Y una vez estoy aquí, con la mirada hacia el cielo, observando el ocaso, observando cómo poco a poco el astro rey muere y como su sangre se derrama a lo largo del infinito firmamento. Y es entonces que se puede ver a la gente desaparecer uno a uno; y cuando todo está en calma, voy sintiendo cómo la paz del mundo se concentra y se eleva, y vuela lejos hacia el universo.
Ahora la noche ha caído y junto con la maldad de las tinieblas, alcanzan a la vida que duerme, y la estrangulan. . . y la dominan. Vuelvo mi cara hacia el suelo, me pregunto, si al amanecer seguiré muerta o me decidiré a saltar hacia la vida.
Escucho pasos y veo cómo se deslizan a través del puente; no quiero que se acerquen, pero es demasiado tarde; están aquí y me rodean y me rasguñan, y me desgarran. ¡No soporto que se rían de mi!, estoy asustada y el dolor se incrementa cuando siento cómo cada uno de ellos sumerge su veneno lentamente por mi piel, cómo cada uno de ellos entierra sus dientes en mi carne y cómo van succionando lo único que tenía reservado para mi.
No puedo permitir que mi vida se pierda entre sus manos; tengo miedo y aunque mi voz se ha perdido; se ha ahogado entre mi llanto; estoy feliz por que estoy haciendo lo que inconfundiblemente estoy destinada a hacer. . . sufrir.
Pero hay algo que me reconforta, por que sé que gracias a mi sufrimiento habrá muchos que reirán, se regocijarán y vivirán por siempre.
Sólo tengo que decidirme a saltar, ¡Es sólo un salto hacia la vida! Y aunque sé que aquí, en la vida y en la muerte seguiré siendo un ser de oscuridad, una criatura de las tinieblas, así lo haré. . . y así será.
Bueno, este cuento, no es en sí un cuento de terror, en el sentido de que no te quita el sueño o algo parecido; mas bien el terror de este cuento se encuentra en la realidad que encierra. Espero lo disfruten.