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Un cuento cualquiera

En un lugar que se encontraba muy cerca de cualquier casa, había un cuento cuya única ilusión era ser leído por los niños y así hacerlos felices

. Se llamaba "Un Cuento Cualquiera" y se hallaba en una Biblioteca Pública de cualquier ciudad, y todos los niños, ricos y pobres, podían acceder a él y leer sus lindas historias.

 

Un día, una preciosa niña llamada Branda fue a la Biblioteca con su mamá y tomó prestado nuestro cuento.
Muy contenta, sin saber aún lo que iba a suceder con aquel libro, lo llevó a su casa. Pero como ella era muy pequeña y aún no sabía leer, le dijo a su mamá que, por favor, se lo leyera aquella misma noche. Su mamá, después del baño y de la cena, llevó a Branda a su cama y se dispuso a leérselo.
Pero de repente, cuando mamá abrió "El Cuento Cualquiera", algo pasó. Las dos se quedaron muy sorprendidas porque de él salieron unas enormes alas algodonadas que las llevaron volando hacia el mundo de las ilusiones.
Mientras más leía su mamá, más se metían en un torbellino de aventuras en las que Branda, sin comerlo ni beberlo, se había convertido en la gran protagonista. Y de esta manera, casi sin darse cuenta, la niña se transformó en una preciosa princesita a quien le ocurría una y mil cosas bonitas.
Cuando la mamá terminó de leer y el cuento hubo acabado, Branda seguía en su mundo de ilusiones, porque se había quedado dormida y continuaba siendo una princesa en sus hermosos sueños.
La mamá cerró el cuento, arropó a la niña y después de darle un beso salió de la habitación sin hacer ruido para no despertarla.
Mientras tanto, el Cuento Cualquiera se había quedado en la mesa de noche y descansaba muy contento porque había conseguido hacer feliz a una niña esa noche.
A la mañana siguiente, como habían terminado de leer el libro de tapa a tapa, y estaban deseosas de coger otro, Branda y su mamá se dirigieron a la Biblioteca y devolvieron el Cuento Cualquiera.
Y apenas habían pasado dos horas, otra preciosa niña llamada Nadira llegó a la Biblioteca y tomó prestado nuestro cuento.

Como ella era aún más pequeña que Branda y tampoco sabía leer aún, le pidió a su mamá que se lo leyera. Cuando su mamá lo fue a abrir: ¡Sorpresa! Nuevamente salieron alas algodonadas que las llevaron también a ellas al mundo de las ilusiones, sólo que ahora era Nadira la nueva protagonista. La nueva preciosa princesita que se iba a ver involucrada en incontables y maravillosas aventuras.

De esta manera, el Cuento ha ido pasando de un niño a otro hasta el día de hoy. Y el caso es que, aunque ha pasado mucho mucho tiempo, aún hoy, cada vez que un niño va a cualquier biblioteca y coge un cuento cualquiera para leerlo, misteriosamente, el cuento hace que el niño sea transportado a un mundo de ilusiones que le hará inmensamente feliz. Así es que, la próxima vez que tomes prestado un cuento de la biblioteca y tu mamá o tu papá se dispongan a leértelo, no te asustes si ves unas grandes y hermosas alas algodonadas, porque ellas te llevarán a un precioso lugar en el que serás transformado en lo que quieras ser.

Y colorín colorado, este cuento cualquiera se ha acabado.

Cuento de Milagrosa Torres, de Tenerife.

Datos del Cuento
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