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Un cierto carnaval en la Quebrada de Humahuaca

Había una vez, allá en lo alto, en Pucará de Tilcara, desde donde se denomina la Quebrada de Humahuaca y otros quebrados vecinos, en una vieja fortaleza construida por indígenas que existían en ese lugar, un extraño indiecito llamado Puca y una tierna llamita llamada Luna, que lo cuidaba desde el día en que sus padres murieron. Vivían allí, en los picos de esas majestuosas montañas. El nunca había querido bajar a la quebrada, sentía miedo de la gente, sólo quería a su fiel llamita, porque ella había salvado muchas veces su vida, sin ella no hubiera podido sobrevivir.
Puca tenía una quena y en sus momentos de más soledad, tocaba sus viejas canciones que él había escuchado de sus padres. La llamita lo escuchaba con gran atención, mientras el sol jugaba a las escondidas, con la suave brisa del atardecer. Ella siempre decía: no hay nadie que interprete esas canciones como Puca. Muy pronto en Humahuaca se celebraría el carnaval y ella quería que él fuera allí. Luna ya no podría estar más tiempo junto a él, su vida se extinguía, estaba muy enferma, y deseaba con toda su alma que Puca bajara para buscarse un nuevo hogar.
¡Y llegó el día! ¡Y brotó la alegre música, con tambores, sikuris y quenas! La música se expandió por toda la quebrada y subió las montañas hasta chocarse contra el cielo y regresar en ecos. Todo estaba de fiesta, había llegado el carnaval en la Quebrada de Humahuaca. Puca despertó, nunca sus oídos habían percibido tan alegres melodías, sólo su quena tenía un sonido triste y agudo. Asomó su cara soñolienta y desde allí pudo ver con sus ojos descontrolados, remolinos de polleras, ponchos y sombreros, formando ramos de mil colores. Quedó maravillado, la llamita entendió que era el momento, para que él se reuniera con esa gente que también lo haría feliz. Logró que el indiecito bajara. Allá vio su figura, quiso volver, y ella lo retuvo con su mirada, entonces retomó su marcha y bajo poco a poco. Cada vez veía la imagen de su llamita más diminuta, hasta llegar a verla, como un punto perdido en las alturas. La música lo ensordeció, se encenegó en la embriaguez de la alegría. Todo nuevo para él, las casas, la gente, las cosas, se internó en medio de la algarabía, se cubrió con los colores, escucho la música y la guardo en sus oídos, atrapó con sus ojos todas las imágenes que allí se encontraban, para recordarlas por siempre.
Regresó invadido por una felicidad, nunca antes sentida. Llamó con todas sus fuerzas a su llamita Luna, pero no obtuvo respuesta. La buscó por todas partes inútilmente. Ya la noche cubría con su manto la montaña. Quedó con su mirada en lo infinito, y sus ojos cubiertos por las lágrimas. Los destellos del sol le habían anunciado un nuevo amanecer. Volvió a buscarla, y allí en un costado, casi escondida entre los cardonales, se hallaba su querida Luna, la llamita que lo cuidó de todos los peligros. Allí estaba, vieja, vencida y sin vida. Todos los recuerdos se arremolinaron en tropel, estallando como un volcán en un grito de dolor y sin final. Se golpeó con sus manos la cabeza, y cayó vencido sobre el cuerpo inerte de su entrañable llamita. Comprendió su actitud, su valentía ante la soledad de la muerte. Supo de su dolor y de su inmenso amor hacia él. Todo su ayer estaba allí y a sus espaldas el presente. Lavó su cara con los rayos del sol, llenó su pecho de aire y exhaló de una vez toda su tristeza. Se armó de todo su coraje y emprendió el camino hacia la quebrada, con el recuerdo imborrable de su querida llamita Luna, que en un cierto carnaval en la Quebrada de Humahuaca, le había abierto las puertas a la vida.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 16-03-2003 00:00:00

Este relato me encantó, hubiera venido bien algunos detalles de cómo la llama lo crió, para hacerlo aún más creíble. Me he quedado preocupado de la insersión en aquella comunidad del muchacho. Me temo que se le hará muy, pero muy difícil, especialmente después que termine el carnaval. ¿ Seguirá este cuento ? Saludos.

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