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Categoría: Urbanos

Un cuento de Pascuas

Miércoles, el último previo a Pascuas.
Mis pasos me trajeron hasta el shopping ... - "Dónde más?" - para dejar pasear mi vista por escaparates luminosos y llamativos. Repleto bote a bote. Familias enteras recorriendo negocios ... preguntando precios, comparando ... mas allá, un niño llorando y en la libreria, dos hermanitos saltando sobre la verde alfombra del local, hoy vacío, mientras la madre pierde la mirada en una pilchería contigua y los vendedores, se preguntan con quienes estarán esos chicos .... mmmm .... historia repetida ... siempre son ajenos los malcriados hijos ... me río sin darme cuenta y sigo ... Linda ropa ... a ver ... cara ... mejor no tentarme, aún falta para cobrar y unos días pueden convertirse en siglos sin efectivo ....
La música del salón de ventas me invita a tararearla ... extraña costumbre que, en una Buenos Aires triste y convulsionada, no he perdido y no deja de asombrar a quienes me cruzan, pero es más fuerte que yo ... Un reloj de arena atrapa mi mirada y no entiendo, ni quiero entender, lo que me dice un caballero al pasar ... mis pasos, en forma automática, se dirigen hacia la escalera mecánica ...
- "Debí venir antes... hoy es un gentío ..." - tarde para pensarlo ...
Debo sortear personas que caminan sin verme ...
Siempre me digo que, cada vez, debo ser más pequeña a ojos de los demás, quienes me empujan con cuerpos o bolsos calculando mal el espacio entre ellos y yo ... pero no es así, por supuesto.
Es como que la gente va por la vida, tan ocupada en sus cosas, que el resto ... estamos ... y no estamos para ellos .. qué descuidados nos hemos vuelto, cuán desapresivos!
Una "dama" deja volar su temperamento ante una pequeña empleada de caja ... los ojos vigilantes de un superior esperan una reacción que proteja al cliente ... ese, quien siempre tiene la razón ... aún cuando no la tiene ... lo que para la cajera, sucede la mayoría de las veces ...

Ingreso al mercado .. desde todos los rincones asoman los colores de las pequeñas góndolas, gracias al papel metalizado brillante que envuelve a los chocolates ....
Me distraigo en los envoltorios y ... los precios ...
Tomo uno ... dos ... tres ... - "Cuánto se redujo la familia!" - pienso ... olvidando mi promesa de no pensar ...
En esta época estaría eligiendo cuál le gustaría al "viejo" ... pero ya no está ... un huevo menos ...
De pronto me llama ... allí desde lo alto ... abandonado por sus hermanos, ya elegidos por otros compradores ... hermoso ... grande .. casi es como el adorno que no está a la venta, por lo solitario y su forma de presidir todo el conjunto .... - "Ese sería para él!" -
Mis pasos me alejan de allí y me detengo en medio de un pasillo ... - "Está hermoso! Y si lo llevo? A alguien se lo obsequiaré! Pero ... a quién? No importa ... lo llevaré igual!" - y parecía brillar aún más su envoltorio, mientras mis brazos se estiraban para alcanzarlo ...
Una vuelta más ... algo para la cena ... para el fin de semana ... no mucho ... la mayoría de las cosas ya han sido compradas el fin de semana pasado ...
Larga la cola en la caja ... paciencia ... y, como siempre, el repaso de las góndolas cercanas o la lectura de un libro en oferta ... para "achicar" la espera...

El changuito me acompaña hasta el estacionamiento. Solo Dios sabe dónde estará ese espacio libre en el que logré estacionar el auto. Increíblemente lo encuentro ... abro el baúl y me apresto para descargar las bolsas ...

Una vocecita muy dulce me pregunta - " Puedo ayudarla?".
Giro y lo veo: delgadito, morocho, una amplia sonrisa, cabello apenas alisado con las manos y muchas ganas de conseguir otra moneda para el día ... lo dejo ayudarme - "Total ... no son tantas cosas y todas son livianas ..." - ese 'segundo yo' que me acompaña reforzando o no, mis decisiones sobre la marcha ... para qué? ... quién soy yo para juzgar cómo realmente esperan los demás que las cosas les sucedan????
Alma de docente hasta el fin ...
Terminada la faena, me extiende la mano y deposito en ella lo que considero adecuado ... - "Está bien?" - pregunto dudando - "Siiii, gracias, señora!" - y se aleja casi saltando en dirección a otro auto ....
- "Espera un momentito!" - me sorprendo casi gritándole antes que se aleje ..
Frena en seco, me devuelve un signo de interrogación en la mirada y un - "Sí, doña?" - se le escapa en la respuesta rápida...
"Me gustaría que aceptaras también esto ... si estás de acuerdo ..."
Los negros ojitos, asombrados, me devolvieron su alegría en el corazón ... como el "viejo" cuando recibía su huevo cada Pascua, goloso, espectante con la dulce sorpresa... hasta en sus últimos días, siendo un chico en cada entrega ...
Y se fue más que contento con su regalo ... al abrir la puerta del auto, un perfume nuevo emanó desde su interior y en ese instante .... fui feliz ...


Pensé que no estarías este año, Cacho ... pero estás, como estarás por siempre ... junto a mi corazón, papá ... y a mi lado ...
Datos del Cuento
  • Autor: La_pausa
  • Código: 4029
  • Fecha: 22-08-2003
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 5.65
  • Votos: 20
  • Envios: 1
  • Lecturas: 4403
  • Valoración:
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