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Una Bella Pastorcita

Una niña, una bella niña, como una flor delicada, como una flor silvestre, así llegan a mi mente las imágenes de otra vida, de otro tiempo, que por un extraño ardid del destino, también es mi tiempo y también es mi vida.-

Quebrada Grande, es a la fecha un paraje desolado, que se encuentra ubicado en la montaña Jinotegana, muy cercano a la comarca “La Rica” en el Municipio de Yalí, es el lugar donde comienza mi historia y de alguna manera mi destino.-

Sucedió en el año 1925, crepitaban las chicharras con un sonido ensordecedor, en una tarde extrañamente seca de mayo, cuando nació la niña, la comadrona se sorprendió porque la niña lloró en silencio, cuando nació, era la casa bulliciosa, llena de gente y de rayos de sol, de gallinas correteando por la casa, de perros, de pájaros enjaulados de olor a leche y ganado y la voz estentórea y recia de Don Julián el viejo patriarca que desde su desvencijada silla aún impartía ordenes, resistiéndose a entregar el mando de sus dominios, como un viejo general incrédulo ante el golpe de Estado que la vida misma le fraguaba

Su hijo Lucio, era a su vez el padre de la niña, esposo de María, quien parió a la niña, en su octavo parto natural de india robusta de cabello azabache, que era atendida solícitamente por la comadrona una mujer voluminosa y ágil lo que le daba un cariz inverosímil a aquel cuadro naturalista pintado en aquella tarde extrañamente seca de mayo.-

La Comadrona le comentó a Lucio ¡Tu niña es bella, como una flor¡, Hay que llevarla después de los once días al Pueblo, pues no lloró al nacer y tienen que revisarla.- Lucio se impacientó, la quedó mirando con aire preocupado y respondió: ¿No lloró? La comadrona rectificó, lloró, pero quedito, en silencio.- Lucio que era reconocido por su fuerte carácter dijo: ¿Cómo es eso? Los recién nacidos no derraman lágrimas, si decís que lloró en silencio, como te diste cuenta?, La mujer con mucho cuidado respondió: En este caso si derramo lagrimas.-

Lucio guardó silencio, sacó de su bolsa un puro chilcagre y lo encendió, luego lanzó una voluta de humo aromático muy cargado que hizo toser a la comadrona, él entornó sus ojos y guardó silencio, era una cosa que sabía hacer muy bien, estuvo fumando hasta el anochecer, era un hombre fornido hecho por el trabajo del campo, comenzó a trabajar en la propiedad de su padre desde que tenía uso de razón, algunos incluso decían que había aprendido a trabajar unos días antes de aprender a caminar, sus cejas eran muy pobladas de estatura media, llegando a baja, lo que compensaba con un vigor extraordinario, sus huesos eran pequeños, pero gruesos muy fuertes, su temperamento explosivo, su actitud inflexible, era más obstinado que una piedra, sólo tenía una debilidad: Su Padre JULIAN HERRERA

El viejo Julián Herrera, era un anciano dictador que había encontrado la manera de mantener a sus hijos a su alrededor, a quienes les prodigaba amor de todo corazón y a quienes les exigía devoción total, era Lucio su preferido, a quien sin decirlo lo había designado su sucesor, aunque eran distintos físicamente, ya que el viejo Julián era un hombre más bien alto y delgado, eran muy parecidos en cuanto a carácter y comportamiento, con la excepción que el viejo Julián por su edad se permitía ser más comunicativo, era igualmente obstinado, tozudo, testarudo, e inflexible como Lucio, casi nunca platicaban su comunicación se basaba en un código castrense en el cual Julián ordenaba y Lucio acataba sus órdenes, a veces de buen grado, a veces con ciertas reservas, otras totalmente en desacuerdo y lo demostraba con sonidos guturales, asintiendo, gruñendo, o resoplando y alborotando su cabello, esto le indicaba al viejo, cuál era la opinión de su hijo, sin que aquél pronunciara palabra, sin mostrar rebeldía en contra de su padre, sin poner en duda por un segundo su voluntad, así había sido toda la vida y así sería hasta el fin de los tiempos.-
La María González, se recuperó satisfactoriamente del parto, a los diez días ya nesquizaba maíz, lavaba ropa, preparaba los alimentos, se hacía cargo de todos sus hijos, molía en piedra dos arrobas de maíz, iba a la quebrada grande a traer agua y cuidaba su huerto familiar por las noches le cantaba muy suavemente a su bebé a la que dormía en sus poderosos y adorables brazos, toda su prole, se sentía segura con tan solo escuchar el estruendo de su respiración que asemejaba la marcha de un tren en la soledad de aquel caserío.-

