Susana 14 – Involución… evolución.
Susana está allí, detrás de mí y Celeste que está próxima a entregar sus papeles a “Inmigraciones”.
Sigue con sus ojos cerrados tratando desesperadamente de evitar el inminente llanto.
Joaquín - ¡Susana!... ¡Susy!... ¡Por favor!... ¡Por favor!...
Abre sus ojos y nos miramos. Tiene dos lágrimas que acompañan el movimiento de sus ojos. Sus labios tiemblan... mira hacia arriba y con la palma de su mano trata de quitarse las lágrimas, primero un lado luego el otro. Es inútil, de inmediato asoman nuevas lágrimas.
La abrazo fuerte... fuerte. Ella se abraza de mí.
Rompe a llorar.
Me aparto, con ella, de la cola de "Inmigraciones" mientras se calma. Pero llora y llora agarrándose de mi ropa y apretándola entre sus puños.
Joaquín - ¡Ya!... No llores... ¡Por favor!... ¡Por favor!...
La beso en su sien, en el cuello... - ¡Basta!... te va a hacer mal.
Tomo su rostro con mis manos e intento que me mire pero cierra los ojos y zafa mis manos para refugiarse nuevamente en mi cuello.
Es inútil cualquier intento por calmarla así que la tengo abrazadita acariciando sus cabellos y besando su carita mientras desahoga su tristeza...
Llora y llora como si fuera una bebé a quien se le cayó el helado al piso.
Después de algunos minutos parece calmarse. Se aparta de mí, seca sus ojos y cara, saca su espejito, repasa su maquillaje, toma su maleta y pasaporte y se pone delante de "Inmigraciones". Le entrega sus papeles al funcionario.
Joaquín (asomado por sobre el hombro de ella) - ¡Mira...muchachita!... todo este "teatro" fue para "colearte"… ¡Qué bríos tienes tú!...
Susana gira la cabeza porque su actitud de ofendida no admite la risa... pero se ríe.
Termina su trámite y se va.
Joaquín - ¡Espérame Susy!... ¡Epa!... ¿Para dónde vas tú?...
El funcionario - Señor, no puede pasar... debe presentar sus papeles.
Susy, Susy... te voy a comer cruda... (pienso).
Termino el trámite y al salir no está por ninguna parte. Celeste ya había desaparecido antes.
¡Maravilloso!... al hotel… ¿Qué más…?
Joaquín - ¡Taxi!
Cuando me presento me dicen que en efecto mi habitación está reservada y disponible.
Pregunto si no estuvo una chica “así y asá” y me dicen que
no pueden responder esas preguntas… pero que tal vez sí la vieron.
Cincuenta dólares hacen el milagro de recuperar la memoria del empleado. Averiguo todo cuanto quiero.
Voy a mi habitación. Ya es casi mediodía así que me baño y bajo al comedor del hotel.
Ella no está.
Me siento en una mesita para dos.
Viene el mesonero y me trae el menú.
Al rato entra Susana al restaurante. Está con un vestido rojo pegado al cuerpo con motivos azul marino en escote y mangas y ruedo, tacones negros, cartera de cuero negra… está preciosa.
Se detiene un instante en la entrada.
Pero bueno, ¿qué tienen que estar viéndola todos estos tipos?
¡Qué desgraciados!… parecen caníbales viendo su almuerzo.
Me ve. Viene hacia mí… pasa de largo y se sienta una mesa de por medio.
Yo que me había parado quedo como un “pelotudo”… todos me quedan mirando.
Pienso - ¡Pero qué “desgraciadita”, me ignoró por completo!
Bueno, será como ella quiera… ¡GUERRA!
Seguro que espera que yo vaya a su mesa y le ruegue y me arrodille… no señorita, de ninguna manera.
Ya vas a ver tú quien es Joaquín…
Llamo al mesonero y le pido lo que elegí del menú.
Un tipo sentado en la barra no le quita los ojos… apura su trago y va directo a la mesa de Susana.
El tipo le pregunta si está sola… etc… etc…
Ella me echa una ojeada rápida y luego con una sonrisa esplendorosa le da la mano al “fulano”.
Ni lerdo ni perezoso “fulano” se sienta en su mesa.
El tipo viste ropa tipo casual pero carísima… parece Tarzán en pantalón y camisa.
Hablan y hablan y sonrisas de aquí y de allá… ¡Me muero!… ¡Hay Dios mío, yo la mato…!
De cuando en vez ella me dedica una mirada que dura una fracción de segundo… se ríe.
¡Ríe… ríe… a mí no me afecta en lo más mínimo!
¿Qué está haciendo?... Este “desgraciado” es más rápido que yo… ya le agarró las “manitos”…
Le va a besar una de las manos…
¡¿Qué?!... pero…
Le está pasando la lengua por el dorso de la mano…
¡Pero que falta de “glamour”!
Ella retira su mano con gesto de asco y se la limpia con el mantel…
Me espía un instante… acomoda su cabellera con un gesto de su cabeza.
Enseguida repone su sonrisa a “fulano” que no se amilana.
El tipo saca una rosa del florero y se la ofrece. Ella la toma con otra de sus mil sonrisas. El tipo se levanta, se inclina sobre la mesa y le da un beso “asomado”.
Me estoy poniendo de mal humor… Siento en mi interior un rugido y una piedra que se empieza a mover a la entrada de la cueva… es mi otro yo.
Es el Joaquín “salvaje… prehistórico… estoy involucionando hacia el eslabón perdido” a punto de sacar la piedra… Homo Sapiens Sapiens… Homo Sapiens Neandertalensis… y continúo hasta Australopitecus.
Una voz - ¡Joaquínnnnnnnnn!
Desde la entrada, esa mujer de cabellos negros y ojos verdes (como María Eugenia) con ese cuerpo espectacular avanza hacia mi mesa sonriendo y alzando los brazos… Atrae todas las miradas.
¡Teodora!
Me paro y nos abrazamos…
Ella, brazos a mi cuello, sonrisa desbordante observa mi rostro, como recordando “viejos tiempos”. Posa la mirada en mis ojos, va cerrando su sonrisa y se acerca lentamente a mi boca… nos besamos.
Estoy evolucionando millones de años en pocos segundos… desde el “eslabón perdido” a Australopithecus… Homo Hábilis…
Me estanco en el siguiente punto de la evolución…
Sin llegar a “Sapiens”… me quedo “Homo Erectus”…
¡Ay… tierna “criaturita”… llegó tu turno de sufrir!...
(Continuará)
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Fondo musical: La bella y la bestia.
Joaquín, pero qué manera de vengarte. Esta vez me está gustando la revancha. Hazla sufrir un poquito y que sienta lo que tú sentiste. En ocasiones eso necesitamos las mujeres, pero no siempre, eh. Lourdes