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SIDE AL CIELO

Acababa de morir y nada era como me imaginaba, era distinto... pero aún continuaba viviendo de otra manera. Parecía estar echado sobre una cama, en un lugar cálido, y aún con los ojos cerrados sentía que el aliento no me dejaba...

Abrí los ojos con susto y no pude creer lo que veía, estaba en una especie de pequeño planeta pequeño y recordé el libro del principito. Me levanté y vi, no lejos de donde estaba, había una casa pequeña, y en la puerta había una señora muy vieja que, agitando sus manos una y otra vez, parecía llamarme.

- ¡Pequeño! - escuché -. ¡La cena está lista!...

Me levanté y fui caminando hacia ella. Antes de entrar a la casa, en el umbral, miré el cielo que me cubría. Era inmenso, tenía muchos vivos colores, mundos de tamaños diferentes, estrellas brillando como si fueran luces de un árbol navideño, y todos parecían estar en su lugar, como si fuera una feria y todos giraran alrededor de algo, o alguien, no sé, pero era en verdad todo era hermoso...

Entré, y en un lugar de la casa había una mesa con dos platos llenos de comida. Le pregunté a la viejecilla quién mas iba a cenar. Me respondió que sólo yo.

- ¿Y ese plato servido, para quién es?

Ella sonrió y me dijo que había un solo plato, y era solo para mí. Cené contrariado y antes de terminar vi que un muchacho se sentaba a mi lado y se tragaba todo el otro plato servido, y luego, sin decir nada salió de la casa muy apurado. Iba a preguntarle a la vieja acerca del tipo pero preferí no decirle nada y salir tras de él.

Le vi tumbarse sobre el mismo lugar desde que abrí los ojos por primera vez en este pequeño planeta. Me acerqué y le pregunté quién era. Pareció no escucharme, y volví a preguntarle, pero fue igual. Le quise dar un empujón como para despertarle, no pude, pues mi pie atravesó su cuerpo como si fuera un espejismo. Me quedé observándole por mucho tiempo, y al poco rato vi que alguien muy viejo bajaba desde el cielo, o de otro planeta y le despertaba. Esta vez se levantó y juntos los dos se fueron volando hacia algún lugar de todo el universo, en donde mis ojos tan solo veían colores y estrellas... Agité y levanté mis manos, diciéndoles adiós.

¿Estoy en el cielo?, me preguntaba. De pronto, una voz que salía de la casa, respondió: "No, estás en la vida sin fronteras". Me acerqué a la casa, entré y vi a la vieja barriendo y ordenando todas las cosas con una pluma que agitaba y agitaba como si quisiera matar las moscas que no existían. Me puse a mirar el interior de toda la casa y encontré, colgados de todas las paredes, una serie de cuadros en donde estaba yo retratado desde que era un niño hasta mis últimos días, y entonces vi que los ojos de todos mis rostros empezaban a moverse, y supe que la voz que había escuchado era la mía, o la de todos ellos...

Aún no oscurecía y salí un momento de la casa. Me puse a pasear por todo el planeta que no era tan limitado como imaginaba. Había árboles de colores, y flores de tamaños variados, animales de formas, tamaños y colores que nunca imaginé, y lo increíble de esto era que todos hablaban el mismo idioma que yo, pero aun así me sentí solo... Regresé a la casa y decidí dormir. Apenas cerré los ojos empecé a soñar... Y soñé que tenía otros tipos de vidas, y en cada una de ellas, era totalmente feliz. Sentí que si esto era el cielo, sólo siendo feliz podría continuar existiendo…


Marzo del 2005.
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 13726
  • Fecha: 06-03-2005
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 6.22
  • Votos: 64
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2380
  • Valoración:
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