido... un malnacido y un desgraciado... ¿Era así… no?

Sonríe…

Susana – Anoche también me hablaste de un problema con un amigo… ¿Qué pasó con él?
Joaquín – Bueno... ayer fue ayer, hoy parece que él vio mi fogata…
Susana - ¿Qué fogata?
Joaquín – Esa que encendí en el bosque… Esa a la que le puse unas ramitas y hojas secas que Pau (la hija del campesino) me dio.

Susana – ¡No entiendo nada!... pero te veo contento.

Después del desayuno…

Joaquín con mirada libidinosa – ¿Todavía te duelen los ovarios?
Susana - ¡Siiiiiiiiiii…!
Joaquín - ¿Segura?

(Continuará)