Un sueño, una flor y el amor
Honey-Rocío
Volando en el mundo de los sueños a un jardín fui a dar, allí otro soñador, joven como yo, extasiado miraba una pequeña flor. Era una rosa aun en capullo, delicada y hermosa, pero simplemente una flor.
Intrigada le pregunte - ¿Amigo, perdona que tiene esa pequeña flor que aun sus pétalos no abre, que miras con éxtasis sin cesar?-
Me miro sorprendido y respondió - ¿Cómo, no lo ves?
Me intrigo su respuesta y desee saber mas, le pedí que si no era indiscreción me explicara que tenia que ver.
Sonriendo y dulcemente me invito a sentarme junto a el y empezó a explicarme lo que no alcanzaba entender.
-¿Sabias que Dios guarda para cada ser humano un alma gemela o un gran amor?
Yo soñé que Dios me hablaba y este jardín me mostró, me dijo que observara esta flor, cuando sus pétalos abran totalmente mi amada me encontrara y al conocernos sabremos que es verdadero amor.
Hacen días que vengo y pacientemente la espero llegar, en pocos días todos los pétalos se abrirán.-
Mire al joven y vi con tristeza un hermoso rostro, en el país de los sueños se refleja el alma en el rostro del soñador, sobrecito pensé, esta loco.
Sonreí con dulzura y bajando el rostro, oculte la pena que me inspiro diciéndole – Gracias por contarme, ahora entiendo, espero que encuentres tu amada, nos veremos otro día-
Sonrió y solo respondió - Hasta pronto-
Volví a mi casa porque el alba anunciaba la llegada del día, desperté y recordé mi sueño, me reí pensando lo absurdo de el.
Pasaron varios días y olvide aquel sueño.
Anoche me sentía tan triste y sin saber porque un cansancio se apodero de mí, me dormí y empecé a soñar.
Que hermoso jardín, que maravillas de flores, colores y aroma. Recordé de pronto aquel joven y su flor, ¿habrá encontrado su amor? Pensé y decidí visitar el sitio donde crecía la flor.
Allí estaba, pero que sorpresa, ya no era la pequeña flor, era la flor mas bella que pudiese imaginar. Que éxtasis sentí, mi alma supo lo que aquella vez no pudo entender, la magia del amor.
No se que tiempo dure en su contemplación ni cuando aquel joven llego, solo se que sentí al ver su rostro que era el, el que siempre espere,
Mi alma gemela mi eterno amor.
Pasamos toda la noche juntos, solo mirándonos,
Sintiendo sin necesidad de palabras como se unían nuestras almas y empezaba nuestra vida.
Al llegar la mañana, nos despedimos y besando mi frente dijo – Hasta mañana mi amor--