Eran las 8:30 de la noche, los periodistas y escritores, esperabamos impacientes la llegada del maestro. La estancia se iluminaba con luces tenues, una alfombra roja, lo conduciría a una gran silla de caoba, situada frente a nosotros. Era la primera vez, que una personalidad como aquella, llegaba a nuestro pequeño pueblo sin vida. Todo el que pudiera captar aquel instante pasaría al libro de la fama. Alguien dió el aviso de que ya había llegado. Su enigmática figura se abrió paso, entre aquellos que estiraban su mano para tocar su manto, que según historias y leyendas, era milagroso. Al fin logró sentarse. Inmediatamente saqué de mi bolso una pequeña grabadora y traté de obtener cuanto pude. La entrevista no duró mucho tiempo, pues él tenía que viajar a otros lugares del mundo para seguir transmitiendo su mensaje de amor y fe. Entonces regresé a mi departamento, estaba realmente cansada, tomé un baño caliente, me senté a la mesa, busqué entre mis cosas la grabadora, presioné el Play, que sorpresa no había casette dentro.
Había perdido la oportunidad de pasar al libro de la fama, pero obtuve algo mejor: la oportunidad de recibir la fuerza, sabiduría y amor que irradiaban de él.
les dire que son muy malos deberian escojerlos mejores, y deberian dejar que se puedan copiar bye como son feos