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Categoría: Románticos

EL OBSERVADOR

Ahora las playas están vacias.
Ya no hay revoltosos niños correteando por la arena. El mar (este mar puro de donde aún no han huido los peces) y el majestuoso cielo, confundidos en uno solo, azotan una y otra vez las inmortales rocas que resisten sobre ellas el infinito tren de días y años.

Todas las tardes y a la misma hora, lo veo deambular cansadamente sobre la arena, es un hombre joven, pero su semblante denota una enorme madurez, como si quizás, hubiese vivido demasiado, abstraído, cosechando recuerdos, desasistido de lo ajeno.

A veces se detiene bucólico, y creo adivinar en él, deseos profundos de amar y ser amado, o tal vez, de gritar a las gaviotas que simplemente está de paso en este mundo. Tiene una perpetua expresión sombría que sugiere haber alcanzado ese momento de la vida en el que uno se convence de que muchas cosas dolorosas no mejorarán. Hoy, día 4 de marzo, he creído averiguar en Juan Pablo (así he bautizado a mi desconocido personaje), que espera algo o alguien, sus gestos nerviosos y su deseo reprimido, así me lo han dado a entender, bajo ese lenguaje secreto que sólo yo creo conocer.

Sus pisadas se han ido borrando bajo la arrogancia de un mar embravecido.

Después, de súbito, Juan Pablo ha desaparecido, como si hubiese decidido que ya está bien de hacer conjeturas sobre su persona. El neblino paisaje, una brisa helada y el incesante murmullo del tedio, me han susurrado a la vez, que no le volvería a ver jamás.

Han pasado cinco días de la desaparición del protagonista de mi relato, cinco días que he acudido puntual a mi estratégico escondite de observación, siempre convencido de la validez de mis especulaciones y pensamientos. Hoy me asalta la duda si Juan Pablo no ha sido un producto de mi sagaz imaginación.

Sin embargo, y muy a lo lejos, voy descubriendo una ingenua figura de mujer que camina (o se desliza) cansinamente donde va a morir el mar, una mujer alta y excesivamente rubia, los cabellos recogidos en un moño sobre la nuca (esto le da un aspecto a la antigua usanza).

Sus marcados rasgos apuntan un aire de solemnidad y arrogancia. Me dio la impresión de que su mente se encontraba en completo desorden, vencida, y que se mantenía en pie, sólo gracias a la piel, cáscara frágil.

Se detuvo a una distancia no muy alejada de mí, y observé cómo uno de sus dedos escribía algo sobre la húmeda arena. En ese momento descubrió mi presencia y asustada, echó a correr a una velocidad endiablada, intenté seguirla, pero fue inútil, como una paloma en el sombrero de un ilusionista se esfumó ante mis ojos.

Di media vuelta y pesadamente caminé sobre mis propios pasos, la angustia me oprimía y me sentía envuelto en un inmenso vacío. Fue entonces cuando descubrí las palabras escritas en la arena, testamento de que no había soñado ni imaginado nada:
“ Juan Pablo,¿Dónde estás? ”

¡Lo sabía! ¡Yo lo sabía!, y sin embargo los he dejado escapar, yo era su único punto de unión y como un estúpido los he perdido a los dos...

Han pasado varias semanas, paseo por la playa y solo mi figura errante da un poco de vida al paisaje, es curioso, pero a menudo me siento observado, como si unos escondidos ojos vigilaran mis movimientos...
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
lucy-a
invitado-lucy-a 23-04-2004 00:00:00

Es tarde y me apetece leer algo bien escrito. Lo había leído ya pero vi que no tenía comentarios y pensé... No he sido la primera en leer este cuento,(de eso no hay duda). Pero es para mi todo un privilegio ser la primera en comentar. 1-Lo primero decirte que me gusto mucho la historia, pero pensé...¿Quien buscaba a quien?. Tu forma de escribir me fascina. Dicen que no hay mayor perdida de tiempo, que estar buscando a quien no quiere ser encontrado. Tan bien hay dos cosas que no se han podido cambiar, desde el principio de los tiempos, ni cambiarán ahora: El fluir del agua y el dulce y estraño modo del amor. Provablemente fue el amor quien los separó. Como siempre perfecto para mi. Escribes de sueño, y lo que más desearía es leer algo pronto sullo. Un saludico.

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