Hace ya de esto mucho tiempo vivía un rey, famoso en todo el país por su riqueza y la belleza de su malcriada hija la Princesa Zushesa, este rey tenía una singular costumbre a medio día le gustaba ir a comer al jardín y dar un paseo haciendo lo que le diera la gana, pero siempre iba acompañado de su séquito real en el que iba un joven cargador real de canasta de comida llamado Allesco.
Sucedió que un día al dar su acostumbrado paseo por el jardín el rey vio 2 hermosos cisnes nadando en una laguna aledaña a su castillo, entonces mando traer las escopetas reales para cazarlos, pero Allesco conmovido por la belleza de los cisnes habló con el rey y lo hizo ver que estaría mal matar a tan hermosas aves, el rey acepto el consejo de Allesco y siguió su camino, dejando atrás a los cisnes.
Continuando el camino el rey vio un orificio del que brotaban centenares de hormigas, era un hormiguero, y volteando a ver a sus lacayos les ordenó que le prendieran fuego, Allesco nuevamente intervino y le dijo al rey que no matara al hormiguero pues esos pequeños insectos reflejaban a su pueblo, gente pequeña capaz de hacer grandes cosas, y nuevamente el rey accedió a las palabras de Allesco y no mató a las hormigas.
De regreso a Palacio el rey vio a un mendigo y en lugar de detenerse a darle una caridad fingió no verlo y siguió su camino, en cambio Allesco le dio las únicas modenas de cobre que tenía para que el mendigo comiera y se quito su capa y la puso a espaldas del mendigo para que este se abrigara.
Al día siguiente el rey mando un decreto real en el que se decía que aquel que deseara desposar a su hija la princesa Zushesa, debería de cumplir con 3 retos, si los lograba se casaría con ella pero con un solo reto que fallara sería degollado. Allesco se sintió emocionado pues desde hace años el amaba a la princesa, sin embargo le daba miedo el final que tendría si no cumplía con los retos.
Llegaron nobles y príncipes de muchos lados, algunos no pasaron ni la primer prueba y fueron ejecutados, mientras la princesa se reía de ver que tan tontos eran por tener el amor de una mujer como ella, uno a uno fueron perdiendo la prueba así como la vida y el pueblo de aquel reino se sintió triste de ver que nadie lograba cumplir los retos que la princesa ponía.
Por fin Allesco decidió ir a realizar las pruebas, se presentó a Palacio y pidió la mano de la princesa, esta lo vio como un ser inferior a su clase y todos los presentes se compadecían del apuesto mozo, pensando que correría con la suerte de sus antecesores. La Princesa se quito su anillo real y le dijo acompañame, Allesco la siguió al igual que toda la multitud y llegaron al lago, ahí la princesa aventó su anillo al agua y le dijo búscalo y tráemelo al atardecer, la princesa Zushesa se fue con los demás dejando a Allesco a la orilla del lago, el joven se lamentaba su suerte y que seguro moriría cuando de la nada aparecieron los dos cisnes a los que les salvó la vida, uno de ellos se sumergió en el lago y cuando regresó traía consigo la sortija de la princesa misma que le dio al joven, este les agradeció y ellos dijeron que fue su manera de agradecer que les salvara la vida, le desearon suerte y Allesco se fue feliz a Palacio donde le presento a la princesa su anillo.
Todos se regocijaron menos la soberbia princesa, pues sabía que su pretendiente era de linaje inferior, así que le exigió realizara la segunda prueba. Salió al jardín, y esparció entre la hierba diez sacos llenos de semillas de alpiste y le dijo a Allesco: mañana, antes de que salga el sol, debes haberlo recogido todo, sin que falte un grano, lo dejó ahí y se fue con todo el séquito real.
Allesco nuevamente se lamentaba su suerte, y no veía la forma de recoger tanto grano de alpiste, cuando de repente aparecieron centenares de hormigas que le dijeron que en agradecimiento a su amabilidad le ayudarían, pasaron 3 horas y las hormigas lograron juntar todo el alpiste. Cuando amaneció la princesa Zushesa fue al jardín y vio que no habia ningun grano, entonces el pueblo se regocijó y ella le dijo: me casaré contigo si cumples tu ultimo reto, quiero una estrella, pero no cualquier estrella, quiero que consigas aquella que yo sea la primera en ver, una que nadie haya visto ni tocado, tienes hasta el atardecer si no morirás.
El pretendiente se puso a pensar y fue al pueblo a buscar alguien que conociera una estrella que nadie hubiese tocado ni visto antes que la princesa, todos ignoraban dónde encontrar semejante tarea, cuando apareció el mendigo que Allesco ayudó, este sacó una pera de color dorado y le dijo que era la pera que crecía en el bosque encantado, que no la comiera si no que se la presentara a la princesa y que le dijera que adentro de ella estaba la estrella que nadie había tocado ni visto antes, y cuando la princesa pidiese verla tomase su navaja y partiese la fruta por la mitad pero no por el tallo si no por la parte mas ancha, para que la princesa vea su estrella.
Allesco fue a palacio y se presento ante Zushesa, le dijo que ahí estaba su estrella, al princesa soltó una carcajada y le dijo que se la mostrara, Allesco sacó su navaja y partió la pera por la parte ancha, esta quedo en dos mitades pero la pricesa no vio que saliese de ella ninguna estrella, Allesco intrigado tomo una mitad y vio en el centro una estrella formada por los huesos de la pera, y se la mostró a la princesa.
Zushesa entendió la inteligencia de Allesco y aceptó casarse con él, Allesco loco de contento, reemprendió sus actos y le pidió que de ahora en adelante viese que las cosas no se juzgan por el exterior más bien por lo que tienen en su interior.