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Categoría: Infantiles

Transformación

A veces el mundo no es como te lo muestra la maestra en la escuela, en ocasiones es mas grande y maravilloso. Es muy cierto que las maestras tratan de enseñarte todo lo que saben (o casi todo), de la mejor manera posible, pero digo casi todo porque hay algunas cosas que solo se aprenden mataperreando por ahí, lo mismo haciendo travesuras, que comiéndote un helado, yendo solo a la escuela o tumbándole los mangos al vecino, aunque también hay otras que como dice mi abuela nacen con uno pero al final hay que aprender a moldearlas como un pastelito con las otras que se van pegando en tus andares.
Esto que te cuento me sucedió hace poco tiempo, y aunque pueda parecer raro es la pura verdad. Fue un día de esos en que el calor de la tarde sin tener que nada que hacer me iba carcomiendo la tranquilidad y alimentando el deseo de escapármele a mi mima para ir a la zanja de las afueras del pueblo y terminar convirtiendo en mugre bajo las uñas y hambre toda la energía que tenía dentro. 
No había andado dos cuadras cuando tropecé con Manolito, uno de mis compinches de maldades y fugas de los turnos de Español y Literatura, que irónicamente terminábamos transformándolas en sesiones de lecturas de cuentos fantásticos y aventuras.
- dime Mano, que hacemos hoy?- le pregunte con una amplia sonrisa de cómplice porque pensé saber la respuesta, pero me equivoqué.
- hay cambio de planes, la zanja está seca!-
- ¡Ño! Y ahora que hacemos, yo estaba loco por mojarme- le dije algo preocupado
- No te preocupes que apareció algo interesante, “el Churre”-un amiguito de aula que le hacia bastante honor a su apodo- me dijo que abrieron un hueco cerca de la zanja para desaguarla y así limpiarla, que por eso estaba seca-
- ¿Si y qué?- le pregunté para alentarlo a que dijera al fin su idea
- Pues chico que a falta de pan casabe, no nos mojamos en una zanja pero nos caemos a terronazos de lodo en un hueco, el lío es ensuciarnos y de paso le tumbamos la cerca de Ramón y le llevamos unas frutas a Pancho- y nos reímos por un rato.
Así salimos pues, entusiasmados con el nuevo pasatiempo y con la esperanza de encontrarnos con varios amigos por aquel lugar. Pero para sorpresa nuestra no encontramos a nadie.
- Parece que los otros se ratonaron porque esto esta vacío- le dije a Manolito con cierta decepción.
- Bueno no tan vacío, mira esto- y desde el borde del hueco me hizo un gesto con la mano para que me acercara.
Nos resultó bastante extraño pero así era, había una niña jugando dentro del hueco, bastante gracioso también porque las niñas solo sirven para jugar a las casitas y a la escuelita y a nosotros siempre nos ponen a lavar pañales o a cuidar la puerta del aula, por esa razón nos teníamos prohibido a nosotros mismos jugar con ellas bajo ninguna circunstancia. Por eso nos acercamos con cierta desconfianza.
- ¿Oye tú? ¿Quien eres?- pregunto el Mano con mas guapería que otra cosa pero en realidad todo era para disimular el terror que tenia por dentro, el problema es que era muy tímido. 
- Yo, soy una mariposa…-dijo con cierto orgullo.
- Jajá, jajá- nos reímos de buena gana- verdad que las niñas no tiene nada más que inventar.
- ¿A ver si eres una mariposa que haces en un hoyo repleto de lodo?- se me ocurrió preguntar.
- No siempre estamos donde debemos, por eso a veces resultamos extraños, pero no quiere decir que seamos diferentes- dijo como cierto aire enciclopédico y orgulloso
- Y cual es la diferencia porque yo no la noto- dije en tono algo burlón
-    Simple, extraño es algo o alguien a lo cual no estamos acostumbrados a ver pero sin embargo no es para nada diferente a algo o alguien que conozcamos, por ejemplo si mañana pasa un elefante frente a tu casa te resultaría extraño pero no por ello seria diferente a lo que ya conoces porque sin dudas has visto elefantes con anterioridad en algún libro o en la tele.-y termino con un suspiro de agobio, de esos que se lanzan cuando crees que no te han entendido bien.
-    bueno, bueno, no tienes que ponerte tan filosófica, pero es que has armado una jerigonza- 
-    ¿esta bien, pero ya que ustedes son los de las grandes ideas, que hacemos?- pregunto ella
Y el Mano saltó con una de sus ideotas
-    bueno puesto que no podemos tirarle fango a una niña pues vamos a cogerle unas guayabas a Pancho- y creo que hasta se babeó un poquito pensando en el banquete.
Pancho era un viejito de esos que con mirarle nos convencemos al instante que nació con doscientos años. Tenía mas arrugas en el rostro que mi cama en las mañanas después de remolonear antes de levantarme. Pero las guayabas de Pancho no eran cualquier cosa, eran las mas difíciles de atrapar en todo el mundo, cuando las comíamos convertíamos el momento en triunfo y lo saboreábamos como a nada, y por supuesto cada cual contaba su historia como una hazaña de cómo lo había burlado. Pero aquel día, debido a la nueva compañía, la charla fue diferente, o quizás extraña, todavía no se. 
-    Viste, te dije que yo iba a coger la más madura- y la alcé con gesto invencible.
-    Si pero yo conseguí la mía primero- me reclamaba Manolito
-    Y tu por lo que veo no vas a comer por que de esta no te doy- dije mirándola con sus manos vacías.
-    Es que no me gusta robar, cuando tomo algo es porque dejo un bien tras de mí, las flores me lo agradecen.
