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Barnie Carpenter necesitaba trabajo. Tenía una esposa y una hija que sacar adelante. Y con los dos únicos sueldos de ellas no había suficiente para afrontar la cuenta del bar "Ambrosio. Tapas y Especialidades Gallegas".
Se había quedado en el paro en 1980 cuando hundió una prometedora fábrica de muebles con su peculiar manera de entender el oficio, y hasta bien entrado el año 97, no encontró su lugar en el mundo de la madera postmoderna vanguardista de diseño.

Sucedió asín:
Buscaba en los anuncios de la prensa.

"Joven medio tonto, busca su otra mitad. Abstenerse los que no vayan a llamar."

"Acupuntura Li-Siao. Puede usted dejar el tabaco desde la primera visita. Al salir se lo devolveremos."

"Centro de Energía Atómica Sánchez precisa aprendiz con experiencia."

"Industria Maderera Unipersonal necesita oficial de primera. Incorporación inmediata. Salario según capacitación. Pagaré lo que sea capaz de pagar en cada momento."

Barnie se fue para allá. Era una nave industrial de tamaño considerable. Cualquiera la consideraría una madriguera, pequeña, sucia, fría y húmeda.

-Rin-rin-rin. (Algunos timbres se expresan así.)
-¿Si, qué desea.?
-Venía por lo del anuncio.
-¿Le gusta la madera?.
-Más que a la carcoma, señor.
-Pase, pase y agache la cabeza, no vaya a descornarse con las vigas del techo. Es usted muy alto.
-Bah, no haga caso de las apariencias. Si me viese cuando salgo del bar desmayado, soy bajísimo. ¿Puedo tutearlo yo a usted.?
-Por supuesto, y yo a tí, te puedo ustedear.?
-Bueno, usted manda.
-Y, ¿cómo debo llamarle.?
-Barnie, Barnie Carpenter.
-¿De origen británico.?
-No, diminutivo de barnizador. Me llamo L.J. Fuster.
-¿L.J.?. Mejor le iría C.J.
-¿Y eso por qué?.
-Porque tiene usted un pedazo de ceja unificada, que valdría para cepillar alfombras.
-Lo estudiaré.
-Bien, ¿pero, usted sabe del oficio, tiene experiencia.?
-Ya lo creo. En mi anterior empresa me llamaban Barnie el rey del astillero.
-Pero eso es de barcos...
-No, era de muebles para el hogar. Lo que pasa es que en tres años reduje a astillas 162 comedores, 708 dormitorios y 1465 cocinas.
-Vaya, eso si que es rendimiento, señor C.J.
- En mi familia somos todos muy mañosos. Unos de Zaragoza y otros de Caspe y Calatayud. Mi hermano Jesse, por ejemplo es capaz de dormir sin tener sueño.
-¿Jesse?, británico también, supongo.
-No es Jesse, porque trabaja de yesero.
-Perdone, pero se me olvidaba algo de vital importancia, ¿no será usted comunista?.
-No, ni hablar. Yo soy marxista de derechas. O sea si me paga usted mucho. Si me paga poco, seré trostkista moderado. O según haya bebido.
-Bien, le enseñaré la maquinaria a ver si la conoce. Mire, esto es una sierra circular...
-Buah. Yo con estas manos y esas máquinas he hecho maravillas.
-!Jopé!, le quedan a usted menos dedos que a una oveja.
-Ya le digo, soy un monstruo.
-Pero en realidad, si lo que usted domima es el tema del barnizado, la pistola de lacar no tendrá ningún secreto.
-No, en cuanto usted me indique cualo es el gatillo y cualo la boquilla.
-Verá, no sé si fiarme de su profesionalidad. Piense que yo me he hecho a mí mismo y soy un hombre de principios.
-Un hombre cabal, eso es bueno.
-No, que nunca termino lo que empiezo.
-Pues si acaso, ya me pasaré otro día, que hoy estoy cansado de buscar trabajo.
-Casi mejor. Adios, Barnie.
-Adios. Ah, por cierto, usted no me dijo su nombre...
-Adam.
- Vaya, ¿de origen británico?.
-No, de origen divino.
- Ya, si ya sabía yo que los empresarios vivían como dios.
-Va errado usted, amigo. Aún no he podido hacer dinero. Y cuando lo hice, me pasé dos años en la cárcel.
-¿Dinero negro?.
-En efecto, blanco y negro. Mi fotocopiadora no tenía tintas de colores.
-Pues me iba a marchar, pero lo he pensado mejor y si vuelvo otra vez a casa sin empleo, mi mujer me mata. Así que acepto el puesto.
-Piense que si usted se incorpora a mi plantilla, será el único, porque yo me largaré a ver mundo.
-¿Le gusta viajar, eh?.
-No, me he comprado un Atlas.
-Y luego dice que no es rico. Menudo coche tiene aparcado en la puerta. De 2500c.c., 800cv.,de ruedas giratorias, marca Mercedes Benz...
-Está aparcado, pero no es mío.
-Bah, excusas. Todos los burgueses son iguales.
-Yo no. Yo sólo quiero planificar mi vida de forma calculada e inteligente. Pretendo trabajar 20 o 30 años y retirarme.
-¿Y cuántos tiene ahora.?
- Tengo 47, voy para 51.
-Un tío listo.
-Sabe, C.J., creo que vamosa acabar entendiéndonos. Le voy a dar un buen anticipo, y puede empezar el lunes. Tenga.
-!Pero si estos billetes son los de blanco y negro, hombre!.
-Es que si no consigo rentabilizarlos de alguna manera, no sé cómo le voy a poner los cartuchos de color a mi vieja impresora.
-Pues tenga usted, jefe, ya le presto yo algo de pasta.
-Jopé, Barnie, estos billetes son magníficos. !Qué colorido!.
-Y eso que el mapa de Europa me ha salido sin la nariz de Portugal ni el tacón de Italia, que en cuanto me afine del todo en el dibujo, voy a triunfar que te mueres.
-Ay, con tanta charla, se me ha ido en santo al cielo. ¿Qué hora es?.
-Jueves.
-Pues hasta el lunes a las ocho, podíamos irnos al bar del Ambrosio, a ver si le colamos algún billetito, como siempre está mamao...
-Pues vale, jefe Adam.
-Si señor, que pa cuatro ratos que vive uno...


Hoy en día, Adam y Barnie son requeridos por cientos de miles de clientes, y buscados en más de cincuenta países.
Fin.