Tributo a la Gran Alfonsina
(22 de mayo 1892-25 de octubre 1938)
“Me llamaron Alfonsina que en lengua árabe quiere decir: dispuest a todo”.
Siempre que escuchaba la palabra mar, instantáneamente repetía los versos aprendidos en la escuela primaria: “ yo en el fondo del mar” y repasaba mentalmente los pocos datos que sobre esta poeta-mujer valiente, madre soltera-conocía. Así, con el transcurso de los años, me vienen a la memoria sus versos de amor, “El divino amor”, “Tu me quieres blanca”, “¡Ay!”, “ Bajo tus miradas” o irónicos como: “Hombre pequeñito” o aquellos con tal fuerza que me estremecen: “La loba”, “Piedra miserable”, “Un lápiz”, “Buenos Aires”.
Con unos pocos datos incompletos, comencé la búsqueda de todo lo relativo a la vida de Alfonsina Carolina Storni-Martignoni, en debates, conferencias y charlas que sobre la misma se desarrollaban en distintos centros culturales, universidades, etc.
Pero fué la disertación que dió el Prof. Carlos Alberto Andreola, en el Centro Cultural Marco del Pont, en Flores, el 18 de mayo de 2001, quien completó el todo sobre mi querida Alfonsina Carolina.
En su exposición, el Prof. Andreola nos hizo conocer aspectos desconocidos sobre los últimos años de vida de Alfonsina, como que vivió en el Barrio de Flores, en la calle Terrada no. 578, sólo 20 días. Luego en distintos inquilinatos, ya desaparecidos.
Su última residencia fué en el Barrio de Villa Crespo. Que dió clases de declamación en el ex Instituto Musical Fontova, situado en Av. Callao y Tucumán entre 1916 y 1917.Fu docente en el Teatro Infantil Municipal Lavarden donde escribió numerosa obras de teatro para niños a las cuales también les puso música. Su poesía fué traducida al italiano, francés, inglés, sueco y alemán.
Inquieto y asombrado, yo seguía atentamente esta charla tan rica en nuevos datos y esperaba más, y así ocurrió.
Nos contaba C. A. Andreola que, Alfonsina escribio la charlilla que mas adelante nombro, en el verano de 1938, en Colonia , Uruguay, dode fué sorprendida por un radio-llamado del entonces presidente del Uruguay, quien la invitaba a una reunión cumbre. Allí la esperaban otras dos poetas: Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957, premio Nobel de literatura 1945) y Juana de Ibarbouru (Uruguay, 1895-1980). Tal discurso lo tituló: “Entre un par de maletas a medio abrir y la manecilla del reloj que apura ...”
De pronto, las luces del recinto se fueron atenuando y, de un grabador, bien custodiado,-ya casi en completa oscuridad, como si hubiera entrado en sueño- surgio’ la voz de ALFONSINA, poderosa , clara, femenina, firme, de mujer efectivamente dispuesta a todo .
No podía con mi espíritu henchido de gozo, placer, felicidad de haber completado el mapa humano de la gran Alfonsina Carolina.
Así lo viví, sentí y comparto.
Marcelo Daniel Peroggi
(La Academia Bar, Bs. As., junio-2002)