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Tengamos más fe.

Tengamos más fe.

(Relato Religioso 140)

Una definición correcta acerca de lo que es la fe se encuentra precisamente en la Biblia. La hallamos en la carta a los Hebreos capítulo 11, en su versículo 1, que nos dice de esta forma:  “Fe es la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan”. El libro ‘Razonamiento a partir de las Escrituras’, 1985, en su página 162 continúa sobre la definición de la fe: “La fe verdadera no es credulidad, es decir, el estar presto a creer algo sin que haya prueba sólida, o sencillamente porque uno quiera que así sea. La fe genuina requiere que se tenga conocimiento básico o fundamental, que se conozcan los hechos y que se muestre aprecio sincero, del corazón, por lo que los hechos indican. Así, aunque es imposible tener verdadera fe sin conocimiento exacto, la Biblia dice que es “con el corazón” con lo que se ejerce fe. –Romanos 10:10.

Hay muchas personas que no tienen fe, ¿a qué se debe esto?. Bueno, la fe es un fruto del espíritu de Dios y Dios se complace en dar su espíritu a los que lo buscan como lo sostiene Gálatas 5:22 y también Lucas 11:13. Así, las personas que no tienen fe no están buscando ese espíritu, o lo buscan con el propósito incorrecto o luchan contra el funcionamiento de éste en su vida. Hay muchas cosas que influyen al respecto y vamos a considerar 4 de ellos: 

1-El no tener conocimiento bíblico: La Biblia es resultado del espíritu de Dios, pues fue inspirada por Dios [2 Timoteo 3:16,17. 2 Samuel 23:2] El no estudiar la Biblia impide el desarollo de la fe verdadera. Aunque los miembros de diversas religiones tal vez tengan la Biblia, si se les han enseñado ideas de hombres en vez de lo que dice la Palabra de Dios no tendrán verdadera fe en Dios ni en su propósito. Para resolver los problemas de la vida, tenderán a apoyarse en sus propias ideas y en las de otros seres humanos. [Lea en su Biblia, por favor, Mateo 15:3 al 9].

2-Desilusión con la religión: Muchas personas se han desilucionado debido a la hipocresía de las Iglesias de la crsitiandad las cuales afirman que enseñan lo que la Palabra de Dios dice, pero no viven en armonía con lo que la Biblia enseña. Otras seguían alguna religión no cristiana, pero vieron el fruto malo de sus prácticas o descubrieron que sus creencias relamente no las ayudaban a encararse a los problemas de la vida. Al no tener concimiento exacto del Dios verdadero, dichas personas se apartaron de todo lo relacionado con la religión. [Lea en su Biblia las citas de Romanos 3:3, 4 y Mateo 7:21 al 23].

3-El no entender por qué Dios ha permitido la iniquidad: La mayoría de la gente no entiende por qué Dios permite la iniquidad y por lo tanto, lo culpan de todas las cosas malas que ocurren. No comprenden que la inclinación del hombre hacia la iniquidad no se debe a la voluntad de Dios, sino que se debe al pecado de Adán [Romanos 5:12] Tal vez no estén al tanto de la existencia de Satanás el Diablo ni de su influencia en los asuntos del mundo, por lo cual culpan a Dios de las cosas viles perpetradas por Satanás [1 Juan 5:19. Apocalipsis 12:12] Si hasta cierto grado estas personas están informadas de estas cosas, tal vez opinen que Dios es lento respecto a tomar acción, porque no ven claramente la cuestión de la soberanía universal y no comprenden que el que Dios haya sido paciente hasta este día les ha dado la oportunidad inmerecida de alcanzar la salvación [Romanos 2:4. 2 Pedro 3:9] Además,  no entienden cabalmente que Dios ha señalado un tiempo para destruir para siempre a toda persona que practica la iniquidad [Apocalipsis 22:10 al 12, 11:18. Habacuc 2:3].

4-Los deseos y puntos de vista carnales dominan su vida: Generalmente, las personas cuya fe no es verdaderamente firme se han dedicado a ir tras otros intereses. Algunas tal vez digan que creen en la Biblia, pero quizás nunca la hayan estudiado detenidamene ni hayan meditado con aprecio sobre algo y sobre cómo aplicaría esta información en la vida diaria. [Vea en su Biblia 1 Crónicas 28:9] En algunos casos, no han alimentado la fe que han tenido, sino que, en vez de eso, han permitido que el deseo de las cosas injustas dominen la inclinación de su corazón, de modo que se han apartado de Dios y de sus caminos [Hebreos 3:2].

