Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Ciencia Ficción

Un penalty injusto

“Ibrahimovic ha cogido el balón rápidamente, parece que será él el encargado de ejecutar el penalty, que puede suponer el empate del Barça en el Bernabeu. El público protesta la dudosa decisión arbitral mientras que los jugadores blancos reclaman…”

-Señor Presidente- 
-He dado órdenes claras de que no se me moleste. Váyase de aquí- respondió, atento al partido, con su bufanda blaugrana al cuello.

“El arbitro despeja el área mientras Ibra desafía con la mirada a Casillas.”

-Señor Presidente, me temo que es importante-
-No hay nada más importante ahora que este partido. Siéntese aquí a verlo conmigo o lárguese- dijo sin apartar la mirada del gran televisor de plasma.

“Ibra lanza y…”

-Señor, se ha declarado el nivel 5 de alerta nacional. Amenaza nuclear inminente-

“¡¡¡Gol, Goooooool, por toda la escuadra!!!”


Pero el presidente no pudo presenciarlo. Su mirada estaba clavada en aquel asesor. El partido dejaba de tener sentido.

-Le esperan en la sala de reuniones-

“Minuto 23 de la primera parte, empate a uno en el Bernabeu”

Apagó la televisión con el mando a distancia y salió de la habitación.
-¿Qué maldita central nuclear habrá sido ahora? Me van a oír los del CNSN.- se dijo a sí mismo, colocándose la corbata frente a la puerta de la sala.
Abrió con decisión. 
Los ministros y ministras presentes se levantaron.

-Bien, pueden sentarse. Espero que alguien me intente explicar porqué no estoy viendo el partido del siglo en mi sofá.
- Señor Presidente, hace media hora he recibido la llamada de un comandante del ejército de la marina, desde una pequeña base militar aquí en Madrid.- dijo la Ministra de Defensa.
Varios golpes en la puerta anunciaban una nueva presencia.

-Señores, su majestad Don Juan Carlos I- anunció un oficial.
Todos los presentes se levantaron y rindieron pleitesía ante el rey de España, ataviado con un traje galés con corbata azulada.
El vicepresidente cedió su silla al jefe del estado, que ocupó con presteza. Todos se sentaron de nuevo.

-¿Me he perdido algo aparte de un gol de penalty?
-Lamento estas molestias, su majestad. Yo también estoy tan sorprendido como usted. La ministra acababa de empezar a darme información.
-Como le decía al presidente, su majestad; he recibido la llamada de un comandante del ejercito de mar, desde una base en teoría inactiva del norte de Madrid. La base de la marina de San Sebastián de los Reyes. Durante décadas fue usada por la OTAN como antena receptora de casi todas las embarcaciones de la organización. También tenemos constancia de que existe un búnker presidencial a quinientos metros de la superficie. Pero lo que no sabíamos es que también hay…- La Ministra hizo una pausa- Hay un silo con dos armas nucleares.- finalizó por fin.

Tras un silencio sepulcral, el presidente se levantó.

-No puede ser cierto. ¿Cómo no se me ha informado de esto antes?- gritó con las manos en la cabeza.
-Señor Presidente, en el CNI tampoco tienen constancia de esto- intervino el Ministro de Interior.- Parece ser que ha sido uno de los secretos de estado mejor guardados.
El Ministro de Exteriores entregó un dossier a los recién llegados.
-Franco las trajo en el 64. Parece ser que intentó sacar algo de partido del oro que los republicanos entregaron a los rusos en la guerra civil. Lo intentó en el 52, aunque no pudo doblegar la férrea negativa de Stalin, pero en el 63 firmó un tratado oculto con Kruschev, en el que se comprometía a no aceptar lanzaderas americanas. Ellos nos cedían dos armas atómicas, y nosotros nos olvidábamos del oro.- informó el Ministro a la par que el anonadado presidente ojeaba los documentos.
- Esto es increíble. 

-Los pocos documentos que tenemos indican que ambos silos contienen dos misiles. Uno, con Casa Blanca como objetivo. Es una bomba nuclear de quince kilotones. La segunda apunta a París, y es una bomba termonuclear de ciento veinte megatones.
El presidente escuchaba compungido. 
-¿Pueden hablar en cristiano?- rogó el rey.
-Su majestad, esa bomba tiene potencia para borrar del mapa el país entero.- informó apesadumbrado el Ministro de interior.
Las conversaciones inundaron la mesa.
-Por favor, silencio- intervino el Presidente. ¿Puede alguien informarme de que riesgos existen?
-Por desgracia, altos y fatídicos. El comandante me ha informado que el sistema de lanzamiento se ha activado. No pueden desactivarlo.- dijo la Ministra a punto de perder la compostura y romper a llorar.
-¿Qué? ¿Podemos evitarlo?- Preguntó exaltado el presidente, con goterones de sudor recorriendo sus sienes.
-El sistema de lanzamiento es ruso y no tenemos ningún documento sobre sus claves o instrucciones. Estamos contactando con el Kremlin y ya están avisando al primer ministro. Esperamos sus ordenes para avisar a los mandatarios europeos, especialmente el francés, dado el objetivo parisino.
-¿Pero cuanto tiempo nos queda?- preguntó alarmado.