-    Ah! Sigues con lo mismo de que eres mariposa, además no es para tanto, solo le cogemos unas pocas guayabas- dije tratando de consolarla- el tiene un árbol y no las come, es un desperdicio.
-    Y porque no le hablan y tratan de convencerlo para que las cosechen entre todos, y les proponen que van a plantar varios árboles frutales y los atienden después de las clases? … pero claro, como es mas fácil llevarse algo sin haberse esforzado para obtenerlo. 
Después de eso nos separamos un poco de ella, no nos gustaba que no regañaran, y menos alguien de nuestra edad, y muchísimo menos una niña. Pero no andamos mucho cuando apareció el próximo objetivo en el itinerario de travesuras, la cerca de Ramón. Este hombre siempre pasaba a pastar las vacas mas o menos a esa hora, y nosotros nos encargábamos de desencajar las estacas de madera que componían la cerca para crear un hueco lo suficientemente grande para que algunos animales se escaparan y luego pues a reírnos de Ramón cayéndole a atrás y para todos lados a una veintena de vacas locas. Era todo un espectáculo, cuando terminaba estaba tan exhausto que se tiraba en el suelo junto al propio ganado y dormía una siesta con ellas. 
Claro que esta vez no fue tan divertido, ella se molesto tanto que casi nos golpea, nos dijo insensibles, egoístas, irresponsables, malcriados, y otro montón de cosas que recuerdo, parecía una persona mayor presta siempre a rectificar cualquier cosilla que hiciéramos, y eso que solo la conocíamos hacia solo unas horas, pero parecía que siempre hubiera estado con nosotros.
Cuando salimos de allí estuvimos algún tiempo andando entre las hierbas y deleitándonos con el aroma del campo, que se te mete por los poros y te recarga las fuerzas, te alegra el alma y te da unas ganas de correr irresistible. Y corrimos. Corrimos tanto que no sabíamos a donde habíamos ido a parar. Pero todavía teníamos energía para caer en nuestras revanchas legendarias.
-    Yo llegue primero! ! ! !-gritó Manolito eufórico.
-    ¡Mentira!- respondí- yo siempre gano, y hoy lo hice otra vez.
-    Par de bobos- dijo ella con tono burlón, son tan lentos y tan prepotentes, pero no es su culpa, así son todos los humanos.
-    Que graciosa, vas a seguir con tu jueguito?- dije algo insultado, pues no me agradó el apelativo que nos dio y continué- Acaso eres una vaca, tu también eres humana, eres una niña, además llegaste después de nosotros- y pensé que la callaría con ese argumento pero me equivoqué, pues no había terminado de hablar cuando dijo:
-    No gané porque no traía mis alas, si las tuviera no hubiera ocurrido nunca, son muy lindas pero no las necesito y estoy aquí para demostrarlo, son solo parte de mi cuerpo y ninguna parte del cuerpo es necesaria, lo único que hace falta es razón y sentimientos, eso es más útil e importante que un par de alas, por eso me encuentro con ustedes y por eso perdí la carrera.
-    No sé porque nos dices todo eso pero a veces nos asustas con tantas palabras, además no te entendemos muy bien.
-    Por lo visto no entienden muchas pero solo diré algo, los niños muchas veces confunden diversión con irresponsabilidad, por supuesto que debemos divertirnos a piernas sueltas pero siempre debemos cuidar nuestra manera de actuar, que nuestra alegría no sea motivo de tristeza para nadie, al contrario, podemos divertirnos haciendo felices a todos sin tener nada más que nuestras ganas de ayudar a los demás, no hacen falta alas para ir más lejos.- y se quedo mirándonos como esperando una señal que le indicara que la habíamos entendido, luego de una pausa y una mirada hacia todos lados nos dijo-
-    Bueno, creo que me voy que ya es bastante tarde y mañana debo madrugar
-    Si claro- le dije en tono burlón- seguro vas a libar flores, bueno de cualquier forma nos vemos, mañana volveremos a jugar.
-    Adiós- y se despidió de una manera mágica, dejándonos con mucho en que pensar y con un largo tramo por andar de regreso
Llegamos al barrio y cada uno fue para su casa, esa noche fue como otra cualquiera, solo que el barrio ya no era solo eso sino todo un mundo, y las personas que nos rodeaban eran todas increíbles, fantásticas, únicas, me bañé, comí, hice las tareas y fui a la cama después de ver un rato la televisión.

Al día siguiente espere a Manolito después de las clases
-    ¿oye nos vamos al hueco otra vez?- le pregunte 
-    si, si!! vamos a encontrarnos con ella, que por cierto, con tantas palabras que dijo nunca menciono el nombre, pero bueno vamos.-y partimos
-    cuando llegamos el lugar estaba desolado como el día anterior pero con la diferencia de que ella no apareció a pesar de que esperamos toda la tarde, así que nos sentamos a embelesarnos con el sol en las espaldas desnudas y a tirarnos semillas de Almendra para entretenernos, estuvimos pensando en todo lo que nos dijo y en cuan maravilloso puede ser el mundo si tratamos de componerlo entre todos, de aprender de todo, de divertirnos con todo y con todos, ya cuando regresábamos por el largo camino enyerbado y oloroso que iba al pueblo, estuvimos conversando sobre el tema y nos llamo mucho la atención una pequeña mariposita que nos daba vueltas sin cesar alrededor de nuestras cabezas, jugueteando alegremente, y nos miramos convencidos de que la conocíamos, y una sonrisa me lleno el rostro. 

Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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  • Lecturas: 1913
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