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UN HINDU EN EL PUERTO

En las Décadas del setenta y ochenta la platea y el mezanine del único cine de la ciudad, el "Gloria" se abarrotaban de gente. Las inmensas colas eran tales que, mientras el primero compraba boleto de ingreso, el último compraba cigarrillos en la tienda del buen japonés Tanabe; es decir la hilera de gente bajaba por la calle Callao y doblaba por la Junín - ¿Cuál era la razón de esta afición masiva? - Las películas del cine hindú. Ellas realmente marcaron una época, tanto así que, las personas que gozaban de una cómoda posición económica viajaban hasta Trujillo para ver en estreno "Mi Familia Elefante", "Jocker", "Madre, ¿Por qué me has abandonado?", etc. ¡Era imposible soportar tres meses hasta que la rueden en Pacasmayo!

Este boom del cine hindú fue para mí, a la vez que traumático, fundamental.

Los actores hindues poseían una característica físca que yo también la tenía, un lunar en el centro de la frente. Eso marcó el inicio de un calvario insoportable en el colegio y en el barrio. Los palomillas que decíanse mis amigos me bailaban como hindú, remedaban el idioma, gritábanme a coro "hindúuu". Trataba de ingresar al cine con un gorro puesto para no ser descubierto (¿Será por eso que lo uso hasta ahora?); pero en cuanto me descubrían venían a la carga. ¡Hasta me dibujaban en la pizarra y en las paredes del barrio con tremendo lunarazo en el centro de la frente!

Intenté una serie de ejercicios para borrarme el lunar. Que la leche de la planta de higo, que el mastuerzo, me sobaba con una moneda y jabón por horas. Lo único que lograba es, en los dos primeros casos algunas pequeñas heridas y en el último tener el lunar más limpio de todo Pacasmayo.

LLevaba más de un año de martirio hasta que Dios, en combinación con mi vecina Sofía, me enviaron un ángel. Maritza. Era sobrina de mi vecina en mención, vivía junto a mi casa, se decía que había hecho de "las suyas" en Trujillo, razón suficiente para que la "deportaran" al puerto. Lo cierto es que Maritza nunca les dio la razón a estos argumentos que propiciaron su venida, era una chica aplicada en los estudios y muy formal; tiempo después sabríamos que había sido víctima de su madrastra. Bueno, retomo el asunto materia de este relato. Maritza y todo el barrio eran testigos de todo mi sufrimiento, y yo, avergonzado, evadía su amistad.

Un milagro sucedió cuando se preparaba el baile de carnaval en el barrio; a la s tres de la tarde el juvenil y a las 9 de la noche el de adultos. el problema mío era que mi autestima estaba tan echada por los suelos que no me animaba a ir, en razón de no tener valor para buscar una pareja, requisito indispensable para asistir.

Junto a mi casa estaba ubicado un poste con tremendo foco del alumbrado público, al rededor de él, en el verano, las muchachas se sentaban en cómodas perezosas a platicar de sus cosas. Yo venía aquel día de mi reunión con los Boy Scouts, que era otro suplicio - Por lo del lunar ¿recuerdan? - Al acercarme a la puerta de mi casa escuché voces femeninas inidentificables.

- Anda dileee¡¡¡
- ¡Aay nooooo! ¡Me da verguenzaaa!
- Bah¡ ¿Por quéee!!!!
- Viiiiiiictooorrrr, Víiiictooorrr¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Me llamaban.
- Sii. Respondí tímidamente.
- Acá la Maritza te quiere decir q.... Le taparon la boca a Anita, una mocosa de tremendos lentes que cuando comenzaba a hablar se le bronceaba la lengua.

Me acerqué sigiloso. Pensé en algún auxilio para trabajo escolar y así "ganarme alguito" con Maritza, la chica más codiciada del barrio.

- ¿Se te ofrece algo Maritza?. No sé ni de donde me salió esa valentía.
- Bueno sí. Repuso ella, modosita.
- Qué? - ¡Qué bruto fui!
- Mira sé que hay una Kermesse el domingo por carnavales y te quería preguntar si vas a ir? - Delicadita
- Noo - ¡Tontazo!
- Nooo? Por quée? - Inquieta
- Ppporr qquee nno ttettengo pparrerre jjajja - Tartamudo.
-Yo tampoco, ¡Vamos? - ¡Atrevida!

Miré al poste y parecía que lo habían metido en una licuadora y mojaba mi polo con un sudor frío. Una voz interna me recompuso un poco (de algo me sirvieron las clases de sicología); "calma, calma V íctor". Para decirle serenamente:

- No creo que no sería una buena idea.
-Por quéee? Replicó.
- Los vagos del barrio y también del colegio me han hecho su payaso con lo de mi lunar le expliqué.
- ¿Lunar? ¡Ah bah, esa tontería!. Dijo con desenfado.
- Sii este maldito lunar -Me llevé la mano hacia él - y con lo de hindú me traen de encargo. Volví a explicar.
- ¡Tas locoooo! ¡Si tu lunar es lindo!¡Vamos al baile nomás!. Me alentó.
- ¿Segura? ¿No te importa?. Reincidí en la pregunta.
- ¡Para nada! ¡Vamos nomás! . Sentenció.

El "palo cilulo" estaba cargado de regalos, la banda tocaba "la cadenita", linda cumbia, y en la cantina la gelatina, la chicha morada, kekes y sánguches se veían deliciosos. Ingresé con Maritza, estaba hermosa, traía vestido de encaje blanco, lazo celeste, medias de hilo y zapatos de charol. Su cabello castaño tornasoleaba con el sol y sus enormes ojos pardos eran de ensueño. ¿Yo? ¡Un pavo real!

La primera embestida de los vagos vino cuando el "Loco" Min se paseo por mi delante bailando como hindú. Maritza y yo bailabamos "Remolinos", otra cumbia. Ella se me acercó al oído para decirme:

- ¡Síguele la corriente, baílale igual!

Demoré unos instantes y lo hice. La gruesa palomillada se quedó atónita mientras Maritza reía a mandíbula batiente. Hubieron otros intentos, "Hola Hindú". Y yo "Hola Indio" y jajaja.Las películas hindus se caracterizaban por ser muy tristes y hacían llorar al público, así que otro vago pasó llorando por mi lado. Y yo, "Se te murió tu abuela?" y jajajaja. A dúo con Maritza.

Las ocho de la noche sólo algunos niños jugaban por las calles, a medida que avanzábamos hacia la casa la banda se oía más lejos. Al llegar anuestras casas ella me dijo:

- ¿Ya ves, cómo no pasó nada? - Triunfadora.
- Si pues que tonto - Agradecido.

al legar al poste los moscones revoloteaban en el haz de la luz. Niños jugaban kechis en la calle. El cielo cubierto de estrellas estaba lindo y los moscones con sus zumbidos le ponían al paisaje un fondo musical muy especial. Hablé yo:

- Gracias Mari, me has ayudado mucho.
- Nooo Víctor, no era justo lo que te pasaba y tu no eres ningún cobarde, hoy te enfrentaste a un problema ¡Y venciste!

Me besó la mejilla, ingresó a la casa de su tía y yo a la mía. Recostado sobre mi cama sonreía pensando que a partir de mañana la vida sería distinta para mí.
Datos del Cuento
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1 comentarios. Página 1 de 1
Tatiana Benavides
invitado-Tatiana Benavides 14-12-2002 00:00:00

Exquisitamente dulce! tierno, suave, gracioso y bello.

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