Desde mi niñez casi siempre veía a mi madre llorando. Me ponía triste al verla así, nunca pude entender porque lloraba. Cuando cumplí los quince años, mi madre me dijo: "nunca te cases con un hombre celoso y violento". No le puse mucha atención a las palabras de mi santa madre, hasta que yo me casé y esas palabras vinieron a mi mente cuando tuve una simple discusión con mi esposo. Cuando estás enamorada piensas que el mundo es tuyo y puedes cambiarlo todo. Cuando yo me casé con Raúl tenía veinte años de edad. Lo amaba con locura, él también me amaba mucho y por eso a veces sus celos y su forma de tratarme eran para mi algo normal. Era virgen cuando me casé con él. Pero una vez pasó algo que me asusto muchísimo. mi novio se puso violento porque llegó y me encontró conversando con un amigo de muchos años. Era mi mejor amigo y estudiamos juntos desde niños. Nos graduamos de la escuela superior en el mismo año. "¿Qué diablos haces aquí hablando con este idiota?" "¿Qué diablos te pasa conmigo? - dijo mi amigo, muy enojado- Sonia es mi mejor amiga y estamos conversando como dos buenos amigos. ¿Porqué la tratas así?" "¡Cállate estupido! Sonia es mi novia, no quiero que te acerques más a ella". Hálandome por la mano me grito: "¡Vamonos de aquí ahora mismo! ¡No quiero volver a verte hablando con este tipo o te va a costar muy caro!" "¡Déjala, no la trates así, ella se va cuando quiera! ¿Estás loco?" Sonia tuvo que meterse entre ellos para evitar que se fueran a los golpes. Estaba muy nerviosa y lloraba. Se despidió de su amigo y se marcho con su novio.
Cuando llegaron a la casa de Sonia, Raúl se disculpo, le hizo prometer que jamás volvería a ver a su amiguito. Seis meses después nos casamos. No pude invitar a mi amigo a mi boda. Por el amor de mi esposo perdí una verdadera y sincera amistad. Al casarme comencé a vivir una vida de infierno. Me insultaba por cualquier cosa. Me trataba peor que una prostituta. Decía que era imposible que yo siendo una mujer bella y con tantos amigos masculinos, hubiera llegado virgen al matrimonio. ¿Acaso en nuestra noche de boda no se dio cuenta que yo era virgen? Yo si sabia muy bien que él fue mi primer y único hombre, el que me hizo mujer. Ese era el momento para yo decirle adiós y abandonarlo para siempre. Mis padres me educaron de una manera que ahora yo considero equivocada. Mi madre decía que cuando uno se casa es para toda la vida, solo la muerte nos puede separar. Además una mujer divorciada no era vista con buenos ojos y la mayoría de los hombres las consideran "mujeres indecentes" ¡Qué cosa más ridícula! Aparte de eso, Raúl siempre me decía que me celaba porque me adoraba y temía perderme. Yo todo se lo creía, lo justificaba y terminaba perdonándolo. Me celaba de cualquier hombre que se me acercaba o me miraba. Mi vida era un infierno. pero lo amaba. Pensaba que si me embarazaba y teníamos familia, Raúl cambiaria.
Tuve dos hijos. pero nada cambió. Fueron veinte años viviendo con el diablo. Pero como todo tiene su fin. al final gané. Decidí quedarme en la casa con mis hijos hasta que cumplieran la mayoría de edad. Mi esposo quería mucho a mis hijos, pero era muy estricto con ellos y a veces también los maltrataba verbalmente. Ellos no le tenían respeto.le tenían miedo. Una vez el mayor me dijo que odiaba a su padre. Yo le dije que no volviera a decir algo así , porque fuera como fuera, era su padre. su sangre. Cuando el más pequeño iba a cumplir dieciocho años de edad y yo ya estaba lista para abandonar a mi esposo. él me abandono a mi. Se fue de la casa porque ya yo no quería tener intimidad con él. Me daba asco. Ya no lo quería. Ya había dejado de ser aquella mujer sumisa que todo lo soportaba. Eso enfurecía mucho a mi esposo. Mis hijos me apoyaron mucho y prometieron no dejarme sola. Para ellos era un alivio que su padre se marchara. no tanto por ellos. si no por mí. Mi esposo se cansó de mis desprecios y abandono la casa para siempre.
Soy muy feliz ahora. Saqué por completo a ese hombre de mi vida. Hace poco me entere que murió. Eso dicen. no estoy segura. Hace tiempo no sabemos nada de él y donde está. Me arrepiento por no haber escuchado el consejo de mi madre cuando me dijo: "no te cases con un hombre celoso y violento". Los celos no tienen nada que ver con el amor. Los celos abusivos son celos enfermizos. Ni la paciencia, el sacrificio, el pensar que algún día va a cambiar, soportarlo todo por amor, nada de eso puede curar los celos enfermizos o celos abusivos. Sé está abusando emocionalmente y físicamente de una pobre e idenfensa mujer que su pecado es darlo todo por amor. Mis mejores años los perdí con él, pero ahora mi felicidad volvió a mi. Salí del infierno en que viví y jamás volvería a cometer el mismo error. ¡Viva la libertad y bienvenido el verdadero amor!!.
Amiga Carmen: Como siempre, te tengo que decir que tus narraciones son una moraleja, una enseñanza a quien disfruta de tus lecturas. El celo abusivo puede llevar a la muerte incluso a las dos partes involucradas. Tu puntuación máxima de mi parte. Ivette Rosario.