¡hora,
que cansada
pasas!,
debajo del agua
se haya,
rendido tu cuerpo,
que se desvanece;
como una roca.
El pàlido
pincel
en el lienzo,
se constriñe.
Pelo
mojado,
que flotas
en la nada.
la brazada
que fùtil
avanza
en la evaporada
cascada.
Hora;
¡que atenta
miras
vivir a los prados
descontentos!;
desconsuelas.
Hora,
¡que atenta!,
y notas rugir
el quebtranto
incierto.
Es
esta
atenta hora,
¿que miras?,
¿a la noche
vivir?..,
¡llena de contento!
Las aguas,
atentas,
se diluyen,
debajo,
las rocas boreales
y los matorrales
se desviven
y tu,
¡desafias!,
con tu belleza
a la agònica
tibieza
de aquel
honrado bosque;
seduces.