Me preocupaba que te dejaras, que te abandonaras el corazón creyéndote, sintiéndote fracasado en tu empeño, en tu sueño, en tus esperanzas, en tu felicidad.
Me preocupaba la idea de que te refugieras en tu casa, en tu cama, en tu desidia, en dejar pasar el tiempo, en las pocas ganas. Me preocupaba que amontonaras los recuerdos como si fueran despojos que ya no sirven de nada. Me preocupaba que tus alientos se volvieran humo de muchos cigarros y al respirar el aire, tosieras con gravedad en tus pulmones demasiado tiempo, demasiadas bocanadas.
Me preocupaste en silencio, muy muy en silencio, pues sabía bien todo lo que te rodeaba, todo lo que te acechaba. La vida, sin yo buscarlo ni entender porqué, me había puesto al alcance de mis ojos y mis oidos toda una realidad, demasiado absurda, demasiado falsa, y por mi afecto hacia ti, por mi ilusión de que eso no fuera realmente así simple y torpemente. me preocupabas.
Me dediqué a escribirte, me preocupabas. Te agobiaban unas simples palabras mías que no se acompañaban de hechos, que no rompían tu vida, que se supone no leías ni a escondidas. me preocupabas. Me dediqué a imaginarte como un niño feliz, resolutivo, generoso. me preocupabas. No sabía si alguna de mis palabras te alcanzaría, no entendía qué más podía hacer, hablarte ya era inútil, no escuchabas, volver a hablar con los demás una temeridad, no existía voluntad de entendimiento todo te llegaba difuso, te lo disfrazaban, habías levantado un muro de intolerancia y tozudez cercándome con distancia para que no pudiera moverme y yo, en medio de ese círculo de despropósitos que alentaban mi soledad y los desdenes de los demás, yo cerraba los ojos y. . . lloraba. . . porque me preocupabas.
No hay que cambiar todo lo feo, me aconsejaste por teléfono en un instante de sentirte amigo, no lo hagas, me dijiste volcando en mi tus esperanzas, Y yo, yo me quedé aún más preocupada, más distanciada. Solo sé ser así, pensaba, convirtiendo lo feo en bonito, poniendo luz, un pequeño brillo de ilusión en cualquier mirada, solo sé esforzarme, abrigar esperanzas de que las personas dejen de lastimar, de envidiar, ¿cómo se hace para dejar de ser como soy y sentirme propia y no ajena, asimilada a personas más derrumbadas?, yo no quiero dejar de ser así, soy como me siento, como me intuyen las personas que me aman y si eso te desespera, te aburre, te colma, si lo rechazas, si eso me aleja aún más de ti, me destrozas los sueños y me rompes el alma, pero aún así es imposible cambiarlo, no dejaré de ser así por mucho que me duela que no me aceptes en tu vida tal como soy, que no te guste, por mucho que desearas que hubiera sido. . . mucho más despreocupada.
Me preocupabas, me mantenías en vilo, Me negabas tantas veces mi derecho a protestar, mi derecho a tener dudas de ti, mi derecho a equivocarme y que no pasara nada, me negabas tantas veces mis propias lágrimas que de tanto negarme, de tanto rechazo, de tanto ahogarte y ahogarme en desprecios. . . me preocupabas.
Cuando te echaba de menos acudía con ilusión a ver tu foto guardada con cariño pero guardada, me descubría rozando con mi mano tu recuerdo acudía a tener un pequeño pellizco de cercanía de ti; en mi soledad me sentía dulcemente acompañada y ese pequeño instante de sueños, ese breve tiempo de intimidad era el único momento del día en que nada me preocupaba.
Pero anoche te acercaste a mi oído, como tantas noches que me cubro con un manto de sordas esperanzas y me hablaste; tu voz sonaba distinta más humana, más calmada, apenas dijiste nada, no logro recordar que hablabas pero al despertar sentía que ya no me preocupabas.
Esta mañana me resistía a creer que realmente tú me hablaras, habrá sido otro cruel sueño que casualmente termina en nada, me decía desesperanzada.
Y ahora durante unos segundos he llorado como una niña, abrazada a mi almohada, he necesitado descargar un tiempo reunido en recuerdos, roto en millones de segundos y he entendido que andas tan dentro de mi que incluso aunque te abandone en mi corazón siempre tienes un aliento de esperanza que descubrirme en los ojos.
¿Alcanzaste tu sueño? Entonces ahora simplemente sonrío, tal vez no pueda abrazarte ni jamás veas mi mirada emocionada, y riendo y llorando no me salgan ya palabras pero, ¿crees realmente que no está contenta mi alma??
Ha dejado de preocuparme para siempre todo lo que me preocupaba.
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Amigos lectores, siempre llega ese tiempo en que algunas preocupaciones dejan de tener sentido, desaparecen y por ello todo un pensamiento gira, gira y cambia.
Claro que nos preocupamos por esa persona a quien se ha entregado tanto cariño ... tanto amor aún cuando se ha ido. Tal vez nunca se de cuenta que esa preocupación terminó al saber sus sueños y sus metas alcanzadas. Así siente un corazón que se entrega. Sabes ... estoy preocupada por los amigos que hace tiempo no veo. Me preocupa que les impide volver. Fíjate ... igual que en tu cuento, dejará de preocuparme lo que me preocupa cuando regresen. Entonces, miraré en la distancia y sonreiré. Felicitaciones por volcar tu alma en este rincón.