La bella niña era adorable, había cumplido dos meses de nacida y era el centro de atención de la casa, sus hermanas mayores se disputaban el cargarla, mimarla, besarla, había heredado la contextura formidable de su madre y mostraba abundantes roscas en el cuello y piernas, síntoma de muy buena salud, incluso Julián y Lucio tan hoscos se mostraban enternecidos con la bebé y se turnaban para cargarla.-

Fue un año excepcionalmente lluvioso, a pesar que el invierno inició tarde, era la lluvia una bendición más en aquella magnifica tierra, inmensamente fértil que con razón había sido nombrada “La Rica” imitando a la naturaleza y a la tierra, la familia también generó mayor riqueza, para el mes de Septiembre La María González estaba embarazada nuevamente, fue un año extenuante de trabajo, en el cual esta inmensa y hermosa mujer demostró sin lugar a dudas que valía su peso en oro, nuevamente en mayo, se encontraba en labor de parto, esta vez las cosas se complicaron, la comadrona había muerto de parto, pues lamentablemente, siendo la única comadrona nadie la pudo asistir en un parto complicado, sufriendo un colapso y muriendo, lo que ocasionó que ahora que le tocaba el turno a la María González, la comadrona que le atendió fuese inexperta y primeriza, no habiendo previsto los cuidados que debía prodigar, el niño tuvo sufrimiento fetal y tardó en nacer, también se produjo una hemorragia que se prolongó angustiosamente perdiendo aquella hermosa mujer mucha sangre, el niño sobrevivió y ella a duras penas, estaba extremadamente débil, toda la prole se mostraba totalmente desconcertada, incluso los hombres que siempre se mostraban taciturnos e indiferentes en esta ocasión caminaban erráticos y balbuceaban incoherentes palabras con las que pretendían calmar a los niños.-

Desgraciadamente en ninguno de los rincones de mi querida Jinotega, se conocía la penicilina en aquellos lejanos tiempos, ni se conocía la morfina, mucho menos los antibióticos y para ser honestos debo decir que el concepto de enfermedad, estaba más bien asociado a eventos sobrenaturales, en los cuales una calentura era un castigo impuesto por un dios colérico poco comprensivo con las debilidades humanas, lo que generaba una mentalidad fatalista en nuestros humildes antepasados, que vivían grandes penurias con enorme estoicismo.-

¡Que vaina¡ dijo Julián, el zacate está helado por tanta lluvia, lo que contamina la leche y a nosotros y vos no fuiste a la kermese del pueblo, ni fuiste a la procesión en Semana Santa, nunca debe uno olvidar sus obligaciones, dijo en tono conciliador dirigiéndose a Lucio, quien asintió quedamente con los ojos bajos, Sin embargo dijo el viejo, pienso que cualquiera comete un error, así que podemos rectificar, andate a Yalí visitá la iglesia, llevale al padrecito una pareja de gallinas, ya hay que bautizar a la niña, llevalos a todos, no tomés guaro, ni te relaciones con los poblanos, Lucio asintió mansamente y dijo ¿Cómo le ponemos a la niña? Julián se quedó pensativo, después dijo: Decile a la Rosalina, que le escoja un nombre a la niña, que sea bonito.-

Rosalina era la hija mayor de Lucio, era una india bella de piel cobriza, de aproximadamente trece años, representaba la cultura en aquella casa, incluso sabía leer y escribir, contaba con algunas revistas que le había obsequiado el señor cura, y de una manera que nadie entendía se había agenciado un perfume perturbador y misterioso que se asemejaba mucho, pero mucho a la fragancia de la mariguana, era la cara bonita del caserío , era la relacionista pública de la familia, Todos los varones de la comarca se sonrojaban tan sólo de verla, incluso los gringos que acompañaban las misiones la miraban embelesados, pues han de saber queridos amigos, que en aquellos lejanos tiempos una niñita de trece años, era toda una mujer para los barbaron que hollaban estas tierras.-

La bella Pastorcita la niña, era linda, tenía unos ojos preciosos, no eran en si los ojos particulares o de un color exótico, sino que reflejaban una dulzura incomprensible, su presencia gordezuela e inocente infundía en todos los habitantes de la casa un sentimiento de paz y optimismo de pertenencia, Rosalina la tomó en sus brazos, jugó con ella, la movió y la contorsionó, le habló en un idioma incomprensible, le hizo cosquillas y la apretó contra sí luego le dijo: ¡Tu nombre es Pastorcita¡ como la flor silvestre

