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Un estrella en mi camino

- ¡Quiero contarte una historia!!
- Eh, ¿una historia? pero bueno, ¿alguien tan pequeño como tú ya quiere contarme una historia? y dime :¿de que es la historia?
- Quiero contarte una historia sobre el Sol
- ¿Sobre el Sol??, no me hagas reir, ¿tú? ¿sobre el Sol?, no seas fantasiosa, tú no puedes contar historias sobre el Sol, ¡qué temeridad!.
- ¡Sí puedo!, ¡¡claro que puedo!!, quiero contarte una historia sobre el Sol.
- Pero mira que eres cabezota, tú eres insignificante y encima no tienes ni idea de lo que es un Sol, no me hagas reir, anda vete a jugar con tus amiguitas y no me hagas perder más el tiempo.
- Jooo, ¡¡¡pero yo quiero contarte una historia sobre el Sol!!!, ¡¡puedo hacerlo!! ¿me dejas? ¿sí?, ¿me dejas??, andaaaa, por favooor, me dejas, ¡¡es una historia muy bonita!!!
- Ah, que pesada eres, seguro que no te vas si no te dejo que me la cuentes, bueno, veamos qué quieres contarme, pero no te inventes,¿¿eh??? no me gustan las mentirosillas, si vas a contarme algo del Sol que sea verdad, mira que enseguida voy a notar si lo que dices es cierto o no, ¿de acuerdo?
- De acuerdo, ya verás cómo lo que te cuento es verdad.

Y diciendo esto aquel ser comenzó su historia de esta manera:

Había una vez un inmenso Sol...
Cada mañana ese Sol brillaba con tanta intensidad que a todos les producía alegría verlo tan luminoso y en un cielo tan azul.
Un buen día una Nube se acercó al Sol para preguntarle si podía estar un ratito a su lado. El Sol se puso muy contento por la compañía y le dijo que sí.
La Nube extendió su algodonado manto color blanco tapando algunos rayitos del sol y esto hizo que el cielo se oscureciera un poquito. La Nube al ver que eso al Sol no le molestaba llamó a otras amigas suyas, otras nubecitas y todas se pusieron juntas alrededor del Sol. De esta manera fueron muchos los rayos de sol que se perdieron entre tanta blancura por lo que aquel paisaje de cielo limpio y claro desapareció.
Entonces se acercó un Viento amigo y le preguntó al Sol si podía acompañarlos a todos un poquito. El Sol dijo que sí y el Viento sopló suavecito sobre los rostros blancos y dorados de sus compañeros. Algunas Nubes con el Viento soplando se alejaron un poco del Sol pero siguieron felices estando presentes en aquel inmenso cielo.
Entonces se acercaron unos Rayos y unos Truenos que venían de algún extraño lugar con unas copitas encima, venían armando mucho ruido, al ver al Sol le preguntaron si podían quedarse un ratito a descansar. El Sol les dijo que sí y aquellos Rayos y Truenos se sentaron juntos. Con su bullicio y diversión sin darse cuenta formaron tal Tormenta que algunas Nubes, asustadas, se pusieron tristes y oscuras; el Sol, viendo a sus escandalosos amigos, por prudencia se alejo un poquito y el Viento intentó por todos los medios no sentirse cohibido y trató inútilmente de arrastrar con sus brazos de aire a aquellos vecinos tan molestos, aunque lo estaba pasando francamenta mal en ese intento. Algunas Nubes comenzaron entonces a llorar y quejarse, asustadas ante la Tormenta. Los Rayos y Truenos al ver la que habían armado, pues su intención solo era divertirse y no hacer llorar a nadie, decidieron ir a pasar su resaca a otro lugar y se alejaron de aquellos seres asustados que no querían acompañarlos ni entenderlos en sus fiestas. El Sol salió tímidamente para ver cómo estaban sus compañeros pero al ver que las Nubes ni se atrevían a acercarse a él ideó un plan para que aquellas Nubes recuperaran su sonrisa.
Entonces llamó al Arco Iris y le dijo que por favor hiciera algo para que las Nubes se sintieran mejor. El Arco Iris pensó y pensó y de repente tuvo una idea, abrió mucho sus brazos recogiendo las últimas gotas de aquel aún encapotado cielo y pidiéndole al Sol que iluminara el agua, de sus brazos salieron multitud de haces de diferente luz y color que inundaron el cielo.
Las Nubes al ver aquellos brazos de luz tan bonitos expuestos en aquel inmenso y acristalado cielo fueron recuperando la confianza y comenzaron a sonreir y sacudirse unas últimas gotas de tristeza hasta quedarse de nuevo completamente blancas, brillantes y felices. Ante tanta felicidad el Sol de nuevo volvió a lucir.

