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Un día de junio con el cielo azul como un completo mar en calma, mamá sentó a Claudia y a sus dos hermanos mellizos Enrique y Arancha y les dijo:
- Este año no podremos ir al pueblo, ni tampoco ir a un lugar de playa niños. Como veis tenemos muchos gastos y por eso este año papá y yo hemos decidido que no podemos ir de vacaciones.
Los niños asintieron y se levantaron de la silla cabizbajos:
- ¿Pero de verdad no vamos a ir a la playa? Si no vamos no podremos comer helados, ni jugar con otros niños en la piscina del hotel, ni tampoco veremos esconderse al Sol mientras todos paseamos...
- Todas esas cosas están muy bien niños, pero todo eso supone mucho dinero. Sería bueno que empezáis a valorar más las cosas que tenéis – contesto mamá seria.
- ¿Valorar? ¿Cómo se hace eso? – Preguntó Arancha, la más pequeña-.
- Vamos a hacer un juego para que lo entendáis. Vais a coger unas cartulinas de colores y escribiréis y dibujaréis en ellas cosas que os guste hacer en nuestro barrio, en nuestro parque, con las cosas que teneis y con cosas que os inventéis pero que se puedan fabricar por vosotros mismos. Sin tener que comprar nada nuevo, ¿de acuerdo?
Claudia miró a sus hermanos y empezó a pensar en todas las cosas que podía escribir en sus cartulinas.
Mamá llegó con las cartulinas y los tres se pusieron en la alfombra de la habitación con todos sus juguetes alrededor. Claudia pensó: ¿Cómo sería no volver a jugar con ellos? Miraba a su muñeca favorita, los trenes y los peluches. Se puso a dibujar. Dibujó las riquísimas pastas de la abuela y a ella y sus hermanos jugando en el parque al escondite y pensó en todo el tiempo que tendrían libre para reír y jugar en vacaciones.
La tarde pasó tranquila mientras los niños dibujaban con tizas de colores y acuarelas luminosas. Enrique y Claudia se pintaron las narices unos a otros y sus risas llenaron cada rincón de la casa.
Cuando el papá de Claudia llegó no entendía qué estaba pasando y la niña se lo explicó rápidamente:
- Estamos jugando a imaginar cómo disfrutar de este verano sin nada nuevo. Ya casi lo tenemos, ahora te lo enseñamos.
El padre esperó esperó intrigado y cuando los niños salieron de la habitación corriendo con sus cartulinas terminadas se quedó muy sorprendido. Claudia, la mayor, tomó la palabra:
- Mira papá esto son cartulinas con amaneceres dibujados para pegar en las ventanas para no echar tanto de menos los amaneceres de la playa.
En esta otra cartulina aparece la receta de las pastas de la abuela del pueblo. Nos ha dado la receta por teléfono para que mamá pueda tratar de hacerlas como ella.
En esta otra cartulina Enrique ha dibujado montañas y un bocata para que os acordéis de que podemos hacer excursiones por aquí cerca como las que tanto nos gustan.
Y aquí Arancha ha dibujado todos nuestros juguetes en un parque porque nos gustaría salir a la calle con ellos y poder disfrutarlos con nuestros amigos.
En este momento llegó mamá y cuando vio la sonrisa de papá se abrazaron y dieron un gran aplauso a los niños por su esfuerzo.
- Chicos, estamos muy contentos y orgullosos de vosotros. Esto es valorar lo que tenemos.
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