Eran las 0730, es decir, las 7:30 de la mañana.
Las primeras barcazas abrieron sus compuertas y decenas de soldados británicos saltaron a las frías aguas del Canal de la Mancha.
Enfrente, la playa denominada en clave como Sword.
Uno de los batallones, la 51ª División Highlands Special, llegó a horcajadas a la orilla, mientras a su alrededor soldados de otros batallones, así como las barcazas que transportaban los carros, atravesaban el agua bajo el intenso fuego alemán.
Las ametralladoras nazis no daban tregua, pero bien se sabía que no podrían aguantar la oleada de soldados de Su Majestad.
Poco a poco, la línea de costa se fue debilitando, y tras horas de intensa lucha, los últimos alemanes se retiraron tierra adentro.
Los británicos, felices por la victoria, establecieron una sólida cabeza de puente, el ariete de la bahía de Ouistreham, y acto seguido avanzaron hacia el interior. No sabían cuál sería su destino, la linea Maginot quizás, o la ciudad de París, pero lo que sí sabían es que por mucho que los nazis se esforzaran en detenerlos, por muchos panzer e infanterías que encontrasen en el camino acabarían venciendo.....por la Reina, por Inglaterra y por la libertad.