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Categoría: Aventuras

Bandolero, comienza la aventura.

La luna redonda y hermosa como un queso, con su rostro de madre buena y atenta, arrojaba su luz sobre el oscuro, casi tenebroso, océano de campos y dehesas, en compañía de un sinfín de estrellas y luceros.
Al fondo, al otro lado de la legión de olivos que lo cubría todo, una villa de casitas blancas y campanario emergente dormía plácidamente mientras el viento de Sierra Morena traía silencioso los lejanos aullidos de los perros salvajes.
En las calles del pueblo, llamado Olivos del Moro, todo era calma y silencio, y ni siquiera los grillos escondidos entre los matorrales de la plaza se atrevían ya a romper esa quietud.
Pero en un rincón alejado, cerca del final de las calles, una voz dulce resonaba entre las paredes de azulejo y cal.
Y es que en aquella callejuela, un hombre apoyado junto a una fuente recitaba a su amada, que le escuchaba amorosamente desde el balcón, con un clavel en el pelo:

- Morena de ojos luceros, morena con carita de ángel, regálame esos besos tuyos, porque si no yo me muero.....

De repente, la poesía y la calma de la villa se vieron truncados por gritos estridentes y trotar de caballos:

- ¡Prended al bandolero!¡Por el rey Fernando!

Al oír tales voces la mujer cambió su sonrisa por una amarga mueca de preocupación, y mirando al otro lado de la calle, susurró temblorosa:

- ¡Los soldados!¡Corre, amor, huye!

- Volveré mañana, Verónica de mi alma, te amo, no lo olvides- dijo él mientras subía a su caballo. Y antes de que ella pudiera siquiera despedirle con la mano, desapareció al galope.
Ella, por su parte, entró en la casa antes de que los soldados la vieran, y apagó la luz.


- ¡Más rápido soldados, daos prisa o se nos escapará!- gritó el superior de los ocho soldados que perseguían campo traviesa al bandolero, un Capitán severo y mezquino recién llegado de Madrid.
Pero pese a sus esfuerzos por alcanzarlo, pronto se dieron cuenta de que sólo los lobos y los bandidos eran capaces de orientarse en aquella tremenda oscuridad, y volvieron furiosos al pueblo.

- Te has burlado del ejército durante todos estos años, necio bandolero, pero la fiesta pronto se te va a acabar, como que me llamo Don Miguel de Segura- dijo para sus adentros, y esbozó una cruel sonrisa.
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
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