Centellea la mañana
con este sol maravilloso
mientras que el alma
se debate en una
inhóspita oscuridad.
Un cortejo de lágrimas
van llegando a la cripta.
Ahí, yace, en el lecho,
ella, esperando...
a su amor perdido.
Mientras su alma se debate
entre la vida y la muerte.
Cabalgan los minutos...
las horas... y los días
y ella... allí sigue
inerte
llorando a su amor perdido.
Cuántas horas, cuántos días,
cuántas noches
lloverán lágrimas
por ese ¡amor!
que no ha sido.
No se fusionarán sus cuerpos
no arderán sus pieles
no volarán sus almas
porque ese amor no ha sido
y tal vez...
¡Ese amor se ha perdido!