No le decía nada de nada porque estaba con los ojos rojos y llenos de lágrimas hasta caerse al piso totalmente desmayada. Tuvo que cargarla y llevarla a su casa, aunque sabía que quizá iba a tener problemas con su mamá, pero, la chica estaba hermosa y tenía unas piernas gorditas y rosaditas como un bebito. Llegó a su casa, tocó el timbre y salió su madre y le preguntó por aquella chica. Es mi novia, le dijo. La señora la miró, aún estaba desmayada. Llévala adentro, y ponla en mi cama y cuéntame lo que ha pasado. El chico tuvo que inventar una historia de celos y que el padre de la chica les había prohibido su relación porque él no era nada, y ni trabajo tenía, lo cual era cierto y así y así... De pronto la chica despertó y le preguntó a la señora que la miraba con los ojos mas maternales que había visto jamás. ¿Eres mi madre?, le preguntó a la señora. Aun no, hijita, aún no, tienes que descansar... La chica sonrió y luego se quedó dormida como un bebé. La madre y el muchacho se fueron a la sala a tomar un poco de café y en silencio cada uno pensaba cosas diferentes. El chico pensaba en las piernas y en hacerle el amor apenas pudiera, y la madre en la fortuna que podría cambiar toda su vida miserable. Hay que tratarla muy bien, me dijo a su hijo. Sí, claro que sí madre. Ambos sonrieron y cerraron la puerta con llave. Previamente la madre le había echado unas hierbas soporíferas para que la chica no despierte fácilmente... Hay que cuidar a la familia, pensaba.
Por otro lado, una familia buscaba a su única hija que sufría de amnesia parcial y que adolecía de espasmos y alucinaciones, y una doble enfermedad mental llamada esquizofrenia. Por más que preguntaban por ella nadie daba razón de ella... Colocaron fotos en los periódicos, en la televisión, durante meses y meses pero nada de nada. Al cabo de un año tuvieron que sepultarla emocionalmente hasta que una mañana la chica se apareció con un chico y una señora y un lindo bebé que parecía ser su nieto. Por supuesto que la recibieron y la estrecharon en brazos pero la chica no se acordaba de ellos, y, después de un momento, se puso a llorar hasta quedarse con los ojos tan rojos y caerse al suelo perdiendo la razón.
Lo extraño de esta historia es que ambas familias eran medianamente pobres, y ambas familias tenían un grave problema, que esta vez, era la misma chica... El tiempo pasó, pero la muchacha jamás mejoró, sintiéndose ambas familias mal, muy mal... pero, como todas las cosas, todo pasó, como todas las cosas y como todos los cuentos...
San isidro, mayo del 2006