Todos fueron a Yalí con la excepción del viejo Julián, que por sus dolencias no salía hacia mucho de la casa, si iban todos, se llevaron seis caballos, Lucio iba en una mula, La María González iba en un burro y los chigüines iban a caballo, salieron tempranito a las cinco de la mañana y llegaron al poblado como a las seis y treinta de la mañana, se fueron derechito a la iglesia, la iglesia estaba vacía pero ya abierta, se sentaron ordenadamente, fueron llegando algunas personas, luego inició la misa, la cual escucharon con total atención, la niña fue bautizada el padre al derramar el agua preguntó cómo se llama la niña, Rosalina respondió: Pastorcita, el señor cura con cierto aire de interrogación en la mirada dijo: sólo Pastorcita, ¡si¡ le dijo Rosalina, el señor cura limpiando las gafas replicó : ¡Ese nombre no es cristiano¡, a lo que Rosalina replicó cantando quedamente una canción “Una bella Pastorcita….. caminando va con frío y como bella Rosita va cubierta de rocío…….” El señor cura suspiró y dijo, bueno cada vez los nombres son más extraños, quien sabe adónde va a ir a parar esta juventud.-

Todos venían radiantes, Lucio llevó a los niños al parque, estuvieron saltando y correteando los mayores mientras él se acercó al comisariato y compró un litro de contrabando, se escondió detrás de la puerta y apuró un trago enorme, las lágrimas saltaron a sus ojos, lo guardó en su alforja, compró un atado de dulce, partió una de las tapas en doce pedacitos con su puñal y fue a repartirle a sus hijos y su mujer que lo esperaban en el parque, en el momento que repartía vio acercarse a un Jinete vestido a la usanza europea lo saludó. ¡Hola amigo¡, Hola señor, contestó Lucio a regañadientes, no le gustaban los extraños, ni entablar conversación casual con nadie.- El Hombre era bajito obeso y tenía las manos más blancas y delicadas que Lucio hubiese visto en un ser humano, era extraordinariamente rosado y sudaba copiosamente cual si estuviese cortando leña con un hacha.-

Mi nombre es R Pastora dijo soy médico y estoy buscando trabajadores para mi finca ya que deseo establecer mi consultorio en el pueblo de Yalí.- Lucio se tranquilizó, desapareció su desconfianza, ahora entendía, este hombre era un médico, un poblano, por eso era tan raro, tan distinto , el hombre le preguntó: ¿Tu cómo te llamas?, mi nombre es Lucio Herrera le dijo, soy el dueño de la finca de Quebrada Grande, esta es mi familia.-

R Pastora, saludó cortésmente a todos, con mucha educación y respeto, lo que inquietó a los niños y a la María González, pues en ese tiempo y lugar no se acostumbraba que un desconocido se dirigiera a ningún miembro de la familia que no fuera el cabeza de familia, se consideraba inapropiado, sin embargo Lucio Herrera lo pasó por alto por cuanto entendía que el médico venía de otras tierras donde la gente actuaba distinto.-

Se retiraron hacia su finca, y comentaron punto por punto todos los sucesos acaecidos, Julián escuchó la primera versión de labios de Rosalina y posteriormente y en privado la versión de Lucio, quien omitió discretamente contar sobre la garrafa de licor de contrabando, sin embargo Julián de olfato muy fino lo descubrió apenas dos segundos después de que Lucio abriera la boca, como hombre experimentado sabía que Lucio de cuando en cuando transgredía las reglas, pero lo dejaba pasar pues sabía que tal circunstancia alimentaba la culpabilidad y que ésta a su vez generaba la devoción y el arrepentimiento y subsecuentemente la fidelidad de su hijo.-

Los meses pasaron sin mayores novedades en el año 1927, la María González estaba encinta de nuevo su vientre se abultó más que de costumbre, ya fue la fatalidad la que intervino, cuando la enorme mujer de monumentales curvas llevaba en brazos al infante Lucio de un año de edad, al cruzar un potrero, fue embestida por un torete, que la golpeó seriamente, fue necesario la intervención de varios mozos o peones para rescatarla, el golpe recibido le quebró dos costillas, estuvo mal, fue atendida por la comadrona inexperta quien se deshacía en atenciones inútiles, lo que provocó que Lucio pidiera consentimiento a su padre, para llamar a R. Pastora, su padre Julián se quedó pensativo ¿Qué hacer?, Hijo tengo un mal presentimiento le dijo, pero la María González es una mujer valiosa, tenemos que hacer lo posible por salvarla.-Eso si, lo que suceda va bajo tu responsabilidad, mientras esté convaleciente la María, voy a mandar a llamar a doña Eusebia, ella va a estar a cargo, Lucio gruño y se froto el cabello, pero Julián que estaba nervioso le increpó, pues te jodiste porque así va a ser mientras se recupera la María.-

