Por los verdes parajes de aquella pradera, iba correteando una loba a una oveja que se habia quedado atras de las otras, de un salto se le hechó encima y con sus fauces la agarró del cuello, la pobre oveja se retorcia de dolor al sentir aquellos colmillos desgarrar su cuello, rápidamente la loba mató a la oveja y se la llevó en su hocico a su cueva, donde impacientes la esperaban sus lobeznos con hambre, se acomodó de tal manera que sus lobeznos le mamaran la leche mientras ella devoraba la carne de la oveja. Mientras los ganaderos de la región se habían agrupado para salir en caravanas, cansados ya de las pérdidas de ovejas por culpa de los lobos, en su cueva, la loba había escuchado los pasos de los cazadores, aunque su cueva estaba en una colina muy difícil para llegar a ella, sintió temor por la seguridad de sus lobeznos, salió en busca de un lugar más seguro, y lo encontró mas arriba de la colina, así que se fué llevando uno por uno de sus cinco lobeznos, cuando ya había trasladado a cuatro, vió con horror la figura de un cazador fuera de la cueva donde estaba el último de sus hijos, decidió no acercarse más y se alejó de allí para ir con sus otros hijos, dejando a éste último a merced del cazador, aunque éste no se había percatado de la presencia del lobezno, el cual murió de hambre y de frio al caer la noche pues había salido de la cueva a buscar a su madre, quedando su cuerpecito a merced de las aves de rapiña que ya merodeaban el lugar. Mientras en la otra cueva, los restantes cuatro lobeznos esperaban a su madre, cuando llegaron los cazadores y los agarraron para meterlos en una bolsa de lona que llevaban, planeando ya su venganza, regresaron al poblado muy alegres con sus presas, pues pensaban matarlos y exibirlos en el pueblo en señal de triunfo. Mientras tanto, la loba al regresar a la colina, vió a las aves de rapiña volar cerca de la cueva donde había quedado su quinto hijo, encontrándolo muerto, lo agarró con su hocico para llevarlo a otro lugar, y con sus patas empezó a cavar un hoyo, enterrando allí a su lobezno muerto, cubriendo el hoyo con hojas para que las aves de rapiña no lo encontraran, triste la loba regresó a la cueva en busca de sus otros hijos, no encontrándolos ya en la cueva, desesperada salió a buscarlos por los alrededores, sin éxito, pues sin saber, ya sus lobeznos se encontraban colgados en el pueblo, siendo exibidos por los cazadores. La loba estaba muy triste por la pérdida de sus hijos, pues no alcanzaba a comprender el porqué se los habían arrebatado. Ya que su naturaleza de supervicencia era cazar a otros animales para comer y poderles dar de sus comer a sus hijos.