Susana 8
Capítulo – 8 “Cerrar los ojos… y traerla”

Pearly de Radiohead es la música que estoy escuchando.
Hago mil cosas para olvidarla.
Con mi computador recorro las radios de EEUU y escarbo en los álbumes de música.
Hago tonterías que nunca hice… huir de su recuerdo es la meta.
Huir de lo que siento… ¡Escapar!...
Quiero sonreír, decirme a mí mismo que todo está bien… que ya se me pasará.
Nada está bien…
Es esta tristeza. Esta maldita tristeza que se instaló en mi alma… porque la amo.
Es la verdad de la cual debo huir…

Alguien tan fuerte como yo… sintiéndome un inválido.
No puedo armar mi escudo.

Ella es como un sol, como una estrella fugaz, como una flor salvaje, como una cascada de agua que desde lo alto atrapa un arco iris… así es ella.

Amo su mal carácter, sus labios de cereza, su pasión, sus caprichos y su lista de deseos.

Ahora estoy escuchando “Rescue Me” de World Party…

La amo… la amé… ya no sé.

¿Y si realmente ella me ama?
¿Y si ella no sabía que me amaba?
¿Y si estuviera llorando?
¿Y si al acostarse, desde su almohada mirara la luna asomada a su ventana y lágrimas rodaran viendo una luna llena?

Tengo una copa con su nombre en la mano.
Estoy bebiendo un Borgoña añejo… sabe a madera de roble. Lo miro a contraluz… tiene buen color.
Tapo con la mano la copa y muevo en círculos, ahora huelo… ligeramente frutado, predominando el roble.
El sabor… seco, agradable al paladar
En fin… buena cosecha.
Lo acompaño con quesos.

¿Y si cierro mis ojos y me la traigo?

Ella en la terraza mirando al lago… yo observándola.
De repente se voltea y me sorprende… sonríe – Joaquín, ¿aquél es el puente Rafael Urdaneta?
Joaquín - ¡Ese es!
Ella – ¿Y es verdad que desde allí hay tipos que se tiran en bengi?
Joaquín – ¡Es cierto!
Ella - ¿Qué te sucede?... todo es “Si” o “No”. ¿En qué piensas?
Joaquín – Sueño contigo…
Ella – ¡Pero si estoy aquí!
Joaquín – Estoy acostumbrado a soñarte…
Ella, acercándose toma mi mano y la lleva a su rostro – Ya no soy un sueño.
Joaquín - ¡Cierto!, ahora eres mi pesadilla.
Ella preparando la cachetada - ¡Engreído voy a…!
Sonrío (como un engreído), la atrapo y la tiro encima de mí.
Joaquín – Te amo por ese carácter “podrido” que tienes.

La abrazo con la mano izquierda pasando por su cintura y la derecha en su espalda.
Con sus codos a ambos lados de mi pecho se levanta.
Nuestras miradas se encuentran.
La pequeña lucha alteró el ritmo de su respiración.
Hace un gesto con la cabeza para acomodar sus cabellos.
Su aliento huele a chicle de manzana.

Joaquín - ¿Quieres quitarte el chicle de la boca?
Ella - ¡Claro!
Se lo quita. Lo mira… y lo deposita entre mis cabellos.
Me mira y sonríe.

Cierro mis ojos… - 1, 2 , 3 , 4 ...
Ella - ¡Ay!.. que miedo.
Apoya su codo derecho en mi pecho esperando a que termine mi cuenta, sostiene su barbilla con el puño.

Abro mis ojos y me está mirando - ¿Terminaste?
Joaquín – Se supone que deberías tratar de huir, de ponerte a salvo, que sé yo… de esconderte en el baño.
Ella – Y si me atraparas antes de llegar al baño… ¿qué harías?
Joaquín - ¿Por qué me estas viendo así?
No responde. Acerca sus labios a los míos… roza mi boca.
Se aproxima para besar mi cuello y siento sus senos en mi pecho.
Besa la comisura de mis labios.
Trata de excitarme… pero también se excita.

Joaquín - ¡Mira! A mí no me afectan tus coqueteos…

Miento alevosamente. Ya no aguanto un solo roce más de sus labios.

Ella – ¡Estas mintiendo!
Joaquín - ¿Tú que sabes?
Mueve su cadera… - ¿Ves?
Joaquín - ¡Ah!... y tú crees que es porque rozas tus labios con los míos… y po… po… porque tus senos...
Ella - ¿Qué pasa con mis senos?
Joaquín – Bueno es que tus senos… tus senos…

Sonríe, alza sus cejas y hace un gesto con la cara como esperando la respuesta.