R. Pastora llegó esa tarde, le había caído la mitad del cielo encima, la lluvia lo dejó completamente empapado, era un hombre cordial, bonachón, pero un tanto afectado, a pesar de que Julián y Lucio estuvieron pendientes a cada una de sus palabras, no le habían logrado entender mucho, su lenguaje estaba plagado de tecnicismos médicos que no habían logrado descifrar, trajo medicamentos, se entendió con doña Eusebia, principalmente a ella le explicó que capsulas debía administrar a la María González y las dosis, mostró gran preocupación y humanismo por el estado de la paciente, tenía un aparato extraño, que le amarraba en el brazo a la paciente y luego consultaba su reloj de bolsillo, luego meneaba la cabeza, entró en franca contradicción con la dieta que había recomendado la comadrona, mientras la comadrona había orientado, miel, sopa de res y hojas de almendro en té, R Pastora ordenó dieta de verduras, un suero que el mismo elaboraba y nada de carne, esto molestó a las mujeres de la casa, pues temían que la María González se debilitara y perdiera su niño.- Se mostró enfático en que siguieran sus orientaciones al pie de la letra, Lucio rompió su habitual mutismo y pidió consejo a su padre, Julián tampoco estaba seguro, mandó a su hijo a consultar al señor cura, quien llegó al día siguiente, examinó con atención los frascos que había dejado el doctor, revisó sus recetas, luego habló con las mujeres, se mostraba muy cauteloso, después se supo, que ese mismo día entrevistó en horas de la tarde a R. Pastora, al día siguiente tomó la decisión, le envió un recado a Julián con el Sacristán que decía: Hay que dejar al doctor hacer su trabajo, se le administró a la María González el tratamiento, dos días después el niño se vino de improviso. Providencialmente R. Pastora se encontraba presente, también estaba la comadrona, doña Eusebia y entre todos formaron un equipo para atender el parto, de nada sirvió el niño murió, la madre al enterarse de la muerte de su pequeño Angelito, entró en depresión aguda, a la mañana siguiente entregó su alma al creador.-
De que murió doctor?, preguntó muy triste Lucio a R. Pastora, el doctor haciendo un enorme esfuerzo le dijo: La causa básica de la muerte fue un paro cardíaco, provocado por bronco aspiración y hemorragia, el nivel de plaquetas había bajado considerablemente, la respuesta no satisfizo a Lucio, pero su hija Rosalina se lo explicó mejor, le dijo calmadamente: La mita murió porque se le rompió el corazón por haber perdido a Angelito.- Lucio derramo una lágrima y nunca volvió a hablar del asunto a la vela llegaron todos los vecinos de la comarca y de las aledañas, a pesar que Julián no lo aprobaba se repartió guaro de contrabando y a la mañana siguiente el cuadro que se observaba aparentaba un campo de batalla, había al menos cien hombres tirados en el lugar totalmente ebrios.-

Fue a partir de la muerte de la María González que todo cambió, si bien doña Eusebia hizo su mejor esfuerzo, ni con la ayuda de Rosalina y dos mujeres más pudieron llenar el inmenso vacío dejado por la matriarca, la casa se fue entristeciendo, el ganado mismo se fue enfermando, los niños eran ahora tristes, callados, flacos, los hombres se hicieron enemigos, ya Lucio no obedecía a su padre, lo que provocó que el viejo Julián se fuera marchitando y consumiendo en su silla, olvidado en vida el viejo antes de morir lo dijo: un hombre ya sin mujer es un fantasma, Lucio siempre estaba ausente aunque estuviera en la casa y luego se fue a vivir a una cabaña totalmente solo, los niños se convirtieron en peones en mozos de otras haciendas, las niñas fueron llevadas en la flor de la edad por desconocidos, tan solo quedaron la bella Pastorcita y la Rosalina, la primera porque era una niña pequeña y la otra por el amor inmenso que sentía por su hermanita.-

R. Pastora el doctor que estudiara en Europa, se mostraba melancólico, triste, taciturno, nunca nadie lo cuestionó sobre el tratamiento administrado, nunca nadie hizo la menor afirmación en su contra, pero él cayó en gran tristeza porque se le muriese su primer paciente de parto, fue algo que mortificó a este buen hombre por mucho tiempo.- Como hombre ilustre sentía gran pesar al haber sido testigo de la desintegración de esta familia campesina a quienes tenía aprecio y por ello se impuso así mismo la tarea de velar por los niños, pensó en protegerlos, en cuidarlos, pero todos sus intentos fueron inútiles, pero persistió en su lucha hasta que logró la aprobación de Lucio para llevar a la bella Pastorcita a la ciudad de Jinotega, prometió educarla y protegerla, Lucio en su desconcierto le hizo prometer que iba a permitir que la niña ayudara en los quehaceres de la casa para pagar su manutención y que él por su parte también contribuiría, a todo esto se avino el buen doctor y fue de esta forma como la bella Pastorcita mi madre vino a la ciudad de Jinotega, el lugar donde cambiaría su destino y donde naceríamos todos nosotros sus hijos, pero bueno eso …….. eso ya es otra historia que más adelante será contada
Datos del Cuento
  • Categoría: Metáforas
  • Media: 6.18
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