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Un hombre normal

EL SOLITARIO

Tres días. Tres días sin aparecer por casa. La tuya. Tu casa, ya lo sé. Tú eres la dueña y yo el siervo. Una situación tragicómica, pero así son las cosas y las acepto. Lo único que me importa eres tú. Te quiero y no puedo vivir sin ti. Ya ves. Desde que saliste por esa puerta, apenas me he movido de este sillón. Sólo deseo que se abra la maldita puerta, que me mires con tus ojos de princesa y me prodigues tus caricias de diosa.

No sabes cómo te añoro, cómo echo de menos nuestros paseos por el parque. Parece que te estoy viendo, absorta en una novela, mientras yo, tu esclavo, sólo esperaba que te dignaras mirarme con cariño.En la calle se mezclan los confusos ruidos de siempre. Intento en vano identificar los que te pertenecen, los que ansío escuchar.El ronroneo del motor de tu coche, el ascensor que se detiene, tu ligero taconeo y el tintinear de las llaves en la cerradura. Pero nada. Nada te identifica. Yo, sabes, estaba resignado a nuestra extraña relación. Eres una ejecutiva. Una mujer de mundo. Una mujer con muchos compromisos, conferencias y cenas de trabajo, y yo, por mi chocante situación, no puedo acompañarte a esos sitios elegantes porque desentonaría.

¿ Y si te has ido con otro ? No, perdona. No debo pensar eso. Qué bruto soy. No quiera Dios que hayas sufrido un accidente. ! No quiero ni pensarlo ! Me estoy volviendo loco...¿ Quién está ahí ? ! Oigan ! !! No toquen eso !! Pero, ¿qué hacen ! No, no pueden llevarse los muebles. Son sus muebles, de ella . ¿ Me oyen ? Bestias. Se aprovechan de que son cuatro contra uno, que si no... Ya me voy. ! Qué modales !

Es el colmo. Me han echado. Ya comprendo. Te has cansado de mí, ¿ verdad ?. Puedo entenderlo, pero me gustaría que me lo dijeras a la cara. Te buscaré por toda la ciudad y no he de parar hasta encontrarte. No te haré ningún reproche. Sólo quiero saber si estás viva y si te encuentras bien. Pero ya es noche cerrada. Las calles se han quedado desiertas y algunos gatos vagabundos huyen a mi paso.

Camino sin rumbo. Me siento en el banco donde tantas veces nos sentamos tú y yo. En esta larguísima noche rememoro nuestros locos juegos en la playa o cuando nos quedábamos dormidos en el sofá hasta que nos despertaba el estridente pitido del televisor.

Amanece. La gente sale de sus cubículos como caracoles después de la lluvia. En unos momentos, las calles se llenan de gente que corre hacia sus automóviles, autobuses o motocicletas. Te busco entre la multitud apresurada con la esperanza de reconocer tu grácil silueta, tus bonitas piernas y tu perfume tan personal, sobre todo tu perfume.
Tengo frío y hambre. ¿ Te acuerdas de que en los restaurantes siempre pagabas tú ? Vaya situación la mía. Una situación bastante desairada. Claro, que a cambio, yo te protegía, y cuidaría de ti hasta la muerte...pero ahora tengo tanta hambre que pediría limosna.

Han transcurridos más días y más noches. He buscado trabajo, pero al ver mi aspecto, me rechazan. Debo de oler fatal. Malduermo y malcomo y hasta me echan de los parques. Me niegan la limosna. sólo algún mendigo me da algunas veces las sobras de su comida. Podría trabajar como portero o cuidador de niños, lo que sea, pero nada, nadie me quiere.

Estoy harto, desesperado de buscarte por toda la ciudad. Estoy harto de todo. Reniego de esta inhumana ciudad y de su gente loca y sin corazón, donde hasta los niños son crueles y me arrojan piedras y donde los jardineros me mojan con el hiriente chorro de sus mangueras. Decidido. Me voy. Me voy al campo. A la sierra. A vivir con la naturaleza.
Cazaré como lo hicieron mis antepasados. Me bañaré en los ríos y saciaré mi sed en los manantiales. Tú no estarás conmigo, pero seré libre al menos. Dormiré sobre la hierba fresca en verano y me cobijaré en las grutas en invierno. Meditaré bajo las estrellas y dedicaré a la Luna mi mejor canción, a coro con mis compañeros.

No me faltará un árbol donde guarecerme del sol. Dispondré de todos los árboles que me apetezca, y cuando me venga en gana, Elegiré el mejor para marcar mi territorio levantando mi patita para orinar, como siempre hicieron mis antepasados...y sin que nadie me dé un puntapié.


FIN
Datos del Cuento
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1 comentarios. Página 1 de 1
María del Carmen Guzmán
invitado-María del Carmen Guzmán 02-08-2003 00:00:00

Perdonad, pero como vereis, me equivoqué en el título y no sé la forma de arreglarlo. El verdadero título es EL SOLITARIO.

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