La ministra miró su reloj.

-Setenta y tres minutos exactos.

El rey, que llevaba mucho tiempo callado, rompió a llorar.
Aquel anciano gimiendo como un niño consternó al resto de la mesa, y encrespó el ambiente de tensión con una nube de pesimismo.

-El grave problema es que uno de los misiles, el dirigido a Marruecos; no puede despegar, debido a que no entregaron el combustible. Si se activa el comando de detonación, el misil explotará en el silo.
-Manos a la obra. Tenemos que actuar con rapidez e intentar buscar una solución- dijo el presidente sudando como un cerdo.
-Presidente, Putin al teléfono- un asesor entregó un móvil al presidente del gobierno, que se retiró a un rincón.
-Por favor, preparen una retransmisión en directo para todo el Estado- ordenó el Rey.

Durante los siguientes minutos, el caos reinó en el Palacio de la Moncloa. Cientos de llamadas y de faxes tenían ocupados a todos los mandatarios presentes.
-Señores, hemos de tomar una decisión- dijo el presidente.
Todos guardaron silencio y ocuparon sus asientos.
-Varios agentes de la FSB y del ejército ruso están dando a los operarios de la base instrucciones para detener el comando de ejecución. Parece ser que existen pocas probabilidades de éxito. No se pueden desplazar porque no hay tiempo físico, y las trabas del lenguaje y de la complicada encriptación no hacen más que restar posibilidades- informó cabizbajo el Ministro de exteriores.
-En ese caso hay que activar el plan de evacuación en seguida. ¿Cuál es la zona crítica?- inquirió el presidente.

-Unos ochenta kilómetros a la redonda de San Sebastián de los Reyes, aunque los efectos a largo plazo llegarán a los trescientos.
-¿Se dan cuenta de lo que significa esto? Estamos jodidos. Estamos jodidamente jodidos.
-En trece minutos varios aviones militares nos llevarán a un bunker de Barcelona. Todos los familiares, incluyendo la realeza, ya están viajando al enclave.
-¿Y que pasará con los ciudadanos?- preguntó el Ministro de Justicia.
-Sólo les queda rezar- dijo el Rey.
-Su majestad, todo está dispuesto.- anunció un cámara.
El monarca caminó con firmeza, aunque no podía ocultar el frenético ajetreo de su mano izquierda. No le importó demasiado.

-Me dirijo a vosotros, Españoles; para comunicaros algo terrible. Algo horrible va a suceder y sólo la ayuda de Dios puede ayudarnos. Por eso os pido que recéis todos juntos para que dios escuche al pueblo español. En cincuenta minutos, una bomba atómica explotará en la capital de la nación. No es un atentado. Es un error en nuestra historia.- tras una breve pausa y un cambio de plano, continuó-La zona afectada será el centro y norte de Madrid. Me uno a las miles de familias en pedir a Dios que se apiade de nosotros y no permita tal cataclismo. Que el todopoderoso se apiade de nosotros.

Todas las cadenas retransmitieron el escueto y luctuoso mensaje. El partido del siglo se detuvo, y algunos jugadores caían de rodillas en el césped, mientras que las masas enloquecidas invadían el terreno de juego. Los accidentes de coches se sucedieron uno tras otro y la gente corría por las calles gritando. La capital del país sucumbió ante el terror de sus ciudadanos. Las principales salidas de la ciudad estaban colapsadas, y del aeropuerto despegaban los dos últimos y afortunados aviones de pasajeros.

-París se acaba de enterar de la noticia. También reina el caos allí. Sarkozy amenaza con lanzarnos todos sus misiles atómicos.- dijo el Ministro de exteriores al presidente, justo antes de subir al avión militar.
-Dios mío. ¿Por qué tiene que suceder todo esto?

El avión presidencial despegó.
Desde la ventana del avión, contempló varios incendios en la capital. El caos era el jefe de la ciudad.
-Señor Presidente, Obama al teléfono-

Tras un par de minutos, reunió a todos los mandatarios en el pasillo del avión.
-El presidente de Estados Unidos se muestra dispuesto a activar el sistema antimisiles. Parece que así evitaría un bombardeo global. Francia también ha amenazado a Rusia; y ésta, a Estados Unidos. Si activase el sistema antimisiles, todas las cabezas nucleares quedarían desactivadas. Me asegura que están dispuestos a probar el sistema, que utiliza ondas de radio en una frecuencia experimental para desactivar todos los códigos del lanzamiento. Afirma que funcionará con los misiles franceses y rusos, pero no saben si será eficaz con los madrileños.
-¿Qué probabilidades hay de que los técnicos de la base desactiven la ejecución?
-Ninguna. Ya no hay personal en esa base.
-¿Qué? ¡Los mandaré a todos a prisión! ¡Reinstauraré la cadena de muerte para ellos!- gritó furioso el presidente.

