Ya no te quedan lágrimas por derramar, ya has agotado tu tiempo y tu paciencia. Ahora todo ha terminado, recoge tus herramientas de trabajo y vete con la cabeza bien alta de haber hecho una buena obra, en la que pusiste todo el coraje y todo el amor que te quedaba.
Sólo te queda el recuerdo de tu lucha por ella, el recuerdo dulce y alegre de las veces en las que intentaste enamorarla, también el amargo sabor de la derrota, que sin embargo, no parece ser tal, sino una parada en este loco juego que es el amor.
Y es que no puedes deshacer el entuerto en el que te enfrascaste tú solo hace ya tiempo. Pensaste que sería pasajero o que nunca lo necesitarías, pero qué equivocado estabas, y ahora cambiarías todo por volver atrás y deshacer aquel día. ¿Lo recuerdas?
Tú eras un tipo muy tímido y solitario, andabas solo y sin hacer caso a nadie ni de nadie, no te importaba tu alrededor, sólo estaba tu vida. Comenzaste a sentir la necesidad de compartir tu tiempo con los demás, de introducirte en el mundo de la comunicación y la verborrea social. Pero no lo conseguías, eras nulo, tus años de soledad hacían de freno en tus relaciones sociales.
Pediste a Dios que te ayudara, estabas dispuesto a entregar lo que fuera a cambio de tener éxito social. Y así sucedió, Dios te ofreció un acuerdo: serías aclamado por las masas, querido por la gente, tendrías todas las dotes comunicativas y no tendrías parangón en mis relaciones sociales. A cambio de esto, Dios te pidió una cosa: nadie podrá enamorarse verdaderamente de ti, nadie. Tú aceptaste encantado pensando que eso del amor verdadero era una pamplina, un invento de los grandes almacenes y las películas. Así que aceptaste y hasta hoy nunca has tenido problema en tus relaciones sociales, has triunfado allá por donde has ido. Y además, has tenido muchas relaciones con mujeres, has tenido novias, y nunca has sentido eso del amor, no lo has necesitado, has sido un hombre feliz, no necesitabas nada más.
Sin embargo, hoy eres un hombre infeliz, hoy necesitas más que nunca de ese amor que Dios te arrebató, y es que por más que hagas no hay nadie capaz de enamorarse de ti, es imposible.
Volviste a llamar a Dios para intentar deshacer el acuerdo, pero te dijo que era imposible, debías sufrir esta condena para el resto de tu vida. Pero te abrió una ventana a la esperanza, te dijo que había una cláusula por la que el acuerdo se anularía si encontrabas a alguien que te amara de veras desinteresadamente, no habría el más mínimo atisbo de interés ni egoísmo por parte de esa persona. Sólo de esta manera se rompería el acuerdo y tú serías un hombre amado.
Pensabas que esa persona era ella, pero ves que no. Ves que como siempre, hay un interés por ti, tal vez sea el típico interés de tener a alguien detrás, o puede que sea por sentirse acompañada de vez en cuando, tal vez su interés por ti sea inexistente o simplemente por pasar un rato juntos. Puede incluso, que no se haya fijado en ti.
Ya ves, a veces la explicación más razonable es la más simple, y la más simple aquí es que no hay nada de lo que te pensabas. Quizás aún no ha llegado tu momento, quizás no estás destinado a que seas amado, quizás tu misión es ayudar a otros y para ese objetivo no tiene cabida otro amor que no sea el desinteresado por el resto de la humanidad, por tus compañeros, tus vecinos, tus amigos, tu familia. Quizás tu destino sea otro, quizás sea ser un hombre sabio y carismático, inteligente y con temple que esta sociedad necesita, quizás hayas nacido para dirigir los designios de los demás, quizás tu misión sea que todos los demás sean felices, quizás Dios se olvidó de preguntarte qué preferías.
Tiempo al tiempo, eso es lo que se suele decir, pero a ti el tiempo te suena a chino, en todo lo que haces empleas toda tu energía y todo tu compromiso, de forma que el tiempo se queda en un vacío porque se detiene cuando haces alguna obra.
Personas como tú hacen que se mueva el mundo y no nos convirtamos en meros espectadores, porque ese es tu designio, no ser un espectador más. Tú quieres ser el actor y quieres que el resto de personas que te rodean actúen en tu obra. Eso es digno de alabanza y admiración, y sólo por eso te mereces que te amen dela misma manera que tú te entregas.
Animo, no desesperes, verás como esa persona que te ame desinteresadamente llega cuando menos te lo esperas, estoy convencido de ello, porque te lo mereces. Dicen que la recompensa debe ser en proporción a lo merecido, tal vez Dios no encuentre alguien tan dichoso de ti, tal vez no encuentre con quién recompensarte, tal vez no quiera recompensarte para que sigas en un tarea de hacer feliz a los demás, o tal vez crea que nadie se merece tanto como tú.
Eres muy especial, personas así hay pocas, no cambies y sigue defendiendo tus ideales y lucha por lo que quieres, aunque te equivoques.
Increible, este si que me ha llegado hondo, no se como lo haces pero siempre que te leo, me emociono seré un sensiblón pero es lo que hay, mejor llorar a tiempo que guardarse las lagrimas en el olvido. Y tranquilo, que ese hombre algun día será amado, de la forma que nadie ha podido ser amado jamás.