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Tiempos modernos

Con el último presupuesto, habían decidido comprar una gran pantalla y poner a la comunicación audiovisual de su parte; a pesar de las reticencias iniciales, pensaron que el poder de atracción de un televisor podían usarlo para atraer a las masas de vuelta al templo, empleando el arma que les había alejado de allí.
Las seculares piedras pasaron a compartir la morada con todo un moderno montaje: los altavoces se habían multiplicado, renovado y ampliado su capacidad y sobre la cruz, casi cubriéndola –desde algunos puntos los feligreses debían imaginarse el rostro del Cristo abatido-, una descomunal pantalla ampliaba a proporciones divinas la imagen de un sacerdote maquillado para que no quedaran sus facciones desmejoradas bajo el tórrido masaje de los focos cinematográficos. Los eclesiásticos, desprovistos de los antiguos armatostes que tenían por micrófonos, salían con el rostro triunfal y el disimulado nuevo aparato abrazado a su sotana. Ahí estaba su público, dispuesto a escuchar su mensaje de amor, paz y hermandad.
La palabra del Señor se deslizaba inocentemente por los pequeños orificios de cada altavoz, rebotaba, aumentaba, se expandía, crecía, ampliaba sus dominios por cada resquicio de aquel espacio religioso para acabar vibrando en cada una de las cócleas de los feligreses, personas movidas por la novedad y turistas. Sus almas también vibraban ante la imponente imagen de negro que les destilaba enseñamientos bíblicos, gesticulando televisivamente –casi exagerando demasiado, pero, al fin, cumpliendo su cometido- y se sentían unidos, expectantes ante el próximo gesto sacerdotal, como pescados por una red que se extendía por toda la iglesia, cubriendo cada uno de los bancos, atrapándoles.
Gracias a la pantalla el sacerdote decía “amor” –lo leían los feligreses, los nuevos, los despistados, los turistas, los estudiantes, los homosexuales, en sus finos labios: ammmor; paladeando mucho la “m”, como degustándola- y a los altavoces, que explotaban cada letra de la palabra hasta arrasar con el espacio vacío, parecía que todo se llenara de amor, como si lo sintieran a su lado, como si fuera una persona más sentada cerca. Y el sacerdote decía “paz” –abriendo los brazos, lo podían ver bien, como regalándola en toda su amplitud- y la paz salía suavemente de cada ampliador, levitando, medio dormida y confusa, pero clara en su misión: llegar a cada persona (ya fuera feligrés, nuevo, despistado, turista, estudiante, homosexual, travesti o pueblerino) para llevarles el rumor atrayente, cadente y tranquilo del mar. Y el sacerdote gritaba “hermandad” y sentían que podían tocarse unos a otros, pero sin emplear el tacto, porque entre todos –feligreses habituales, nuevos, despistados, turistas, estudiantes, homosexuales, travestis, pueblerinos, barceloneses, punks- formaban un todo unido y casi homogéneo, juntos en una burbuja gracias al disimulado micrófono, a los focos cinematográficos, a los futuristas altavoces, a la descomunal pantalla.
Y en esa burbuja felizmente estaban cuando, de repente, sin previo aviso, sin nada para protegerse de la caída, irrumpió en la pantalla una niñita sucia, con la cara desafiante, la ropa desgastada y los pies descalzos, mirando al reportero del documental de una cadena televisiva que intentaba mostrar la difícil vida en unas calles sin nombre. El estrépito de feligreses, nuevos, despistados, turistas, estudiantes, homosexuales, travestís, pueblerinos, barceloneses, punks y palomas, cayendo contra el suelo llenó el espacio vacío de la iglesia.

Subsanado el problema, que no se iba a volver a repetir, todos olvidaron a la niña. Y entre todos, también, volvieron a hinchar la reventada burbuja y le colocaron un parche.
Datos del Cuento
  • Autor: Vet
  • Código: 7909
  • Fecha: 23-03-2004
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.85
  • Votos: 65
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2749
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
luis jesus
invitado-luis jesus 24-03-2004 00:00:00

Ante todo, este relato me ha gustado mucho, creo que sigues cotizando al alza. Y luego te propongo que si tienes tiempo traduzcas MAI OBSÉSION pa que los catetos como yo nos enteremos de argo. Buen rollo. (Como no es muy largo, podías tirarte el detallito.) A seguir ,compañera. Recibe un casto beso. Adeu.

Angel F. Félix
invitado-Angel F. Félix 24-03-2004 00:00:00

Con el clero hemos topado. Aunque Vet lo ha superado, Reparando la pantalla Y la burbuja emparchada..

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