Y dicen las gentes del lugar que lo vieron todo que fue precioso el paisaje que se formó en aquel inmenso cielo pues el Sol estaba tan contento que todos estaban de acuerdo en opinar que, incluso a través de las Nubes, aquel Sol brillaba ahora con más intensidad.

Y así todos vivíeron felices sabiendo que son varios los elementos que han de componer un bello paisaje, son varios los elementos que han de formar un buen cuento que nos hable del Sol.

- ¿Te ha gustado mi cuento sobre el Sol?
- Ah, ¡que bonito cuento!. Pero ¡es increible!, ¡qué descripción tan exacta!, ¡que claridad en lo que contabas!, ¡me ha encantado!, y dime ¿quién te ha contado esa historia? es imposible que alguien como tú pueda saber tanto sobre el Sol.
- La historia es mía, solo te he narrado algo vivido por mi.
- ¡No seas fantasiosa, ni me enfades!, dime quién te ha contado esta historia, algo así Tü no puedes saberlo.
- ¿Por qué dices eso?
- Pues es algo evidente, porque solo eres una Estrella, y las estrellas salen de noche, así que es imposible que sepan lo que sucede de día, las estrellas solo pueden saber de lunas, de más estrellas, de la noche pero jamás podrían contar algo tan detallado sobre el día, mucho menos sobre el Sol.

Entonces aquella estrella mirando a su amigo le dijo con serena voz:

- Este es el gran mal del mundo, se juzga a cada individuo por su apariencia, quien es grande se le considera grande y quien es pequeño se le advierte demasiado diminuto para comprender las grandezas de este mundo. Pero eso es una gran equivocación, porque hay un tipo de enfoque que nunca se contempla: que quien es grande puede volverse pequeño.

- No entiendo lo que dices ¿y porqué ha de hacerse pequeño alguien que ya es grande?
- Para no sentir soledad, para compartir, por simple compañía, para contar a los que se sientan más pequeños una historia sobre cosas grandes ¿conoces un motivo más generoso para brillar en esta vida?

Y diciendo esto la estrella que me había hablado con tanta franqueza comenzó a hincharse e hincharse ante mi, hasta llegar a formar un bello y radiante Sol.

Y yo, el Mar, avergonzado por haber juzgado tan inconsistentemente a ese gran Sol que solo por querer mi compañía y hablarme de cosas grandes se había transformado en diminuta Estrella no pude evitar comprender esa enseñanza y sin más demora recogí todas mis aguas y por unos instantes me concentré en una gota, una sola gota, transparente, salada y pequeña gota de agua y estoy seguro que he ido a parar a los ojos de algún lector cuya mirada brlla ahora de emoción al comprender todo lo leido.

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Porque una Estrella grande es un Sol, un Mar inmenso emepequeñecido una lágrima de emoción y un cuento contado con cariño y generosidad a grandes y pequeños, un simple cuento infantil que habla de bellos momentos, que brilla con luz propia.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.14
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
Lucerito
invitado-Lucerito 08-08-2007 00:00:00

Las estrellas iluminan tus noches El sol ilumina tus días Tú mar, que a ellos reflejas Eres testigo de sus tristezas y alegrías.

ZULEMA
invitado-ZULEMA 04-08-2007 00:00:00

Muy emotivo este bello escrito. Lo releì y me encantò. Sabes que te quiero inmensamente Va mi 10 obvio

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