Se cruzaron en medio del camino y se estudiaron detenidamente con gesto huraño.
-¿Es que no ves que vas en la dirección errónea...?
- Eso pensaba cuando seguía la misma ruta que tú, pero ahora sé que el que yerra eres tú, pues he visto más trecho de este camino y sé lo que encontrarás más adelante.
- Entonces sí que es profundo tu error, pues yo hice lo mismo en la dirección que ahora sigues y hastiado de la falacia que vi me di la vuelta hacia allí, de donde tú vienes.
- No te creo, dijiste lo mismo la última vez que nos encontramos caminando justamente en direcciones opuestas a las que ahora seguimos.
- Menos te creo yo, pues te recuerdo que siempre me has dicho tú esas palabras en las ya incontables ocasiones en que nos encontramos recorriendo este camino, no importa en qué dirección.
Se miraron de nuevo recelosamente y siguieron su camino.