En todas las historias existe un drama, con obstáculos que atravesar, los cuales generalmente impiden que los personajes principales estén juntos y en la mayoría de esos obstáculos existe un “villano” que dificulta la historia, en muchas de ellas, existen momentos trágicos donde mueren personajes, momentos donde hay romance y donde también hay decepción; es por todo esto que comparo a la vida con una esas historias de libro, porque todas esas historias fueron inspiradas en la vida real, pero ¿donde termina la vida real pera convertirse en una de esas historias? porque nuestras vidas, a veces, contienen un drama dentro, con varios, e inevitables pero necesarios obstáculos que atravesar, pero no creo que ellos sean los verdaderos villanos, porque los obstáculos nos brindan la mejor forma de aprender “la experiencia de haberlos tenido” y un villano nunca tiene la intención de dejarnos ventaja, y hasta a veces, nuestras vidas, tanta similitud tienen con esas historias, que los mismos obstáculos también impiden que dos personas estén juntas, donde el verdadero villano, muchas veces, pasa a ser “la distancia” y el destino de alguno de los dos que se empeña en mantenerlos separados, pero en las historias esto no sucede, porque la mayoría de las veces el “villano” es físico, pero ¿como vencer a un villano tan poco tangible, predeterminado, pero difícil, como la distancia?, porque si las historias de libro las elaboran los propios hombres, ¿quién elabora las historias de los hombres?, muchos se lo adjudican al destino, que según ellos, ya está predeterminado para cada uno de nosotros, así como predeterminamos a los personajes de esas historias cuando las escribimos, otros, se lo adjudican a la ficticia idea de un Dios, que ordena nuestras vidas tal como el crea conveniente, pero... ¿es este “Dios” aficionado a la literatura, y nos maneja como nosotros a los personajes de nuestras historias?, porque si sería así, siempre terminarían ganando los buenos, casándonos con quien siempre quisimos, venciendo al malvado villano y todos felices, donde lo justo siempre esta mas allá de lo que no lo es, pero dado por sentado que la vida muy poco de esto tiene... ¿cuál será la idea de lo “justo” que él tiene?, porque si a las pruebas nos remitimos, creo que es muy distinta a la de nosotros, ya que en la vida real poco queda que sea justo, porque a pesar que nuestra idea de justicia, sea corrompida por las tentaciones humanas que nos caracterizan por ser hombres, nunca se llega a la justicia absoluta, por supuesto que cada uno tendrá su propia opinión al respecto, porque cada uno lo mira dentro de su propia historia, pero no creo que él nos maneje como historias individuales, sino como a un sólo y enorme drama literario, donde la individualidad esta sólo en nuestra participación dentro del mismo y tan compenetrados estamos dentro de nuestro papel que siquiera podemos mirar objetivamente las cosas, como sucesos ordenados con anterioridad y que si lograríamos salir de la subjetividad que nuestro personaje nos exige, podríamos llegar a forjar nuestro propio destino y sin la necesidad de seguir el libreto que la sociedad nos propone y hasta muchas veces también nos exige, pero lamentablemente son pocos los que se dan cuenta que están rodeados de hilos invisibles en todas sus extremidades físicas que predeterminan sus movimientos como marionetas en la vida y sólo así, quizá, llegaremos a tener un final como esas historias que tanto anhelamos, pero sólo escribimos, y animarmos a vivir la nuestra, donde lo justo deje de ser sólo ficción y creemos, sin interceptar los papeles que los demas cumplen en esta gran historia de la vida, nuestro propio concepto de “justicia”, porque los que dicen que ya todo esta inventado, sólo son robots, programados por la sociedad, ya que todos los conceptos, hasta los mas simples, se encuentran en blanco, esperando que cada uno de nosotros le demos una nueva definición y utilidad, para que nos sirva en nuestra propia y nueva historia, pero eso si... lejos de aquellas necias marionetas, que siguen dejándose controlar por “dios” sabe quién...