Joaquín – Es que tu respiras y ellos se agrandan… y el perfume a manzanas…

¡LA ATRAPÉ!

La beso con desesperación. Suelto toda la pasión contenida.
Ella se zafa y rodillas a ambos lados de mi cuerpo, sentada sobre mi sexo hace hacia atrás sus cabellos, pone sus manos a la cintura y me mira desafiante.

De un solo movimiento rompo todos los botones de su camisa y queda un hombro de ella al descubierto.
Otro gesto de su cabeza y cubre el hombro con sus cabellos… me mira inmutable.
Vuelvo a tumbarla encima de mí, la beso, meto mis manos por su espalda hasta atrapar el cierre de su sostén, halo con fuerza y arrojo su sostén al piso.

Giro con ella abrazada y la pongo debajo de mí.
Cara con cara nos miramos. Sus ojos se mueven de derecha a izquierda tratando de adivinar…
Está agitada… miro sus senos desnudos.
Atrapo uno de sus senos en mi boca… ella gime.
Se abraza de mi cabeza… la escucho suspirar.
¡Despacito… Despacito!… susurra a mi oído.
¡Ayyyy! Dice con su aliento tembloroso y me acaricia.
Levanto la mirada y encuentro sus ojos expectantes…
Abro el cierre de su cinturón, desprendo el botón del jeans y bajo el cierre… ella se deja hacer.
Meto la mano y acaricio su sexo sobre la tanga.
La beso y ella me abraza.
Levanto ligeramente su tanga y mi mano toca sus vellos con suavidad.
Con mis dedos acaricio su sexo humedecido.

Quito su mocasines y tomo ambas piernas de su pantalón… ella ayuda levantando la cadera.
Su tanga tiene encaje sobre el sexo y veo sus vellos.
Me quito mis pantalones y me tiendo sobre ella.

Nos miramos a un centímetro - ¡Te odio!
Ella – Y yo a ti…

La beso y ella se abraza fuerte… mueve sus piernas y yo aprieto mi sexo contra el de ella.
Nos separamos un instante… ella expectante.
Con mi pierna separo las suyas… meto mi mano dentro de la tanga nuevamente.
Cierra sus ojos y jadea levemente.
La beso y la toco… aumenta nuestra agitación.
Bajo un poco su tanga y con el pie la empujo hasta sus tobillos… ella mueve sus pies y termina de quitársela.
Nos besamos y vuelvo a sus senos… la penetro lentamente.
Respira profundo… toma mis cabellos en un puño y me lleva a su boca…

Comienza el corcel del amor su galope por aquellas praderas de deseo y pasión.
Su perfume, su jadeo, sus gemidos y suspiros enardecen mis instintos… quiero devorarla.
Me detengo, trato de prolongar el momento. Ella retuerce el almohadón entre sus manos conteniéndose. Ya no puedo… me abalanzo sobre su boca. Ella suelta el almohadón y me abraza con fuerza mientras nuestras almas se cruzan y mezclan en un espacio sin tiempo.
Con nuestra respiración aún agitada me quedo derrumbado sobre ella, acaricio sus cabellos, beso su cuello… ella el mío.

Ella - ¿Y si tuviéramos un niño?
Yo – En ese caso serías la madre de un príncipe y tú una reina.
Ella – Me gustaste desde que me besaste en aquel columpio.
Me acuerdo de aquellos días en que tú me decías… “le pregunto al vecino…”
Y yo te decía, “¡Nooooooo!... deja al vecino tranquilo…”
Yo – Me acuerdo que me decías… “…le pido sal…” y yo otra vez… “Que no… que te olvides del vecino… ¡Maldición!

Me gustaba cuando me decías “engreído”… adoraba tus ¡jolines! O me estas “liando”.

¡Cuánto disfrutábamos aquellas conversaciones!... pero yo tenía poco tiempo… te enojaste y me bloqueaste.
También te bloquee y más nunca volvimos a hablar.
Mi orgullo… el tuyo…
Queríamos no pensar el uno en el otro… imposible.
Yo te amaba y tú… no sé.
A veces parecía que me amabas a mí… luego al otro.
Creo que no tenías definidos tus sentimientos… o quizás tú no tienes sentimientos.

¿Verdad Josefa?

¡Claro! Ya lo sé…soy un quejica.

No debería amarte... sé que no.
Ya se me pasará. Se me pasará y ya no te soñaré...

(Continuará)