Pregúntese por un instante: ¿Cómo puede alguien adquirir fe?. En Romanos 10:17 leemos: “La fe sigue a lo oído”. [Lea Hechos 17:11, 12. Juan 4:39 al 42. 2 Crónicas 9:5 al 8]. Primero la persona tiene que oir, aprender lo que la Biblia dice, y fortalecerá su convicción si la examina cuidadosamente para convencerse de que es confiable. El texto de Romanos 10:10 nos dice: “Con el corazón se ejerce fe”. Al meditar sobre asuntos relacionados con la piedad para desarrollar aprecio por ello, la persona los graba en el corazón figurativo. La fe se fortalece cuando la persona obra en armonía con las promesas de Dios y entonces ve pruebas de la bendición de Dios sobre lo que ha hecho [Véase el Salmo 106:9 al 12] Los testigos de Jehová del vecindario donde usted vive pueden ayudarlo a llegar a tener una fe firme y verdadera por medio del estudio gratuito de la Biblia en el lugar y en el tiempo que usted escoja, converse con uno de ellos y bondadosamente lo ayudaran a adquirir y aumentar la fe.

Veamos una ilustración: Tal vez usted tenga un amigo de quien diga: ‘Confio en él. Puedo contar con que cumplirá con su palabra, y se que si tengo algún problema, él me ayudará’. La persona de quien usted dijera eso no sería alguien a quien hubiera conocido tan solo ayer, ¿no es cierto?. Tendría que ser alguien con quien usted se hubiera asociado por largo tiempo, que vez tras vez habría probado que es confiable. Lo mismo sucede con la fe religiosa. Se requiere tiempo para tener fe y llegar a conocer a Jehová Dios y su manera de hacer las cosas.

Consideremos ahora la fe en perspectiva de un justo nuevo mundo de cosas. Cuando alguien conoce bien el registro de los tratos que Jehová a tenido con sus siervos, llega a compartir el punto de vista de Josué, quien dijo: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ella ha fallado”. [Josué 23:14].

Las promesas bíblicas de que la salud será restaurada, de que acontecerá la resurrección de los muertos, etc., son fortalecidas por el registro de los milagros que Jesucristo ejecutó. Estos no son fábulas. Lea los relatos de los Evangelios y compruebe que aquellos milagros llevan el sello de la autenticidad histórica. Se dan los nombres de los lugares geográficos, se dan los nombres de los gobernantes seglares de aquel tiempo, sea conservado más de un relato de testigos oculares. El meditar en estas evidencias puede fortalecer su fe en las promesas de la Biblia. Visite los Salones del Reino de los testigos de Jehová y asista a las convenciones que ellos celebran y podrá ver por sí mismo prueba de que el poner en práctica el consejo bíblico, transforma vidas, contribuye a que la gente sea honrada y recta en sentido moral y permite que personas de todas las razas y nacionalidades vivan y trabajen juntas en un espíritu de verdadera hermandad.

¿Realmente necesita uno tener obras si tiene fe?. En la carta de Santiago 2:17, 18, 21, 22 y 26 leemos: “La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma. No obstante, cierta persona dirá: ‘Tu tienes fe, y yo tengo obras. Muestrame tu fe aparte de las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras’. ¿No fue declarado justo por obras nuestro padre Abaham después que hubo ofrecido a Isaac su hijo sobre el altar?. Contemplas que su fe obró junto con sus obras y por sus obras su fe fue perfeccionada. En verdad, como el cuerpo sin el espíritu está muerto, asi también la fe sin obra está muerta”.

Pongamos la siguiente ilustración: Quizás un hombre le haga la corte a una joven y le diga que la ama. Pero si nunca le pide que se case con él, ¿estará demostrando en realidad que la ama profundamente?. De igual manera, las obras son un medio de demostrar lo genuino que son nuestro amor y nuestra fe. Si no obedecemos a Dios, realmente no lo amamos ni tenemos fe en que su manera de actuar las cosas sea la correcta [1 Juan 5:3 y 4] Pero no podemos ganar la salvación, prescindiendo de las obras que hagamos. La vida eterna es un don procedente de Dios mediante Jesucristo, no un salario por nuestras obras. “Por esta bondad inmerecida, ustedes han sido salvados mediante la fe. Pero no ha sido por sus propios méritos, sino que es un regalo de Dios. En efecto, no es por sus obras, para que nadie tenga motivos para presumir”. [Efesios 2:8 y 9]. Por lo tanto, amigo lector, estudie la Biblia y sea constante en ello para que tengamos una fe firme y que nuestras obras demuestren esa fe verdadera para honra y gloria de nuestro Creador y Padre, Jehová.

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