Los minutos pasaron rápidamente.

Los mandatarios llegaron al bunker. Quedaban cinco minutos para el fin de la cuenta atrás.
Francia ordenó lanzar sus misiles. Objetivos: Barcelona, Madrid y Moscú. Rusia lanzó decenas de bombas sobre Francia y Estados Unidos. El presidente pakistaní, en un ataque de megalomanía, ordenó atacar Tel-Aviv y Bombay. Pero gracias al sistema estadounidense, todos los lanzamientos fueron abortados. El antimisiles había funcionado a pocos minutos de la desgracia. Todos los dirigentes y familiares saltaban de júbilo y se abrazaban entre ellos tras la noticia. 
Por fin la tensión bajaba un poco.

Pero la ministra no se mostraba tan feliz.
Aún quedaban noventa segundos para el fin de la cuenta atrás. Los americanos dijeron que no aseguraban que el sistema funcionase en los silos de Madrid. La compleja encriptación de los códigos tenía la culpa de ello.
Como en la base no había nadie, no existía forma de saber si el sistema había funcionado, salvo esperar a que acabase la cuenta atrás
.Los segundos se hicieron eternos. Todos miraban preocupados a la ministra. No habían recordado aquel detalle. La angustia invadió de nuevo la sala.
Los últimos diez segundos parecieron interminables, bajo aquel silencio absoluto.
Cuando el reloj llegó a cero, aún pasaron otros diez segundos hasta que alguien volvió a hablar.

-¿Qué ha pasado, alguien sabe algo?- pregunto el Príncipe.

Un minuto después, un general del ejército llegaba corriendo a la sala de conferencias.

-Señores…Madrid acaba de desaparecer del mapa.

Cientos de gritos, aullidos y gemidos llenaron la estancia. Todos los presentes estaban desolados.
-Los satélites sólo mandan destellos de luz a cincuenta kilómetros a la redonda del epicentro. Los sismógrafos registran terremotos a baja escala en toda la comunidad de Madrid y alrededores.
El presidente estaba cariacontecido, con los ojos bañados en lágrimas.
-¿Qué ha pasado con París?
- El misil impactará dentro de siete minutos en la capital gala. Si su potencia estimada es correcta, destruirá el ochenta por ciento de Francia y parte del centro europeo.
-Que Dios se apiade de nosotros.

El presidente se desmayó, y se mantuvo inconsciente durante las siguientes cuarenta y ocho horas.

Soñó con el fuego del infierno, con aquel fuego nuclear que había destrozado por completo una región entera.

Cuando despertó, ya había suficiente información sobre daños y muertos.

En Madrid, tres millones de personas habían perdido la vida, y donde antes había una ciudad que próximamente debía albergar unos ansiados juegos olímpicos; ahora sólo había un enorme cráter. Las comunidades colindantes tendrían serios problemas con la radiación durante el próximo siglo.
Francia había sufrido cuarenta millones de pérdidas. En una noche murieron más personas que en la segunda guerra mundial. Alemania tenía otros diez millones de muertos y decenas de millones de habitantes pudriéndose de cáncer de piel.

La vieja Europa había sido condenada y ejecutada.


Extracto de “Yo estuve junto al Presidente”
Publicado en el año 5 de la nueva era.

 

 


La peor desgracia de la humanidad se consumó a comienzos del siglo XXI, pero el sacrificio de tantos millones de inocentes tuvo recompensa. Todas las armas nucleares fueron destruidas y prohibidas. Todos los estados del mundo acogieron con fraternidad a los europeos afectados, que despoblaron en pocos años sus variados contrastes geográficos, infestados por cantidades insalvables de radiaciones.
Una nueva era de fraternidad, desarrollo y paz reinó en la Tierra, hasta varios miles de años después. Gracias a este incidente, los humanos abandonaron su conducta exterminadora y respondieron al gran evento con éxito. La supervivencia de todas las especies de la tierra, incluida la humana; dependió en cierto modo de aquel fatídico día, aquél que recordamos como el año cero de la segunda era.
Por eso, este planeta que hoy colonizamos en la región Q de Andrómeda, queda bautizado como Madrid. Esperemos que sus nuevos habitantes puedan honrar a aquellos ciudadanos que dieron la vida por el inicio de la nueva era.
Le deseo a Madrid lo mejor del Universo.-

Datos del Cuento
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.14.251.103

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033