El pestillo se alababa y decía a la puerta:
“ Soy la pieza principal para que puedas ser abierta”
“Tal vez tengas razón”, le contestaba aquella
“ no quiero entrar contigo en querella...”
“ Pero dime, ¿a quién abrirías si yo no existiera?”
“nadie te mirara, ni te tocaran siquiera”
Y el pobre pestillo lleno de dolor;
Reconoció al final, que cometió un error.
Y la puerta, mirando a la bisagra,
Le dijo a ésta: "Amiga tiene usted alguna palabra
sobre este mismo particular…"
y sólo el crujir típico del abrir y cerrar
fue la breve repuesta para aquella ocasión
Donde pestillo y bisagra aprendieron la lección.
Lecciones asertivas y rápidas como ésta,
Para aquellos que se crean los dueños de la fiesta.